Aunque las primeras imágenes color aparecieron en 1908 con el Kinemacolor, el Technicolor se impuso en la industria cinematográfica desde sus inicios en 1916. Su desarrollo hizo que estuviera plenamente implantado ya en los años 30 en películas como El mago de Oz (Victor Fleming, 1939) o Robin de los bosques (Michael Curtiz, 1938).
Sin embargo aún tardaría algunos años en verse en películas de época, y es que los años 30 era todavía demasiado pronto para la época dorada del péplum. Fue Cecil B. DeMille el que realizó, en Sansón y Dalila (1949), el primer péplum que «cató» el color en el cine. Es una cinta clásica que tuvo cierto éxito y sentó las bases para el enorme desarrollo que tuvo el cine de época en las siguientes décadas. Jon Solomon señala que fue esta producción la semilla que «revigorizó el género antiguo».
El color dio el impulso definitivo que convenció al gran público y transformó al cine en un fenómeno de masas. Era el comienzo de las grandes superproducciones de cintas basadas en historias antiguas, cuya época gloriosa se alargó hasta 1964, curiosamente su final se asocia a La caída del imperio romano (Anthony Mann, 1964), toda una profecía…
Sansón y Dalila (Cecil B. DeMille, 1949) narra el famoso relato bíblico de el Libro de los Jueces, donde un forzudo y melenudo Sansón se enamora de la persona equivocada. O al menos eso parece, a tenor de las consecuencias de rechazar a la bella Dalila, que no le perdona haber elegido a su hermana. El guión fue adaptado por Jesse Lasky Jr. y Fredric M. Frank a partir de la novela Juez y necio (Judge and Fool), basada en los hechos bíblicos del escritor sionista Vladimir Jabotinsky. En realidad la historia bíblica de Sansón es mucho más reducida de la que nos muestra DeMille, por lo que tuvo que añadir amor y celos por partes iguales.
«Sansón y Dalila fue la semilla revigorizó el género antiguo»
Jon Solomon
Eran tiempos de luchas entre israelitas y filisteos. Victor Mature es Sansón, un hebreo que elige como premio tras una hazaña casarse, contra su voluntad, con la filistea Semadar. El papel de la desdichada es interpretado por Angela Lansbury, la eterna protagonista de la serie Se ha escrito un crimen (Peter S. Fischer, 1984). El problema llega cuando es su hermana Dalila (Hedy Lamarr), la que desea al forzudo Sansón.
Aunque el director llegó a su plenitud del género años más tarde con Los diez mandamientos (1956), consiguió que la Paramount recaudara casi el tripe de lo invertido. El filme contó con un presupuesto total, incluyendo la promoción internacional, de unos 4 millones de dólares, logrando recaudar cerca de 11.
El actor protagonista, Victor Mature, tuvo que adelgazar para el rodaje unos 15 kilos y logró arrebatarle el papel al culturista-actor Steve Reeves, Mr. América 1947, y protagonista de muchos péplum menores.
Hay otras versiones cinematográficas de esta historia, la mayoría en tono menor y para la televisión. Todas ellas bajo el título homónimo de la versión de DeMille, como la de Lee Philips (1984), Colas Roeg (1996) o una miniserie de 18 episodios para la televisión brasileña de 2011. Sin duda la versión más curiosa es la del indonesio Sisworo Gautama Putra, que en su versión de 1987 mezcló el relato bíblico con la invasión holandesa de su país.
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