Hoy nos acercamos a la vida de Lutero, un monje agustino que decidió protestar públicamente contra algunas prácticas de la Iglesia católica e inició, casi sin querer, una profunda transformación política y social en Europa que llegó a tambalear los cimientos de la iglesia de Roma.
Lutero y sus 95 tesis (El País)
Lutero (Eric Till, 2003), la película que recomendamos hoy, cubre gran parte de la vida de Martín Lutero. Joseph Fiennes interpreta al monje que en 1517 publicó sus escritos en la puerta de una iglesia de Wittenberg y provocó un auténtico terremoto en la iglesia católica. La indiscriminada venta de indulgencias por personajes como Tetzel (Alfred Molina), terminaron de convencer a Lutero de que había que iniciar un cambio en la iglesia. El recién elegido emperador Carlos V (Torben Liebrecht) trató de convencer al agustino de que recapacitara pero finalmente el papa León X (Uwe Ochsenknecht) le excomulgó. La Dieta de Augsburgo de 1530 solo confirmó la ruptura total y demostró que era imposible llegar a un acuerdo. Era el comienzo de las guerras de Religión que asolarían Europa hasta bien entrado el siglo XVII.
Podéis ampliar la sinopsis aquí.
Tráiler de Lutero (Eric Till, 2003)
Se conoce al siglo XVI como el de la reforma y del comienzo de las guerras de religión, aunque la iglesia ya había sufrido cismas anteriores como el de Oriente (1054) y el de Avignon (1378-1417).
Martín Lutero (1483-1546) era un monje agustino, sacerdote y profesor de teología en la universidad de Wittenberg. En 1510 realizó un viaje a Roma y pudo observar en primera persona la frivolidad con que vivían los mandatarios de la iglesia, a todo lujo, con amantes e hijos que ni siquiera ocultaban. Esto junto a la desmesurada petición de indulgencias por todo el imperio para la construcción de la basílica de San Pedro en el Vaticano, convencieron al monje para realizar una lista de agravios que consideraba imperdonables de la actual iglesia. Eran sus 95 tesis y decidió colocarlas en la puerta de la iglesia de los Santos de Wittenberg. Pensaba que pasaría desapercibido pero no fue así, estaba iniciando un cisma de enormes consecuencias para la iglesia y ni siquiera lo sabía.
Martin Lutero y Joseph Fiennes
De primeras apenas buscaba iniciar una discusión puramente eclesiástica con el arzobispo de Maguncia, pero ante el desprecio de Alberto de Brandeburgo, decidió darle difusión a sus escritos gracias a la imprenta. Es posible que sin este reciente invento el resultado de sus demandas hubiera sido mucho menos efectivo. Siglos antes personajes como John Wyclif y Jan Huss ya lo habían intentado sin éxito.
Una primera bula del papa condenaba la mayoría de sus tesis y la respuesta de Lutero fue quemarla públicamente. En 1521, León X le excomulgó y fue declarado hereje, lo que obligaba a ser perseguido y apresado en todo el imperio. Sin embargo no todos opinaban igual y fue el momento que muchos príncipes alemanes eligieron para enfrentarse al emperador y al papa, la religión era la excusa perfecta para lograr mayor poder sobre sus territorios y súbditos. Entre ellos estaba Federico de Sajonia, príncipe elector, que lo protegió en su castillo incumpliendo la orden papal.
Lutero quema la bula papal (Paul Thumann, 1872)
Lutero dirigió sus escritos al pueblo llano y en lugar de usar la lengua culta de la época, el latín, escribía en alemán e incluso tradujo las sagradas escrituras a este idioma. Por vez primera, el pueblo no necesitaba ningún intermediario para su lectura y compresión.
En su doctrina, Lutero promovía el sacerdocio universal, sin sacerdotes, donde cualquiera podía leer e interpretar la Biblia. Dado que se prescindía de una jerarquía eclesiástica privilegiada, el clero se trasformaba en la masa social y por tanto el celibato no tenía ningún sentido (de hecho Lutero se casó en 1525 con una monja llamada Catalina de Bora). Los fieles eran los responsables de las ceremonias religiosas, donde la figura del pastor solo actuaba de guía o ayuda, sin ninguna función sacramental.
