Archivo de octubre, 2021

Imaz, la crisis de la electricidad y la transición energética

No hay peor mentira que una media verdad, dice el refrán. En esta conferencia, el CEO de Repsol afirma que “no es de recibo que haya que enfrentarse a meses en los que las familias tengan que pagar la electricidad a 220 o 250 €/MWh o que haya industrias que tengan que parar porque no pueden afrontar los costes energéticos”.

Imposible estar en desacuerdo. Pero achaca esa subida de precios casi exclusivamente al precio de las emisiones de CO2 en el sistema europeo de emisiones, ETS. Sin más.

Esta gráfica muestra la subida del precio de la electricidad en toda la Unión Europea desde julio de 2020 a octubre de 2021. Abajo, en verde, el efecto del precio del CO2. Arriba, en gris, el efecto de la subida del precio del gas natural fósil.

Como veíamos en este resumen del análisis de la AIE, la subida del precio de la electricidad se debe, sobre todo, a la subida del precio del gas natural fósil en los mercados internacionales, combinado con un sistema marginalista de fijación de precios que habrá que revisar seriamente: más del 70% de la producción eléctrica (nuclear, hidráulica, eólica, fotovoltaica y otras) se produce a un coste muy por debajo de los 40-50 €/MWh y menos de un 30% se produce con gas fósil, a esos precios.

El sector de generación eléctrica gana miles de millones anuales con precios mayoristas promedio por debajo de 50 €/MWh, por lo que no parece de recibo que gane decenas de miles de millones aprovechando que el gas fósil está por las nubes, con el resultado de poner contra las cuerdas a la industria y a muchas familias.

De hecho, en España hay 18 millones de contratos del mercado ‘libre”, con tarifas pactadas, fijas (digamos entre 10 y 20 céntimos/kWh, es decir, entre 100 y 200 €/MWh) y unos 11 millones de contratos indexados al precio mayorista, entre los que se encuentran los de la mayor parte de las industrias. Ese tipo de contratos ha sido siempre más ventajoso que las tarifas reguladas, pero no ahora, con el gas casi diez veces más caro que al inicio de la pandemia. Casi todo lo que dice Imaz es cierto, pero lo que no dice, también lo es.

Por ejemplo, dice que parte de la culpa de la subida del precio del gas se debe a que las empresas no han invertido en exploración de gas natural fósil; cierto; o que los bancos no financian esas inversiones; cierto. Pues que inviertan masivamente en plantas de biometano, llamado a reemplazar al gas fósil en todos sus usos. Habla de la posible pérdida de empleo en una acería que tiene que cerrar por el precio de la electricidad. Cierto, pero esa acería debería firmar contratos de suministro de electricidad con generadores, en la modalidad de PPA o subastas, como las recientes ocurridas en España, en las que los precios de adjudicación de más de 6.000 MW han sido entre 20 y 30 €/MWh. Habla de la eventual pérdida de empleos en el sector de refino. Cierto, pero si se realizan las inversiones necesarias para erradicar el gas fósil, mediante mil pequeñas plantas de biometano en cientos de granjas, vertederos, industrias y depuradoras, se crearán cien veces más empleos de los que se pierdan en un puñado de refinerías. Y eso va a ocurrir en toda Europa…

Motor de combustión y neutralidad tecnológica”… Bueno, por fin llegó a su libro, de eso se trataba… A eso ya le contesté en mayo, en esta otra réplica. No es posible reducir las emisiones en ciclo de vida de los motores de combustión, ni ahora ni nunca. En este artículo, basado en un informe del organismo independiente International Council on Clean Transportation (ICCT), se demuestra que las emisiones totales (en el tubo de escape, en la fabricación del coche y en las baterías, en el proceso de refino y distribución y en las fugas de metano) de las diferentes tecnologías son de unos 250 grCO2e/km para los motores de combustión y entre 40 y 80 para los diferentes tipos de vehículo eléctrico, en varias geografías, en 2020. En 2050, esas emisiones serán más de 200 y menos de 40 grCO2e/km, respectivamente.

