Todos les conocemos por haber protagonizado muchos de los spaghetti western que tanto estuvieron de moda en los años 70. Sin embargo la primera película en la que aparecen juntos nada tuvo que ver con estas divertidas comedias donde se repartían tortazos por doquier y que gran parte de ellas fueron rodadas en Almería. Tuvo que ser una película de época la primera de las muchas donde compartieron escenas, ¿sorprendido?
La historia en la que aparecen trataba sobre las Guerras Púnicas y el general cartaginés Aníbal Barca, que es el gran protagonista de la cinta. Aníbal (1959, Carlo Ludovico Bragaglia y Edgar G. Ulmer) es protagonizada por Victor Mature como el gran héroe cartaginés que fue capaz de poner en jaque a la todopoderosa Roma.
Curiosamente en esta producción nuestros protagonistas aún se mostraban con sus nombres reales, pues Bud Spencer y Terence Hill son sus nombres artísticos. Fue en 1967 cuando ambos decidieron usar nombres «más anglosajones», Mario Girotti se decidió por Terence Hill y Carlo Pedersoli comenzó a usar Bud Spencer, al parecer por su afición a la cerveza Budweiser.
No fueron los papeles más importantes de la película, aunque se muestra más el personaje de Terence Hill, que interpreta a un romano llamado Quintilius. Bud Spencer es el jefe bárbaro Rutario, que tiene una reunión con Aníbal, el cual le solicita apoyo para la guerra contra Roma pero tras la conversación con el general cartaginés no vuelve a aparecer.
Bud Spencer ya había participado en una de las grandes películas del péplum, nada más y nada menos que en Quo Vadis? (Mervyn LeRoy, 1950), aunque en un papel menor ya que interpretaba a un guardia imperial sin mayor interés en la historia.
La película no se puede considerar una de las grandes obras de la historia del péplum. Su bajo presupuesto se hace notar en las escenas con elefantes. Era demasiado costoso trasladar los paquidermos a las montañas y todas sus escenas son de estudio, lo que hace bajar notablemente la calidad visual.
La historia de Aníbal es conocida por todos. Tras estallar la Segunda Guerra Púnica (218 a.C. – 201 a.C.) debido un “malentendido” a causa de la ciudad de Sagunto, se rompía el Tratado del Ebro entre Roma y Cartago, que abocaba a un nuevo enfrentamiento entre las dos potencias del Mediterráneo. Solo podía quedar una.
Los comienzos para los púnicos fueron fulgurantes. Tras la increíble hazaña de atravesar los Alpes con su ejército (de aquí la famosa frase que se le asocia «Encontraremos un camino y si no lo crearemos»), hasta llegar a las puertas de la mismísima Roma. Aníbal y sus hombres asestaron las mayores derrotas que jamás sufrieron las legiones romanas, como en el lago Trasimeno, Trebia o la brutal batalla de Cannas, donde cayeron la mayor parte de los cerca de 85.000 romanos (cifras que debemos tomar con precaución).
Sin embargo el hasta entonces imbatible Aníbal no supo rentabilizar sus éxitos como le reprochó, según dice otra de las leyendas, uno de sus generales: «Sabes ganar batallas pero no aprovecharlas».
Y Roma podía perder batallas, pero jamás una guerra. Contraatacó en la Península Ibérica, territorio que había sido un bastión púnico y fuente de sus refuerzos. Un joven Publio Cornelio Escipión, el Africano, elevado a cónsul, juró vengar la muerte de su padre y llevó la guerra hasta las mismas puertas de Cartago. Allí, en Zama, en el año 201 a.C. se desarrolló la batalla definitiva, que significó el final de Cartago como gran potencia comercial y militar. El Mediterráneo ya tenía un único dueño para muchos siglos.
Según cuentan algunos autores clásicos, como Plutarco, años después de Zama se reunieron Aníbal y Escipión en una conversación privada donde charlaron sobre los grandes generales de la historia. Podéis leer más sobre esto en ‘Aníbal y Escipión, una conversación de leyenda‘.
Hablan de grandes errores en las cintas cinematográficas que abordan otros tiempos y no se dan cuenta del mayor error: que aún no había cine. Parece una tontería, pero no. Pongamos a prueba la calidad de la Historia contada oficialmente de los tiempos pretéritos. ¿Cuán fidedigna habrá de ser la verdad de lo que se cuenta en aquellos tiempos, en los que ni siquiera la mentalidad estaba igualada con nuestro presente, cuando ni siquiera hoy en día se ponen de acuerdo los políticos, medios, análisis, de cuál es la verdad del asunto de ayer mismo. La verdadera Historia de la Humanidad jamás contada no se ha contado todavía.
11 agosto 2022 | 2:22 am