Archivo de septiembre, 2017

100% renovables

Por Juan Castro – Gil – Abogado y secretario de ANPIER

renovables

En tiempos en los que es difícil hablar de algo que no tenga que ver con Cataluña, o con la multitud de procesos judiciales abiertos contra diferentes responsables políticos del partido del gobierno, o de si España es una “plurinacionalidad-monárquico-republicana-parlamentaria”, o de si la pasta que le hemos prestado a los bancos se ha perdido en el “limbo de los niños”… a la chita callando, el principal problema que tenemos sobre nuestras cabezas sigue creciendo, y parece que a nadie le inquieta demasiado.

Alguien me preguntó sobre qué pasaría con el sistema eléctrico y las instalaciones renovables a partir del 2-O. Le contesté que, pase lo que pase, lo único seguro es que España (seccionada o no) seguirá produciendo energía de forma contaminante y complicando gravemente el ambiente y el clima que nos rodea. Se separe o no Cataluña, acabe o no en la cárcel hasta el último político imputado, sea cual sea nuestra identidad nacional… lo único seguro es que seguirán muriendo cada vez más españoles por culpa de la contaminación y de los efectos del cambio climático.

El debate ambiental se le está ocultando a la ciudadanía, pese a que es el único gran problema que sobrevivirá al resto de los problemas.

Los intereses en juego son evidentes. Sin embargo, lo que más hilaridad me provoca es ver como algunas personas informadas sobre la cuestión, parecen mantener una falsa objetividad, mostrando equidistancia frente a un drama que no permite esos equilibrios. Cuando los que estamos claramente posicionados en la necesidad de un cambio radical que nos conduzca hacia la generación eléctrica 100% renovable y a la inmediata electrificación de la economía, se nos echa en cara que es una reflexión disparatada, que la tecnología no está preparada, que es necesaria la generación fósil para el respaldo, que el sostenimiento de los costes de las redes no permite muchos cambios…

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Si llegamos tarde, perdemos

Hugo Morán – Secretario para la transición ecológica de la economía

tiempo

Si el mercado eléctrico no estuviese revestido de unas características que lo distancian de forma notable de otros mercados al uso, el pulso que hoy se libra en nuestro país entre tecnologías renovables y tecnologías convencionales se habría producido ya diez años atrás. Más aún, el protagonismo de la administración en el proceso de transición no iría más allá de un limitado papel de vigilancia en evitación de abusos entre competidores y de defensa de los derechos del consumidor.

Así sucede en uno de los sectores que más reticente se ha venido demostrando a la hora de enfrentar su inevitable mutación, como es el que comparten los imperios del petróleo y del automóvil. Por más que la industria del motor se ha resistido a aceptar su destino, y los gobiernos han venido arrastrando los pies haciendo gala de una injustificable miopía, el vehículo eléctrico va ganando terreno a su predecesor cubriendo a velocidad anual etapas que los más optimistas habían calculado en lustros.

En uno de sus primeros discursos como presidente, Barack Obama asignaba a quienes más rápido avanzasen en la implantación de las energías renovables el papel de líderes económicos del futuro; siendo así que los países que antes culminen sus transiciones energéticas, estarán en condiciones de garantizar plataformas de certidumbre para la inversión en la práctica totalidad de sectores industriales.

Plantear en este escenario una propuesta de prolongación de la vida útil del parque nuclear, como el Gobierno acaba de hacer público en estas últimas semanas, equivale a ralentizar y encarecer nuestra transición energética como país y, en consecuencia, a renunciar en favor de terceros a toda expectativa de modernización industrial.

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El «fracking» sobrevive con respiración asistida

Manuel Peinado Lorca – Catedrático de la Universidad de Alcalá

Mientras que los principales medios de comunicación continúan propagando que el avance tecnológico traerá consigo suministros de combustibles fósiles cada vez más abundantes, la industria se automedica para mantenerse viva. La disminución de las reservas de petróleo y de las inversiones en el sector, y el aumento de los costes financieros asociados a la explotación, son los factores que están diezmando la que parecía ser una inagotable mina de oro negro. La burbuja comenzó a desinflarse en 2014 y sigue haciéndolo.

