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La generación distribuida: una oportunidad para el mundo rural

El fuerte descenso de los precios de la industria fotovoltaica ha propiciado que los sistemas fotovoltaicos se hayan convertido en una herramienta importante en el proceso de descarbonización de la generación de energía. En España vivimos un boom de estas instalaciones y las perspectivas de crecimiento son cada vez mayores.

Sin embargo, el crecimiento desordenado de las grandes plantas fotovoltaicas está teniendo una importante respuesta social, que no es una oposición a la energía fotovoltaica en general, sino una oposición a la forma en la que se están desarrollando algunos de estos proyectos.

Si partimos de la base de que todas las actividades humanas tienen impacto en el medio ambiente, no es menos cierto que tal y como se están desarrollando, muchos de estos proyectos no son respetuosos ni con el medio ambiente, ni con el territorio, ni con sus gentes. Personas que sienten que se coloniza su territorio para suministrar energía a otras gentes y otros territorios y que condicionan sus posibilidades de desarrollo sin obtener nada o muy poco a cambio.

Es evidente que el factor de escala juega un papel importante. Cuanto mayor es la planta fotovoltaica, más terreno ocupa y más impacto medioambiental provoca. La única razón para hacer plantas fotovoltaicas cada vez más grandes es que cuanto mayor es la planta, más elevada es la rentabilidad de la inversión. Ante esta situación muchos ayuntamientos se están oponiendo a la instalación de grandes parques fotovoltaicos en su término municipal.

Si atendemos al carácter distribuido de la tecnología fotovoltaica, los sistemas de autoconsumo, el autoconsumo compartido, las comunidades energéticas y, en suma, la participación de todos en la producción y consumo de energía deben de ser prioritarios, implicando activamente a los ayuntamientos en la transición energética. Curiosamente, nadie se opone a este tipo de instalaciones.

Además, hay otras soluciones que apenas se han empezado a desarrollar en España. La agrovoltaica es una de ellas, entendida como el uso conjunto e inteligente de la tierra para la agricultura y la generación de electricidad con instalaciones de energía solar fotovoltaica, y que puede contribuir al desarrollo sostenible de las zonas rurales. Los agricultores tienen la oportunidad de producir su propia energía y/o desarrollar nuevas fuentes de ingresos sin perder la productividad de sus tierras.

Esta tecnología también podría hacer que los cultivos agrícolas sean más resistentes frente al cambio climático. Los sistemas agrovoltaicos ofrecen protección contra la radiación solar excesiva, el calor, la sequía y el granizo. En veranos muy calurosos y secos, esto puede significar rendimientos de cultivos por encima de lo habitual, además de los beneficios de la generación con energía solar. Mediante esta tecnología podemos generar electricidad renovable sin quitar recursos de tierras de cultivo para la producción de alimentos y, lo que es más importante, con la participación activa de los territorios y sus gentes.

Esta tecnología se está desarrollando en otros países como Japón, Corea, China, EEUU, Francia o Alemania. Unos sistemas cuyo diseño debe tener en cuenta el tipo de cultivo y las condiciones climáticas de cada lugar, lo que exige un esfuerzo extra de investigación para conseguir resultados óptimos.

En España contamos con grandes recursos agrícolas y gran experiencia en tecnologías fotovoltaicas, por lo que deberíamos aprovechar las posibilidades del uso dual de la tierra, añadiendo a su uso tradicional la producción de energía eléctrica. Los sistemas agrovoltaicos pueden ayudar a integrar producción de energía y desarrollo local, con beneficios para todos. Estos sistemas han pasado, a nivel mundial, de 5 MW instalados en 2012 a alrededor de 2.800 MW en 2020.

