La historia de las grandes productoras de cine: RKO, la última grande en nacer y la primera en desaparecer

Radio Keith Orpheum, conocida como RKO, surgió con la llegada del cine sonoro gracias a The Jazz Singer (1927). Dos años más tarde, Radio Corporation of America (RCA) tuvo la necesidad de explotar su sistema sonoro en una industria tan prominente como la cinematográfica, que había dejado atrás el cine mudo. Nacía así la RKO, que pronto se convirtió en una de las grandes productoras.

an RKO Radio Pictures

Fueron los bancos los que controlaron la industria, a través de las nuevas patentes sonoras durante los años 30. Los hermanos Rockefeller se hicieron con la patente Photophone a través de su empresa RCA, pasando a dominar todo el circuito de exhibición con la RKO (que manejaron hasta los años 40). El Banco Morgan controlaba la otra patente, Vitaphone, quedando la industria en manos de banqueros.

De la mano de Joseph P. Kennedy, la cadena de teatros Keith-Albee Orpheum se transformó en salas de cine. No solo producía y distribuía sus propias películas, sino que además se encargaba de la distribución, entre otros, del independiente Samuel Goldwing (uno de los los fundadores de la Metro-Goldwyn-Mayer) y de las animadas de Disney, hasta que esta creó Buena Vista en los años 50.

RKO Radio Keith Orpheum

Logotipo de la Radio Keith Orpheum (RKO)

La RKO formó parte de la MPPDA de Edison, un reducido grupo de grandes empresas que controlaban todo el negocio cinematográfico, apoyando la censura autoimpuesta por el Código Hays (os recomiendo ‘Código Hays, la censura en el cine de Hollywood‘). Curiosamente, fue la RKO la que dio la puntilla al código que había impuesto el republicano William H. Hays. La productora de la radio se negó a pagar una multa por una de sus películas, The French Line (1953), donde, al parecer, Jane Russell se “exhibía” primorosamente.

En los primeros años, la compañía vivió grandes momentos gracias personajes como David O. Selznick, que llegó de la MGM como jefe de producción y realizó la legendaria King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933). También dio la primera oportunidad de dirigir a George Cukor, antes de volver a la compañía del rugido con la que realizaría su gran obra, Lo que el viento se llevó (1939).

King Kong 1933 RKO

‘King Kong’ (1933) y el maravilloso mundo del stop motion, gracias a los efectos de Willis O’Brien (Wikipedia)

Uno de los principales problemas de la productora fueron los cambios continuos en la dirección, pero lo peor llegó cuando fue comprada por el magnate y aviador Howard Hughes, momento en que entró en crisis, viviendo sus últimos momentos a finales de los años 50. En ese tiempo apareció un gran rival para el cine, la televisión. Fue precisamente una empresa televisiva, Desilu, la que compró los estudios, poniendo fin a su actividad, que no había durado ni 30 años.

Ciudadano Kane y Street Girl RKO

‘Street Girl’ y ‘Ciudadano Kane’, la primera y la más exitosa de la RKO

La RKO, considerada una de las Major Companies de Hollywood (junto a Paramount, Metro, Warner Bros y 20th Century Fox), fue el último gran estudio en nacer y el primero que cesó su actividad.

Fred Astaire y Ginger Rogers RKO

Ginger Rogers junto a Fred Astaire (Wikipedia)

Realizó grandes películas pero también algunas de escasa calidad. También tuvo su sección de películas de Serie B (podéis conocer cómo surgieron estas películas aquí), sobre todo en temática de terror. El musical Street Girl (1929) fue su primera producción, con una temática que continuó explotando gracias a la legendaria pareja Fred Astaire y Ginger Rogers, como La alegre divorciada (Mark Sandrich, 1934).

el conquistador de mongolia

John Wayne junto a Susan Hayward en la «radioactiva» película ‘El conquistador de Mongolia’ (IMDb)

Encadenados (Alfred Hitchcock, 1946) con Cary Grant e Ingrid Bergman o Macao (Josef von Sternberg, 1952) con Robert Mitchum, son algunos de los títulos destacados del estudio. El conquistador de Mongolia (Dick Powell, 1956), con John Wayne de protagonista, fue su última gran producción. Pese al cierto éxito en taquilla (que no en beneficios) fue hundida por la crítica, a la que catalogaron de las peores películas de la década. Además no podemos olvidar la leyenda negra que cayó sobre esta cinta, de lo que ya comentamos en ‘La película entre la maldición y la lluvia radioactiva‘.

Pero si tenemos que destacar un personaje clave en la RKO, es sin duda Orson Welles, el autor de Ciudadano Kane (1941). La productora de la antena fue la gran descubridora de Wells, al que ofreció un contrato de director, actor, guionista y productor del que obtenía el 25% de los beneficios brutos de cada cinta.

 

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