Vamos a ver algunos detalles de la legendaria y accidentada (a partes iguales) película Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963), una superproducción que no dejó contento prácticamente a nadie y pese a todo es una de las películas más grandes jamás rodadas.
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1. La primera opción no era Taylor… ni la segunda
Inicialmente se pensó en Joan Collins y después también surgieron otros nombres como Susan Hayward e incluso Audrey Hepburn. Finalmente se decidieron por Elizabeth Taylor que había terminado su contrato con la Metro y llegaba con un Oscar bajo el brazo por Una mujer marcada (Daniel Mann, 1960). Sin embargo, inicialmente no pareció que mostrara demasiado interés, de hecho pidió mucho dinero (un millón de dólares y el 10% de la taquilla) para que le dijeran que no… y sorprendentemente aceptaron.
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2. Cambios y más cambios…
Pese a las dudas iniciales, la actriz protagonista fue la única cara importante que comenzó y terminó el rodaje. No sucedió lo mismo ni con el director ni con los actores protagonistas. Joseph L. Mankiewicz sustituyó a Rouben Mamoulian cuando apenas se habían rodado los primeros minutos. Lo mismo sucedió con los personajes de Julio César y Marco Antonio. El primero llevaba el nombre de Peter Finch, pero finalmente fue Rex Harrison quien dio vida al cónsul y gran dominador de la República romana. Igual sucedió con su lugarteniente, Marco Antonio, cambiando a Stephen Boyd por el enérgico y seductor Richard Burton.
Cleopatra no miraba igual a Julio César que a «Marco Antonio» Burton
3. Y aún más cambios…
Joseph L. Mankiewicz estuvo muy cerca de no finalizar la película. Darryl F. Zannuck, presidente de la Fox, le despidió tras visionar el primer montaje realizado por el director ya que no le gustaba y menos después del dineral que había tenido que desembolsar. Decidió fichar a Elmo Williams pero le gustó aún menos y de nuevo recurrió a Mankiewicz para terminar el montaje (debió pensar «mejor lo malo conocido…»). En marzo de 1963 logró terminar el montaje final tras dos años y medio y numerosos problemas.
Joseph L. Mankiewicz junto a Elizabeth Taylor durante el rodaje (Ser)
4. Y saltó «le scandale»
La relación entre los grandes protagonistas de la cinta, Elizabeth Taylor y Richard Burton, fue uno de los principales temas en la actualidad rosa del momento. Desde que comenzaron a rodar juntos en enero de 1962 se dispararon los rumores. Los paparazzis perseguían a la pareja para lograr la mejor fotografía, incluso haciéndose pasar por miembros del equipo. Elizabeth Taylor, que comenzó la película «felizmente casada», terminó dando la razón a los rumores y se divorció de Eddie Fisher en 1964 para casarse con su Marco Antonio particular, Richard Burton, ese mismo año y dando comienzo a una relación que duró 12 años, incluyendo un divorcio y una reconciliación.
Eddie Fisher junto a su esposa (por poco tiempo) Elizabeth Taylor durante el rodaje. Richard Burton estaba atento a lo que pudiera pasar… (IMDb)
5. Por poco le cuesta la vida
La salud de la actriz protagonista fue uno de los grandes contratiempos durante gran parte del rodaje. «Liz» Taylor comenzó a sentirse mal a primeros de septiembre de 1960, a las pocas semanas de comenzar a rodar. Como la cosa comenzaba a alargarse y no mejoraba, se decidió suspender el rodaje hasta enero del año siguiente. Sin embargo la salud de Liz fue a peor sufriendo una grave neumonía que a punto estuvo de costarle la vida. De hecho tuvieron que practicarle una traqueotomía a vida o muerte. Una vez pasado el peligro, fue mejorando pero nunca se recuperó del todo. Sus problemas físicos se vieron reflejados en su actuación y a la propia actriz no le gustó nada cómo sonaba su voz en la versión final, demasiado débil.
Antes de perder en la batalla de Actium, Elizabeth Taylor estuvo cerca de perder la vida
6. Esta película es una «ruina»
Lo de ruina hay que matizarlo pues fue la película más taquillera del año, pero los gastos fueron tan desorbitados que tardaron mucho tiempo en recuperarlo. Cuando los productores comenzaron a pensar en la película estimaron un presupuesto inicial de unos 2 millones de dólares pero finalmente se alargó hasta la friolera de ¡35 millones! El despilfarro fue tan grande que cuando solo habían rodado 12 minutos, las facturas ya ascendían a 7 millones. Durante el rodaje en Italia se gastaron 80 mil dólares solo en agua embotellada. La flamante escena de la entrada de Cleopatra en Roma ascendió al medio millón, incluyendo la reconstrucción del enorme Arco de Constantino (que en la realidad fue construido tres siglos después).
La escena de Cleopatra entrando en Roma es una de las más espectaculares de la historia… y de las más caras (RTF)
7. ¿Quién decidió rodar en Inglaterra?
La elección de rodar en Inglaterra fue uno de los primeros errores de la productora que costó los primeros desajustes presupuestarios. Al margen de los costes, era difícil imaginar un Egipto faraónico con los vapores del frío o con la niebla del país. Tampoco fue la mejor idea simular el puerto de Alejandría en los Pinewood Studios, situados a unos 27 kilómetros de Londres. John Deluir fue el escenógrafo encargado del montaje que había ya comenzado a realizar… en Hollywood.
Así lucían los Estudios Pinawood en 1960, a pocos kilómetros de Londres (IMDb)
8. La duración fue un gran problema
Es probable que con todo el material filmado podrían haber hecho media docena de películas sobre la última faraona del país del Nilo. Se filmaron 96 horas de material que quedaba plasmada en una película de ¡264 minutos!, lo que era una barbaridad. Incluso el director sugirió dividirlo en dos películas, una para cada relación de Cleopatra (Julio César y Marco Antonio). Finalmente se estrenó la película el 12 de junio de 1963 en el Rivoli Theatre de Manhattan con la duración de más de 4 horas. A los pocos meses ya se había reducido notablemente. El montaje final de la cinta superaba por poco las 3h.
Estreno de Cleopatra en el teatro Rivoli de Nueva York (Cinema Treasures)
9. Un gata muy cara
Durante el rodaje de una de las escenas, escucharon el aullido de un gato en el dormitorio de Cleopatra. La desesperación por no encontrar al felino les llevó a la decisión de desmontar por entero el decorado y lo que hallaron fue una gata con sus crías. Además del tiempo perdido el coste de los aullidos ascendieron a 17.000 dólares.
Cartel de ‘Cleopatra’ de 1963
10. Las joyas de Cleopatra
Una de las máximas del personaje era la demostración del lujo de la ptolemaica. Para ello, Liz Taylor usó unas 30 pelucas y 125 joyas por un valor de 130 mil dólares. El famoso vestido con hilos de oro de 14 kilates con el que entraba triunfal en Roma, tenía un valor de 6.500 dólares. El vestuario que lució la faraona marcó tendencia en los siguientes años y la sombra de ojos que lucía en pantalla marcó el maquillaje de los años ochenta.
Así de vistoso era el vestido de oro de Cleopatra (IMDb)
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