No hay futuro para los hidrocarburos. Cuando toda la electricidad sea producida con fuentes renovables (incluyendo baterías, hidrógeno, bombeo y biometano), podremos prescindir del gas natural fósil. Y cuando toda la movilidad sea propulsada por tecnologías sin emisiones (electricidad renovable, hidrógeno, amoníaco o electrocombustibles), podremos prescindir del petróleo.

El horizonte de todo eso será 2050 en la UE. y quizás en toda la OCDE, y algo más tarde en el resto del mundo. Y las crisis como la presente solo nos recuerdan que llevamos años de retraso. No será fácil, pero la recompensa final será un clima soportable, una atmósfera respirable, una factura energética muy inferior y millones de empleos netos en la instalación, renovación, operación y mantenimiento de todas las infraestructuras sin emisiones.

Aceleremos la transición. Como sea. No podemos depender de un 75% de combustibles importados.

Por Emilio de las Heras – Experto en Cambio Climático y Economía "

Los inversores en renovables tienen en sus manos que el Presidente pueda cumplir su promesa

Es una realidad que, por la decisión de la Comisión Europea de mantener el sistema marginalista de fijación de precios del mercado mayorista de electricidad, un combustible como el gas natural, con un aporte al mix de generación del 15% en lo que va de año, sea el que fije el precio para toda la generación de electricidad.

Si analizamos la composición del mix que cierra todos los días el mercado mayorista podremos observar que un porcentaje muy elevado de centrales no se benefician de estos precios desorbitados porque su retribución está fijada en función de la rentabilidad establecida de sus activos. Me refiero a todas las centrales que están inmersas en el RECORE, Retribución Cogeneración y Renovables.

Los inversores de estas plantas de forma arbitraria, indiscriminada y con efectos retroactivos, vieron reducidos, por parte de los gobiernos de España de 2010 a 2014, la retribución que regulatoriamente se había establecido y por la que invirtieron, estableciéndose a partir de 2014, una retribución a la inversión de un 7,39%, valor que todos podríamos considerar atractivo si no hubiera sido porque la inversión elegible no fue la que se había acometido, sino la que el Gobierno, de forma unilateral y ajena a la realidad, decidió fijar.

Estas centrales están retribuidas con el precio del pool más una cantidad fija por cada MW de potencia, denominado como coeficiente Rinv, en función de las características de cada central y está sujeto a regularización por periodos de 6 años; el primer periodo acabó el 31 de diciembre de 2019 y el actual finalizará en diciembre de 2025. Con el fin de flexibilizar la revisión, se estableció una regularización intermedia en periodos de 3 años por lo que en diciembre de 2022 se deberán revisar los ingresos percibidos y fijar la retribución adicional para el siguiente semiperiodo a finales de 2025.

La práctica del Gobierno nunca ha sido amigable con los propietarios de las inversiones porque siempre han establecido un precio de pool para el cómputo de la prima a percibir por inversión mayor que las previsiones más habituales; por ejemplo, para 2020 se fijó 54,42€/MWh cuando el precio del pool fue de 34 €; para 2021 el precio establecido fue de 52,12 €/MWh y para 2022 de 48,82 €/MWh, valores todos muy por encima de las previsiones que el mercado ofrecía y que, obviamente, suponen un menor pago fijo hasta su regularización.

La potencia sujeta al RECORE, en función de cada tipo de central, que figura en una Orden Ministerial, con nada más y nada menos que 1.761 páginas, asciende, incluida la cogeneración, a más de 44.000 MW, de los que, obviamente, la mayoría no cobran ingresos adicionales, bien porque han cumplido la edad para percibirlos o porque tienen un valor cero al ingreso establecido como Rinv.