La urgencia del cambio climático hace que tengamos que aumentar de forma exponencial la potencia fotovoltaica instalada y parece evidente que, al ritmo de instalación actual de sistemas de autoconsumo (en España en 2021 fue de 1.203 MW), las grandes plantas son necesarias. El problema es cómo desarrollarlas de manera que minimicemos su impacto y maximicemos el beneficio sobre los territorios, de forma que sean una oportunidad para el desarrollo local. Así, los tamaños de las plantas deben ser acordes a la realidad del territorio y no sólo a la capacidad de evacuación de la red eléctrica. De la misma forma hay que empezar ocupando terrenos poco valiosos desde un punto de vista agrícola y medioambiental y son los municipios afectados los que deben poder decidir sobre la idoneidad de estos. La elección de los terrenos está condicionada también por la proximidad a los puntos de evacuación de la red eléctrica, creando, además, un problema añadido por el efecto acumulativo de diferentes proyectos en el mismo territorio, con líneas de evacuación que se cruzan entre ellas.

El consumo eléctrico de los municipios pequeños puede ser cubierto utilizando un porcentaje pequeño de su territorio, con sistemas de autoconsumo individuales o con pequeñas plantas fotovoltaicas, creando sus propias comunidades energéticas para su autoabastecimiento de energía.

¿Cuánto territorio municipal se puede ocupar con plantas fotovoltaicas sin comprometer el desarrollo futuro del mismo? ¿Qué impacto tienen estas plantas en el desarrollo económico local? ¿Es razonable ocupar tierras productivas para este fin? ¿Que impacto es admisible sobre la biodiversidad? Todas estas cuestiones deben ser resueltas si queremos que la transición energética sea una transición justa y aceptada por todos.

De igual manera, los ayuntamientos deben potenciar y desarrollar iniciativas que fomenten el autoconsumo, el ahorro y que disminuyan su dependencia energética. Todos somos consumidores de energía y todos debemos responsabilizarnos tanto de su producción como de su consumo.

Hay que exigir también a nuestros responsables políticos leyes y normativas que favorezcan la generación distribuida en sus diferentes formas, simplificando al máximo los trámites administrativos y con políticas activas de incentivos. Los municipios, y en especial los pequeños, tienen pocas capacidades para emprender estas acciones y necesitan ayuda y asesoramiento.

En los sistemas democráticos las soluciones siempre pasan por más planificación, más diálogo, más transparencia, más participación activa de todos y más solidaridad. Nadie va a venir a resolver nuestros problemas. Lo tenemos que hacer entre todos.

Mariano Sidrach de Cardona – Catedrático de la Universidad de Málaga y Vicepresidente de la Fundación Renovables

 

El autoconsumo colectivo y las barreras que deben superarse para su amplia implementación. Lecciones de nuestro viaje

Este artículo explicará las oportunidades y barreras del autoconsumo y, con más detalle, el autoconsumo colectivo. Trataremos de contar nuestra experiencia en el sector y cómo creemos que este problema debería abordarse, ya que ha habido una gran cantidad de revisiones con respecto a todas las regulaciones que afectan el autoconsumo, tanto individual como colectivo.

Dado que el asunto ha sido analizado por otros con más experiencia en temas regulatorios, me gustaría destacar lo que hemos aprendido en nuestro camino en el sector y, al menos, ayudar a otros a no cometer los mismos errores.

Si hemos aprendido algo de nuestros esfuerzos en el mercado, desde el comienzo de Pylon Network en los últimos 3 años, es lo siguiente: los consumidores no se preocupan por la tecnología que utilizan; lo que les importa es su experiencia de usuario (su viaje) al usar un servicio o producto. En otras palabras, conveniencia, simplicidad y servicios personalizados con mínimas interacciones.

En la era de la digitalización del sector energético, los servicios digitales que mejoren la experiencia de todo el «ciclo de vida» del autoconsumo colectivo y cubran las necesidades de los consumidores, pueden desempeñar el papel de catalizador que necesitamos para la implementación a gran escala del autocontrol colectivo.

En base a estas lecciones, destacar algunos temas importantes desde el punto de vista legal y técnico.

