Juan Castro – Gil – Secretario y abogado de ANPIER
Recientemente, he tenido la oportunidad de convivir unos días en Dublín con un grupo de prometedores jóvenes de diferentes países. Como no podía ser de otra manera conmigo, acabamos hablando de medio ambiente y energía. Tras un debate interesante, mi corazón de españolito se volvió al terruño con un sabor agridulce: ¿cómo muchachos tan preparados pueden estar tan alejados del “problemón” que el futuro les depara?
Heesu, Rintaro y Shota, tres encantadores japoneses, apenas conocen la delirante situación que ha provocado Fukushima en sus vidas. En nuestras vidas. Ninguno (salvo Henda, seguramente por ser parisina) conocía realmente la existencia de la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático celebrada hace semanas en París, probablemente la convención internacional más importante para nuestras vidas de la historia reciente. Ni Salvatore por Italia, ni Baron por Turquía, comprendían realmente por qué en sus países ahora no se apoyaba demasiado a las renovables, pero lo que realmente me pareció impactante es que fuese una cuestión que no les parecía preocupar demasiado. Hasta Guillermo, el único español, parecía cuestionarse si las energías renovables no serían demasiado caras todavía. Solo Gustavo, se lamentaba realmente de que en Brasil no se promoviera la energía solar, teniendo suficiente sol como para acabar con buena parte de los problemas de su país.
¿Cómo es posible que estemos caminando sobre el borde de un precipicio y los debates realmente intensos sean sobre Messi y Cristiano Ronaldo? ¿Cómo no hemos sido capaces de explicarles a las nuevas generaciones que en todos nuestros ríos había peces hasta hace poco tiempo? ¿Dónde hemos puesto el foco de nuestras enseñanzas para que algunos puedan seguir pensando que la energía nuclear es “barata”? ¿En qué momento hemos permitido que los jóvenes reconozcan la naturaleza en la pantalla de su móvil y no en un árbol o en un pájaro?
Al final, el irlandés Donald, se preguntaba para qué demonios cobran los políticos, sino para dirigirnos por el camino correcto. Lástima que ese camino esté demasiado empedrado.
Hoy, más que nunca, parece claro que solo la sociedad civil, desde nuestras voluntades individuales, nuestras pequeñas actitudes de cada día, los hábitos que les enseñamos a nuestros hijos y, por supuesto, desde las exigencias que habremos de gritar a nuestros representantes, seremos capaces de invertir el camino que llevamos. Si no lo hacemos así, los culpables seremos nosotros, aunque quizás ya no quede nadie a quien echarle la culpa.
- Foto: GTRES
se están equivocando en hacerte caso a ti, a DiCaprio, a Gore y al lobby que está viniendo.
el cambio climático es otro timazo por el que vamos a estar pagando impuestos el resto de nuestra vida.
mientras se llenan los bolsillos nos fumigan a diario y utilizan cualquier técnica para intentar que ese cambio sea real, curiosamente siempre a peor.
16 marzo 2016 | 13:08
Tienes que abrir un poco más los ojos y dejar de mirar solo el negocio de las renovables, los jóvenes de hoy en día no son como los describes.
16 marzo 2016 | 18:37