El consumo mundial de petróleo en 2016 fue de 25,1 miles de millones de barriles (KMB; Figura 1). Ese año, la industria petrolífera mundial sólo descubrió 2,4 KMB de petróleo convencional, menos de la tercera parte de los descubrimientos medios en quince años (9 KMB). El petróleo convencional es el más rentable, y su tasa de retorno energético TRE es mucho mayor que la de los crudos «no convencionales» como los que se obtienen offshore, de las arenas asfálticas, del chapapote venezolano o mediante fracking. Hay una buena razón para el aprovechamiento reciente de estas fuentes. Por decirlo brevemente, estamos rebañando el fondo del tarro de miel: eso es todo lo que nos queda del barril global.

Figura 1: consumo y descubrimientos de petróleo convencional en 2016 (Agencia Internacional de la Energía (2017).

Ahora, para poner el gráfico anterior en perspectiva, en la Figura 2 aparecen los descubrimientos globales anuales de petróleo convencional desde 1947. Se puede observar que los 2,4 KMB descubiertos en 2016 son apenas una charca cuando se comparan con los años gloriosos de la industria, y más si consideramos que desde el año 2000 el mundo ha estado consumiendo anualmente unos 25,5 KMB de petróleo convencional.

Figura 2. Descubrimientos globales anuales de petróleo convencional desde 1947 ( Bloomberg, 2017)

Como podemos deducir de esa figura, durante bastante tiempo no reemplazamos lo que consumimos. Excepto en 2000 (cuando se produjeron 35 KMB), todos los años la producción ha sido inferior a los 25 KMB. Eso quiere decir, básicamente, que la industria petrolera global ha estado sobreviviendo gracias a su cartilla de ahorros, es decir, al petróleo encontrado en años anteriores.

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Un ejemplo a seguir en materia de hidrocarburos

Carlos Bravo – Coordinador del Secretariado Técnico de la Alianza Mar Blava

Francia en el mapa

Celso Flores / Flickr

Mientras que el Gobierno francés ha decidido aprobar una ley para poner fin a la producción de hidrocarburos en todo el territorio galo, aquí en España, el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital (MINETAD) de Mariano Rajoy sigue anclado en planteamientos de épocas pretéritas, ajeno a la realidad cada vez más preocupante del cambio climático, apostando por la continuidad en la búsqueda y en la explotación de estos combustibles fósiles, en lugar de emprender el camino hacia la necesaria descarbonización urgente de nuestra economía.

Hace años, en 2011, Francia, siendo Presidente de la República el conservador Nicolás Sarkozy, prohibió por ley la utilización de la técnica de la fracturación hidráulica (fracking) para la exploración y explotación de hidrocarburos. También se instauró una moratoria a las prospecciones de gas y petróleo en aguas del Mediterráneo bajo jurisdicción francesa.

Ahora Francia va más allá: hace unas semanas, el ministro de Transición Ecológica y Solidaria, Nicolás Hulot, presentó el Proyecto de Ley que establecerá el proceso de salida, progresiva e irreversible, de la producción de petróleo y gas en la totalidad del territorio francés, con el horizonte puesto en 2040. Esa Ley, establecerá, que, inmediatamente tras su entrada en vigor, no se concederá ningún nuevo permiso de exploración e investigación de hidrocarburos convencionales y no convencionales, ni en tierra ni en el mar.

Igualito que en España, donde el Gobierno de Mariano Rajoy vetó el pasado mes de junio en la Mesa del Congreso de los Diputados, con el apoyo del partido Ciudadanos de Albert Rivera, la tramitación de una Proposición de Ley para proteger las aguas españolas del mar Mediterráneo de los daños que pudieran producir la exploración, investigación y explotación de hidrocarburos.

El veto del Partido Popular a esa Proposición de Ley, impulsada desde el Parlamento balear, donde se aprobó por unanimidad (y por tanto también con el apoyo de Ciudadanos y del Partido Popular en esa cámara autonómica), se basa en un informe anónimo y plagado de falsedades. Es un informe con el membrete del Gabinete del MINETAD pero en el que no se identifica a la persona que lo ha realizado y que tendría que responsabilizarse de su contenido. El hecho de que el citado informe del MINETAD aporte sólo argumentos que no se sostienen jurídicamente, debe ser el motivo por el cual nadie (ningún funcionario ni responsable político) se ha atrevido a firmarlo.

