En numerosos países europeos, como Suiza, Portugal, Francia, Holanda o Bélgica, los ciudadanos tienen derecho a realizar pequeñas instalaciones solares fotovoltaicas de autoconsumo, en sus casas, sin necesidad de pedir permiso ni de recurrir a un instalador autorizado. La potencia máxima varía desde los 350 W en Portugal a los 3 kW en Francia y las normas que lo regulan tienen características propias en cada país.
Pero, en España la normativa de autoconsumo es la misma para cualquier instalación menor de 10 Kw; todas requieren una memoria técnica y diferentes trámites, dependiendo de cada ayuntamiento, que saturan a las administraciones y encarecen y obstaculizan su implantación en el país con más sol de Europa.
Proponemos imitar a nuestro vecinos y ajustar la legislación para facilitar, desde todas las administraciones, el más rápido desarrollo de todas las formas de autoconsumo que impliquen directamente a la ciudadanía.
Uno de los caminos pasa por facilitar las instalaciones de pequeños kits homologados, de hasta 1.200 W de potencia, con todos los componentes del circuito para ser conectados a una toma de corriente tipo schuko (con toma de tierra) de la casa.
Estas instalaciones serían siempre con micro inversor adaptado al número de paneles y a la potencia máxima, contarían con protección eléctrica reglamentaria, cable de conexión y enchufe adecuado, de forma que cualquier “manitas” lo pudiera instalar fácilmente solo y si no con apoyo de un profesional.
Hablamos de uno a tres paneles conectados directamente a un enchufe de la habitación, balcón, terraza o tejado. También sería posible enchufar 3 kits a 3 enchufes diferentes, no superando en total los 1.200 W.
Uno, dos o tres paneles solares: Panel fotovoltaico (A), Micro inversor (B), Protección eléctrica (C), Enchufe (D)
La instalación de los paneles es la parte más importante y delicada. Es preciso asegurar su sujeción contra fuertes vientos y que tengan una orientación e inclinación adecuadas (preferentemente 30º sur), evitando sombras y respetando las medidas de seguridad durante la instalación, contando, si fuese preciso, con profesionales de trabajo en altura. Se dispondría de distintos soportes homologados adaptados a cada tipo de instalación y características de la vivienda: para suelo (jardín o patio), tejado (casa, garaje o pérgola) y o fachada (toldo, balcón, terraza o ventanas).
Estas instalaciones no se beneficiarían de ningún tipo de subvención, ni de reducción del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y no compensarían los excedentes a red, pero permitirían educar en el uso eficiente de la energía.
La comunicación online con el ayuntamiento y la distribuidora correspondiente de cada instalación la podrían realizar automáticamente las empresas vendedoras al realizar la compra.
La modificación regulatoria para facilitar estas instalaciones iría acompañada de una guía técnica con instrucciones claras para la correcta instalación y una norma sobre las características técnicas de los kits. Por otro lado debería acompañarse de una campaña institucional para informar a la ciudadanía y se incentivaría la adquisición de estos kits mediante compras colectivas a través de asociaciones ciudadanas, incluidas las comunidades energéticas. Se deberían establecer precios máximos y aplicarles un IVA reducido del 8%.
El coste actual de un kit de 600 W, en compra colectiva (precio de instalador), es de unos 400€ y puede generar entre 700kWh y 950 kWh anuales, en función de la zona solar. Si se autoconsume el 70% se ahorra entre 85€ y 120€ anuales (del 20 al 25% de la energía) y la instalación se amortiza entre 3 y 4 años y medio.
Los colectivos vulnerables con riesgo de pobreza energética y beneficiarios del bono social tendrían prioridad y dispondrían de una subvención para un kit de 600 W. Otros colectivos con bajos ingresos también se beneficiarán de microcréditos sin intereses para un primer kit de 600 W.
Se ofrecerían también kits con batería y capacidad de almacenar los excedentes, con IVA reducido, para instalaciones superiores a 600 W.
Esta campaña debe llegar a millones de hogares en toda España y los ayuntamientos (y Diputaciones), como administraciones más cercanas al ciudadano, serían las responsables de la planificación en cada municipio, contando con el apoyo del gobierno autonómico y central para la formación y contratación de personal especializado que daría apoyo a los colectivos y asociaciones implicadas que lo demandaran.
El objetivo sería instalar 10 millones de kits de 600 W hasta 2030, con una potencia total de 6.000 MW (un 50% de la potencia fotovoltaica instalada actualmente en España) cuya generación anual sería equivalente a la producción de la central nuclear de Cofrentes y el 3,3% de la producción anual de energía eléctrica.
El reparto homogéneo y democrático de esta forma de autoconsumo que beneficiaría a millones de familias humildes evitaría ocupar 12.000 Ha con grandes plantas fotovoltaicas, con enormes impactos ambientales en manos de multinacionales y fondos de inversión. Junto a las formas clásicas de autoconsumo y al despegue del compartido facilitarían un aprovechamiento idóneo de la energía fotovoltaica en España en los próximos años. Ello permitiría descargar las redes de distribución en horas de sol e integrar cientos de pequeñas centrales renovables de generación distribuida cerca de las ciudades para inyectar a la red cantidades similares a la energía total autoconsumida sin necesidad de nuevas infraestructuras eléctricas.
Por Miguel Ángel Padilla – Amigo de la Fundación Renovables