Si nos fijamos en la situación de 2021 y en lo que ocurrirá, previsiblemente, en los primeros meses de 2022, podemos comprobar que con el precio del pool medio de 70 €/MWh hasta septiembre o con una previsión para todo el año en torno a los 110 €/MWh, los inversores renovables en 2021, de acuerdo con la formulación de su retribución, estarán percibiendo, con respecto al valor de pool fijado para este año de 52,12 €/MWh, un ingreso muy superior que deberá ser regularizado cuando finalice 2022. Si consideramos un exceso de 58 €/MWh, el importe a ajustar solo para las renovables, en grandes números, sería de unos 2.000 M€, a favor del sistema. A esta cantidad habría que descontarle lo no percibido en 2020, unos 250 M€, al fijar un precio de cómputo del pool de 20,4 €/MWh, por encima del realmente producido, sin incluir la eólica ya que su déficit estaría ya recuperado en el cálculo de 2021 al tener un ingreso previsto en el RECORE de 80,9 €/MWh. .La situación para 2022, si atendemos a los futuros previstos para el precio del mercado, lo podrían situar en 130 €/MWh, lo que supone todavía un incremento del ajuste de unos 1.200 M€ adicionales.

La pregunta que nos podemos hacer es ¿por qué no regularizamos en 2021 lo que corresponde a 2021? Es decir, por qué no regularizamos estos 2.000 M€ que se corresponden con un 11,1% de los costes fijos del sistema y que supondrían una importante rebaja del precio de la electricidad sobre todo para los consumidores domésticos,  al estar subvencionando estos la tarifa eléctrica de las empresas; los consumidores domésticos soportan por kWh un 60% más de costes fijos que una PYME o 4 veces más que la gran industria.

Esta media permitiría, por un lado, que el consumidor doméstico pueda ver reducida de forma importante su tarifa eléctrica y, por otro, y aquí mi esperanza de que pueda realizarse, que la medida resulte atractiva al permitir que la promesa del Presidente se cumpla.

Los inversores renovables están acostumbrados a tener que lidiar siempre con las consecuencias más desfavorables, pero tienen en sus manos, si así lo establecen con el Gobierno, aliviar la carga a los consumidores más desfavorecidos y evitar que el Gobierno tenga que actuar, como suele ser habitual en los últimos tiempos, de forma unilateral y sin contar con el acuerdo de los agentes del sector.

Una última consideración: si el incremento del precio de pool reduce el valor de la retribución por inversión del RECORE, esta reducción no debería disminuir el monto del futuro Fondo Nacional para la Sostenibilidad el Sistema Eléctrico (FNSSE), hoy en discusión en el Congreso. No sería lógico que el petróleo y el gas dicten la política energética y que, además, se beneficien de lo que ellos, con su volatilidad provocada, han generado.

Fernando Ferrando – Presidente de la Fundación Renovables

Renovables sí, pero póngalas aquí

Quien nos hubiera dicho que existirían movimientos sociales en contra de la principal solución para la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI): las energías renovables. Coexisten tendencias ciudadanas para acelerar la mitigación de las causas del cambio climático con otras contra esas mismas iniciativas. Toda una paradoja que nos puede salir cara.

Hay que reconocer que la raíz del problema está en que se ha dejado todo a la rentabilidad del terreno y al puro rédito financiero. No existen criterios de control u ordenación para definir dónde sí y dónde no. Ya lo analizamos en la Fundación Renovables y propusimos toda una batería de líneas de actuación en el informe Renovables, ordenación del territorio y biodiversidad. La más urgente es revisar el PNIEC con urgencia-antes de la revisión fijada en 2023- para, entre otras cosas, que incluya una escala de priorización sobre el territorio para las instalaciones centralizadas y distribuidas y una zonificación ambiental y socioeconómica vinculante para los promotores, incluso en las subastas de renovables. Aunque suene mal, también hay que poner líneas rojas a algunos proyectos. No todo vale.

Esa urgencia nace del evidente rechazo social, pero tenemos herramientas legislativas y comunicativas para trabajar desde ya mismo; no podemos esperar a que “los aerogeneradores tengan pelo”.

Pero, la solución no es una moratoria, ni mucho menos. No podemos echar el freno de mano en la transición energética porque en ello nos va la conservación del planeta, nuestra salud y el futuro de nuestras generaciones. La moratoria per se generaliza un problema que es particular y localizado en determinadas comarcas; no todos lo hacen mal, hay iniciativas que cumplen con y por el territorio y la ciudadanía.