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Irresponsabilidad y falta de rigor en la política energética

Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

Mercado bursátil

El pasado jueves la cotización bursátil de todo el sector eléctrico español sufrió un importante retroceso con una pérdida de valor en bolsa de 2.300M€ en una jornada en la que el resto de valores no tuvo prácticamente variación.

Las razones de dicho descalabro están asociadas a la publicación de un informe del banco de inversión Goldman Sachs en el que consideraba que el sector eléctrico español estaba sobrevalorado a tenor de las informaciones que analistas del banco habían recibido directamente, como previsiones, por parte del Secretario de Estado de Energía, David Navia.

De esta situación se pueden sacar al menos dos conclusiones: la primera es la capacidad de los bancos de inversión de alterar el valor de mercado de las empresas y la segunda la irresponsabilidad política y económica del equipo del Ministro de Energía, Alberto Nadal. Irresponsabilidad no solo por las consecuencias de crear una alarma gratuita y sin soporte real en los mercados y en los inversores al trasladarles como reales las consecuencias de una política energética de ficción, sino también por la continua banalización de la proyección de magnitudes a las que el ministro y su secretario de estado nos tienen acostumbrados.

La información trasladada a Goldman Sachs estaba centrada en dos previsiones fundamentales: la pérdida de retribución, a partir del 2020, del 40% de los negocios regulados (base de la cuenta de resultados del sector eléctrico español) y la reducción del 30% de la retribución a las renovables, como si no les hubieran infringido suficiente castigo en el pasado, situación que puede originar un nuevo agujero financiero en los bancos por la imposibilidad de pago de la deuda existente en sus balances al financiar inversiones en energías renovables.

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¿Harto de las eléctricas? La energía colaborativa es tu derecho

José Luis García – Área de energía y cambio climático de Greenpeace

La gente está harta de las eléctricas. No es un dato sorprendente, pues la mala fama se la han ganado a pulso al haber convertido el servicio eléctrico en un negocio de multimillonarios, al ejercer de capos de la política con sus puertas giratorias, al negarse a poner fin a sus peligrosas centrales nucleares o a sus sucias térmicas de carbón, al haber promovido el invento del impuesto al sol… sigue tú poniendo ejemplos.

El caso es que el hartazgo de las eléctricas es el más común de los motivos por los que las personas querrían participar en la transformación del sistema eléctrico para hacerlo más democrático y limpio. Así lo ha constatado Greenpeace en una investigación realizada sobre más de tres mil internautas de entre 25 y 65 años, residentes en España, para detectar cuál es el interés ciudadano en abandonar el actual papel pasivo de consumidor de electricidad para ejercer un mayor control activo, no solo sobre lo que consumimos, sino sobre lo que podríamos producir, autoconsumir, ahorrar, intercambiar, acumular… de energía con otras personas o entidades, siempre que la normativa no lo impida.

Los resultados de la investigación, publicada en el informe “Energía colaborativa: El poder de la ciudadanía de crear, compartir y gestionar renovables”, muestran que una de cada tres personas en España está dispuesta a participar en la transición a un sistema eficiente, inteligente y 100% renovable.

¿Pero qué es eso de energía colaborativa? Durante más de un siglo, lo único que podían hacer las personas con la electricidad era darle a un interruptor y ver cómo se encendía la luz. Con el tiempo, se fueron añadiendo aparatos que funcionan con electricidad, pero siempre con el mismo esquema: alguien que no conocemos produce electricidad, nos la trae por un cable y nosotros conectamos nuestros aparatos, y a cambio pagamos una tarifa.

Las cosas empezaron a cambiar cuando, a las centrales térmicas, nucleares o hidráulicas de las grandes compañías eléctricas se les añadieron otras “fábricas” de electricidad, más pequeñas, limpias y distribuidas por el territorio, que en vez de quemar combustibles usaban energías renovables como el sol, el viento, materia orgánica o pequeños saltos de agua. Esas actividades las pueden hacer empresas más pequeñas, algo que no gustó nada a las eléctricas de siempre. Con todo, para las personas ser consumidoras seguía siendo solo ser las que pagan.