Obstáculos técnicos y legales en el autoconsumo

Procedimientos para la legalización de instalaciones

En la etapa de permiso y planificación hay varios cuellos de botella y hemos identificado estos dos como los más importantes:

  • Gran parte del proceso de permisos corresponde a la jurisdicción de las comunidades/municipios. Debido a la novedad de los esquemas colectivos de autoconsumo, muchas regulaciones en este nivel están desactualizadas (o aún por modernizarse), lo que ocasiona inconvenientes y/o costes  adicionales para la instalación. Además, el que difieran de un municipio a otro, agrega complejidad al proceso.
  • Por lo tanto, es necesaria la unificación y modernización de los procedimientos de planificación y permisos. Su digitalización tiene, por supuesto, un papel central que desempeñar. Los gobiernos regionales serían la opción más lógica para organizar y asumir la responsabilidad de la operación de un proceso de permisos digitales unificados.

No se puede poner barreras a la legalización porque  la consecuencia será la no legalización de los proyectos.

Compensación de excedentes en autoconsumo colectivo, inyectado a la red

Desde el 1 de marzo, los prosumidores españoles pueden ser compensados por sus comercializadoras por el exceso de electricidad que inyectan en la red.

Las nuevas tarifas tienen el potencial de crear un océano azul en el sector de la comercialización de electricidad con oportunidades para nuevos modelos de negocio, ofertas personalizadas para los consumidores, mayor competencia y mayor compromiso de los consumidores finales con el mercado energético.

Sin embargo, una gran incognita es si los consumidores podrán comprender los beneficios potenciales en un entorno más complejo que el actual y si estos nuevos modelos y servicios serán suficientes para involucrar y recuperar la confianza de los consumidores finales.

Es importante destacar los cambios que provocará  la introducción de las nuevas tarifas al consumidor, que también afectarán al mercado de autoconsumo y, más específicamente, la compensación, y por lo tanto, el retorno financiero de las instalaciones de autoconsumo.

Coeficientes “dinámicos” VS “estáticos”

Está claro que un coeficiente estático de distribución de energía no es la forma óptima de distribuir la energía producida por una instalación colectiva. En Pylon Network, consideramos necesario integrar un sistema dinámico de distribución de energía que permita que la energía producida se distribuya cada hora a todos los participantes del autoconsumo colectivo. De esta manera, logramos autoconsumir la máxima cantidad de energía posible durante cada hora, aumentando el rendimiento financiero de la instalación y los ahorros logrados por los autoconsumidores (ahorros del 50% en el precio de la energía autoconsumida). En otras palabras, una situación de beneficio mutuo para inversores y consumidores. Además, no temenos que olvidarnos  de las comercializadoras de electricidad, que son libres de unirse a este modelo, y dado que son las que financian y administran la producción entre los clientes asociados, estaríamos hablando de una situación de triple ganancia.

 

¿Quién gestionará el funcionamiento de la instalación colectiva de autoconsumo?

En primer lugar, no es una tarea fácil ya que requiere flujos de energía complejos e interacciones de múltiples agentes, por lo que no hacerlo de manera eficiente puede ser costoso (o incluso no factible).

Utilizar un software o protocolo estandarizado, o un agente neutro, para gestionar todas estas interacciones es clave. Simplificar y optimizar el cálculo de coeficientes estáticos y dinámicos e incluso readaptar todos estos parámetros en función del alta y la baja de nuevos consumidores (CUPS) asociados a una instalación colectiva es algo muy necesario.

Por ejemplo, en Portugal, las regulaciones permiten que un tercero, el gestor de autoconsumo, asuma la responsabilidad operativa de la instalación, actuando como gerente, y siendo el interlocutor central entre los consumidores, las comercializadoras, el dueño o los dueños de la instalación y las distribuidoras. Esto facilitaría la operación a los clientes y ayudaría a las comercializadoras a realizar la liquidación a sus clientes asociados a una instalación colectiva, además de mejorar la interoperabilidad de intercambio de información entre los Sistema de gestión de clientes por Internet (COMS, por sus siglas en inglés) y las distribuidoras.

Sin embargo, en España, este tema sigue abierto y no se han proporcionado especificaciones.

Gerard Bel Piñero – CEO – Pylon Network