¿Son pocas? De momento. Ya serán más si aplicamos medidas, pero no paremos. Las renovables son imprescindibles y en eso no hay dudas. Hace 10 años también se realizaban instalaciones y mucha gente las miraba con orgullo, considerándolas como un avance hacia la modernidad que las energías limpias traían a los pueblos. Ahora se ha perdido esa visión, por lo que toca ordenar, priorizar y dar beneficios a los municipios para su propio desarrollo, considerando las instalaciones no como extractivas, sino como impulsoras de la economía local.

Si un promotor llega a un municipio, independientemente del tamaño, alejado de las grandes urbes, con la intención de instalar un parque fotovoltaico o eólico en suelo público, lo primero que debería pasar es que la administración, con la opinión de los vecinos, le diga: “vale, tiene usted estas zonas donde puede llevarlo a cabo. El resto están protegidas porque tienen un elevado valor ambiental y socioeconómico para muchas familias por años de tradición”. Una herramienta que deberían facilitar tanto el Gobierno central como los autonómicos.

Por otro lado, las recaudaciones impositivas o parte de los beneficios derivados de la ocupación de los terrenos, en el caso de que sean públicos, que se destinen a las arcas públicas para generar empleo de calidad en sectores con futuro, como la propia transición energética, o a mejorar la calidad de sus servicios públicos. ¿Por qué no se pueden destinar los beneficios obtenidos a acelerar la movilidad sostenible, instalando puntos de recarga y electrificando la flota de transporte público? El abanico de posibilidades es muy amplio.

Otra de las opciones es que el promotor ofrezca algo a cambio a la ciudadanía de la población en cuestión. Muchos empiezan a predicar con este ejemplo y debería replicarse si existe esa posibilidad. El proyecto Hybrex es un claro ejemplo de por dónde deben ir las soluciones, conjugadas con buenas ideas. En este caso, en la comarca de la Sierra de Montánchez, entre las provincias de Cáceres y Badajoz. Sentarse, hablar, debatir, escuchar, proponer y acordar. Así se construye el futuro de las renovables, evitando el “aquí no”.

El proyecto contempla 4 instalaciones fotovoltaicas que suman en total 120 MW (46,5 MW+22 MW+45 MW+6,5 MW), que generaran 202 GWh anuales y una capacidad de almacenamiento de 50 MWh. Paralelamente, contempla otros 4 parques eólicos que suman 110 MW, con una capacidad de 333,3 GWh de generación anual. Hasta ahí, todo bien, nada de grandes parques de 300 MW ni miles de hectáreas. Pero, la innovación y la idea disruptiva se vislumbra en lo que van a aportar de manera gratuita a los municipios.

Hybrex financiará instalaciones de autoconsumo en los municipios afectados y serán gestionadas por comunidades energéticas. Es decir, pretende otorgar a los ciudadanos de las localidades afectadas la oportunidad y las herramientas de ser partícipes activos de la transición energética, con el consecuente beneficio de una reducción de la factura. Además, exigirá a las empresas proveedoras que contraten a trabajadores de la comarca, con una formación previa si requiere de una fase de especialización. ¿Se pueden hacer bien las cosas? Por supuesto. No todo es negro o blanco.

Este ejemplo no exime al legislador de realizar su función de “regular” a escala nacional, regional y local y no dejar a la bondad de los promotores estas ideas. No podemos caer en dogmas irracionales como el de que las renovables son un peligro; al contrario, el peligro vendrá si no las instalamos con criterios racionales de ordenación, mejorando el bienestar y la economía de los municipios aledaños.

En algún momento, mejor cuanto antes, resonará el eco de esta frase en los consistorios de toda España al recibir la petición de un proyecto: “renovables sí, pero póngalas aquí”. Y habrá merecido la pena construir las soluciones desde el consenso.

Ismael Morales – Responsable de Comunicación de la Fundación Renovables