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Vidrio fotovoltaico para los edificios sostenibles del futuro

L. Marino y S. Monreal – Comunicación y Marketing en Onyx Solar

Junto con la pintura fotovoltaica a partir del material de moda –el grafeno–, el vidrio fotovoltaico promete cambiar radicalmente el panorama energético y de la construcción.

Imaginen las posibilidades. Las lunas de los vehículos del futuro podrían utilizar vidrio fotovoltaico o, incluso, por qué no, las gafas con las que usted lee este artículo. Esta poderosa tecnología avanza a gran velocidad en diferentes ámbitos, aunque es quizá en la arquitectura urbana donde mejor acogida encuentra en la actualidad.

Las ciudades, responsables del 60% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, continúan buscando fórmulas para incrementar su eficiencia energética y reducir sus niveles de contaminación. Según la OCDE, si no se toman medidas el crecimiento económico y demográfico concentrado en las ciudades tendrá un grave impacto medioambiental y social para el año 2050.

Surge de este modo la necesidad de implementar soluciones integradas de energía, orientadas a un desarrollo basado en la sostenibilidad. Así, el concepto de Smart cities se ha ido introduciendo en nuestro vocabulario hasta formar parte cotidiana del mismo. Vehículos eléctricos, huertos urbanos o hasta molinos eólicos en farolas son algunas de las tendencias que se observan y que apuntan a convertirse en elementos imprescindibles del paisaje urbano.

Esta imparable tendencia al alza tiene un fuerte impacto en los edificios, seña de identidad de las ciudades y que por tanto desempeñan un rol clave en las ya mencionadas ciudades inteligentes. A la búsqueda de mejoras en materia de habitabilidad se añade ahora la búsqueda de soluciones para el autoabastecimiento. La sostenibilidad es ya la protagonista de las construcciones más recientes, así como de las rehabilitaciones de inmuebles.

Si bien esto se debe en parte a normativas cada vez más exigentes en este campo, la creciente popularidad de los edificios sostenibles responde también a otros factores. Un edificio sostenible no implica sólo una cuestión de responsabilidad medioambiental, sino que también supone un considerable ahorro económico gracias al menor consumo energético que necesita. Entre otras medidas para el autoabastecimiento, destaca el uso de fuentes de energía renovables como la fotovoltaica.

La energía fotovoltaica presenta cada vez mayor facilidad de integración en edificios de todo tipo. La arquitectura solar no es una moda, ni un lujo. Es una respuesta económica y ecológica a los retos de la construcción y del bienestar. De los paneles solares instalados en azoteas, la innovación nos ha llevado a tejas solares y, como último hito, al vidrio fotovoltaico. Este material está revolucionando la industria y se está consagrando como la perfecta solución de integración fotovoltaica. Con las mismas características funcionales y arquitectónicas que un vidrio convencional ofrece, además, la capacidad de generar energía a partir del sol.

En este campo, es precisamente una empresa española, Onyx Solar, la que destaca en el mercado global. La compañía, con sede en Ávila, fabrica vidrio fotovoltaico transparente de baja emisividad y lo distribuye por todo el mundo. El producto permite una completa personalización en términos de color, tamaño y forma para lograr la máxima integración sin perjudicar la estética del edificio.

En las grandes ciudades de todo el globo ya se pueden ver ejemplos de edificios que integran vidrio fotovoltaico. La sede de la multinacional FEMSA en Monterrey incorpora una impresionante fachada ventilada para la optimización del rendimiento energético del edificio. Las oficinas de la farmacéutica Novartis en Nueva Jersey cuentan con un lucernario fotovoltaico que genera casi 300.000 kWh al año y el edificio de Bursagaz en Turquía presenta un rompedor diseño arquitectónico con una fachada fotovoltaica en forma de mosaico.

En definitiva, un novedoso material que marca tendencia y al que debemos seguir la pista.

 

Las ciudades se renuevan con energía. Si la ciudad cambia, todo cambia

Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

El cambio climático nos ha cargado de razón para hacer lo que en cualquier caso habría que hacer, cambiar nuestro modelo de producción y consumo, ahora insostenible, para alcanzar un progreso más sostenible, mayor calidad de vida para el presente y el futuro y para una mayoría creciente de los ciudadanos lo que implica una economía prácticamente descarbonizada y suficientemente desenergizada y desmaterializada.

Además, el cambio climático nos ha puesto fecha para ultimar este cambio que, en el caso de la Unión Europea, como región desarrollada y responsable de gran parte de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, sería el 2050 como reconocen ya las Hojas de Ruta Comunitarias para escenarios bajos en carbono, energía y materiales y con hitos ya concretados para 2020 y en vía de cerrarse para 2030.

En este significativo cambio de paradigma de nuestro modelo de progreso socioeconómico, la energía, el cambio hacia un sistema energético sostenible, es el gran vector de cambio, con el proyecto de Unión Energética lanzado por la Comisión Europea en 2015, y que desde la Fundación Renovables esperamos dé paso a una Política Energética Común, con más razones que la actual PAC.

Y las ciudades europeas y sus ciudadanos, más del 50% de la población, se consideran los grandes agentes y beneficiaros de este cambio. Agentes por ser las ciudades y su entorno cercano responsables, según la CE, de hasta el 80% del consumo energético y tener en su mano actuar al respecto y beneficiarios porque la “renovación con energía” de las ciudades es una gran dinamizadora de la tan necesaria renovación urbana integrada, de la recuperación de las ciudades para los ciudadanos y de los ciudadanos para las ciudades.

Esta renovación de la ciudad en clave energética, con una racionalización de la demanda con más eficacia (para lo necesario) y eficiencia, la reducción considerable de los consumos energéticos finales (más de un 50%), en lo posible eléctricos, y la optimización de la oferta basada en la generalización de las renovables, así como la integración de ambas a través del autoconsumo, puede permitir  llegar a la autosuficiencia energética conectada a todos los niveles: viviendas, polígonos industriales, barrios, municipios…

En este proceso, la ciudad se renueva con la energía, a través de la necesaria mejora de la accesibilidad a bienes y servicios “de cercanía”, de una movilidad sostenible en la que predominen los traslados a pie, en bicicleta y con transporte público, con vehículos básicamente electricos, y de la rehabilitación de edificios (reconstruir más que construir) para hacerlos más eficaces y eficientes energéticamente y en lo posible autosuficientes  en balance neto (generación en autoconsumo con placas fotovoltaicas, FV) y, en general,  más habitables. Y, por supuesto, el primer resultado de esta renovación con energía de las ciudades es la recuperación de la calidad del aire urbano, ya que las emisiones contaminantes se reducen drásticamente.

Este “empoderamiento” energético de los ciudadanos y de las ciudades necesario para mitigar el cambio climático y oportuno por lo que implica de regeneración y renovación urbana, no es utópico, está en marcha, urge acelerarlo dados los plazos disponibles y la mejor forma de hacerlo es difundiendo, por un lado, todas las iniciativas en curso a  las que pueden sumarse las ciudades o de las que tomar ejemplo nuestros municipios y, por otro, las propuestas y herramientas de aplicación general disponibles, con las consiguientes adaptaciones.

En cuanto a iniciativas quizás la más operativa a nivel UE es la del nuevo Pacto de los Alcaldes para el Clima y la Energía lanzado por la Comisión Europea en 2015 (enlace), por el que los firmantes (más de 1.800 alcaldes españoles) se comprometen a cumplir en sus ciudades los objetivo de la UE en mitigación de emisiones y energía para 2020 y 2030 y presentar Planes de Acción para Energía Sostenible y Clima (PAESC) y rendir cuentas cada dos años.

Y lo más importante es que, como muestran algunas ciudades, caso de Copenhague, Ámsterdam y otras grandes ciudades europeas, que pretenden llegar a emisiones cero en 2025, superar estos compromisos es un instrumento deseable para convertirse en ciudades del futuro y estos son casos a emular que es lo que están haciendo ya grandes ciudades españolas como Barcelona, Madrid o Málaga y no tan grandes como los municipios murcianos acogidos a la Red de Municipios Sostenibles de la Fundación Desarrollo Sostenible, que ya hace varios años mostró como la sola utilización de los 14,2 km2 de tejados de edificios de la Región podría acoger casi un millón de kW de potencia con placas FV y generar la energía eléctrica equivalente al consumo residencial total.

En cuanto al método para alcanzar este escenario “chollo” de renovación urbana con energía, la Fundación Renovables ya lanzó su propuesta de “Ciudades con Futuro”, “Ciudades Emisiones Cero” en 2015 que se ha ido contrastando en su uso y que esperamos vaya perfeccionándose en sus adaptaciones prácticas y en los debates en curso como el que se inicia esta misma semana con ocasión del Curso en la Universidad de Málaga “La ciudad y la energía: propuestas para el progreso sostenible urbano”.

Sabemos lo que está ocurriendo en nuestras ciudades y lo que estamos contribuyendo no solo a la baja calidad del aire y de nuestra vida urbana sino a la del Planeta. Sabemos lo que habría que hacer al respecto para recuperar nuestra ciudad y nuestra calidad de vida urbana, Solo nos falta organizarnos para hacerlo. El desafío del cambio climático nos ofrece una oportunidad única para renovar nuestras ciudades con energía y convertirnos en agentes y beneficiarios del cambio.

 

 

 

 

El Derecho como un Derecho

Piet Holtrop – Abogado

sentencia

He dudado sobre el título de esta entrada en el blog “La energía como Derecho” de la Fundación Renovables, y todavía no lo tengo claro. Había pensado también en “la ventaja de la duda” como título, porque la duda es el tema central del mismo, aunque en el fondo versa sobre derechos fundamentales.

Este verano nos vencía un plazo para presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, invocando una infracción muy grave de la tutela judicial efectiva en España, por parte del Tribunal Supremo y también del Tribunal Constitucional. Resulta que el primero de los dos pretende que ningún juez de la Unión Europea pueda albergar una duda sobre la interpretación del propio Derecho Europeo, cuando ni siquiera sus propios magistrados están de acuerdo entre ellos. Tres de los siete jueces tienen una opinión disidente, y por qué no decirlo, diametralmente opuesta a los cuatro de voto conformista con la ley retroactiva del Gobierno. Seguidamente os explicaré sobre qué asunto no estaban de acuerdo, y por qué es eso tan importante; pero primero termino de explicar qué hizo mal el Tribunal Constitucional: opina que nuestro problema no es lo suficientemente interesante para que lo consideren sus señorías. Después también os daré más explicaciones sobre la especial relevancia constitucional que uno tiene que acreditar para tener acceso al más alto Tribunal de nuestro país.

El Derecho Europeo tiene que aplicarse de manera unificada en toda la Unión Europea, es su razón de ser (o su conditio sine qua non). Para conseguirlo, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea obliga a los jueces más altos de los tribunales nacionales de los estados miembros de la Unión Europea a plantear cuestiones prejudiciales al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Lo tienen que hacer en el seno de un procedimiento ordinario o constitucional en su propia jurisdicción, cuando aprecian dudas sobre la interpretación del Derecho Europeo. Se suspende temporalmente el procedimiento nacional, se envía un documento con las dudas en cuestión al Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo, que a su vez devuelve la interpretación necesaria y unificada para toda la Unión Europea. Tan nítido como simple.

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El grave error de utilizar a las renovables como moneda de cambio

Concha Cánovas – Experta en Energías Renovables

aerogeneradores

La estrategia energética española de supeditar el cumplimiento de nuestro compromiso europeo de alcanzar un 27% de la electricidad con renovables en 2030 a que consigamos fortalecer nuestras interconexiones eléctricas internacionales no puede calificarse más que de grave error.

Si bien nadie pone en duda las ventajas de un fortalecimiento de las interconexiones eléctricas por cuanto contribuyen a una mayor estabilidad del sistema y una mayor competencia en los mercados, reivindicación que, por otra parte, España viene exigiendo sistemáticamente desde nuestra entrada en la Unión Europea. La argumentación de que nuestro 17,3% de penetración renovable tiene un sobrecoste  de unos 1.200 millones de euros por tener un nivel de interconexión del 3% de la potencia instalada (menor que la establecida por el Consejo Europeo del  10%), suena más a justificación para seguir con una política anti renovables frente a la política que deberíamos emprender  de apostar con más fuerza por acelerar la inevitable y necesaria  electrificación de nuestro consumo energético a partir de renovables, y ello por los siguientes motivos :

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