Otras de las demandas era la descentralización de la Iglesia y su independencia de las iglesias nacionales. A la cabeza de estas debía estar el poder civil, como un príncipe o un rey, de esta forma la figura del papa y del resto de los estamentos eclesiásticos debían desaparecer. Lutero negaba que los hombres alcanzaran la salvación por sus obras o sus actos, solo podían alcanzarlo con la fe y su creencia en Dios. También existían una notable diferencia en los sacramentos. Para Lutero debían reducirse a dos, el bautismo y la eucaristía. Además, en este último existían notables diferencias con los católicos.
La respuesta de la iglesia llegó con la llamada contrarreforma, pero ya era tarde. Las grandes diferencias entre el papa y el emperador sobre como afrontar el problema y las dudas en el resultado de un concilio, lo fue retrasando hasta que la separación era ya inevitable. El interminable Concilio de Trento (1545-1563), que tuvo varias interrupciones, fue ineficaz contra las ideas reformistas pero sentó las bases de la doctrina católica durante siglos. Acordó las pautas sobre los sacramentos, la salvación o la eucaristía y se crearon nuevas órdenes religiosas como los Jesuitas, que serían de vital importancia en la evangelización del Nuevo Mundo.
De la reforma surgieron una serie de doctrinas con mayor o menor impacto, algunas de ellas muy violentas, que formarían una variedad de sistemas teológicos protestantes. Esta serie de divergencias doctrinales surgidas de la reforma se debió a la ausencia unidad doctrinal.
La de mayor trascendencia fue el calvinismo, establecido por un teólogo francés Juan Calvino, que se difundió desde la década de los 40 por Francia, Países Bajos, Escocia y por algunos estados alemanes como Wessel o el Palatinado. Su enorme influencia en la política francesa provocaría la segunda fase de las guerras de religión en el país galo (recomendamos ver la película La reina Margot). Las ideas de Calvino tuvieron grandes diferencias con las de Lutero, por ejemplo en el libre albedrío, negaba la libertad del hombre y tenía la idea de la predestinación. El teólogo francés, que no llegó a conocer a Lutero, impuso una disciplina rigurosa y espartana desde su sede en Ginebra. Los bailes, cantos o incluso la bebida eran considerados actos inmorales y fueron perseguidos. Implementó una especie de inquisición que eliminaba a todo disidente. Un ejemplo fue el médico español Miguel Servet, quemado en la hoguera en 1553.
Algunas otras reformas surgieron de forma aún más radical y a veces con violencia. Así tenemos los casos de Zwinglio en Suiza o los anabaptistas en Suiza y Países Bajos. En la mayoría de los casos contaron con la oposición de Lutero.
Otro caso de ruptura religiosa fue el inglés, aunque no se trató de divergencias doctrinales sino el intento de separación del rey Enrique VIII, ferviente católico, de su esposa Catalina de Aragón para poder casarse con Ana Bolena. La negativa al divorcio del papa Gregorio VII, temeroso de la reacción del emperador, sobrino de Catalina, llevó al monarca a crear la Iglesia Anglicana separada de Roma.
La muerte de Lutero en 1546 no dio por finalizado el conflicto. Tras años de dietas y luchas, en 1555 se firmó la paz de Augsburgo, que significó la definitiva separación entre católicos y protestantes. Carlos V había fracasado y decidió abandonarlo todo. Puso el imperio en manos de su hermano Fernando y el resto de sus posesiones de la Monarquía Hispánica en su hijo Felipe II. Se recluyó en el monasterio de Yuste hasta sus últimos días en 1558.
Otras películas sobre la vida de Lutero.
- Martín Lutero (Irving Pichel, 1953), donde Niall MacGinnis da vida a Lutero.
- Imperios: Martín Lutero (Cassian Harrison, 2002), con Timothy West en el papel del reformador.
- Lutero: la Reforma (Uwe Janson, 2017), miniserie interpretada por Maximilian Brückner.
- Lutero: la idea que cambió el mundo (David Batty, 2017), con Patrick Delaney.
¿Quieres más cine histórico? Aquí todas nuestras recomendaciones.
habra que ver algo entonces sobre Lutero!!, excelente reseña!!!!
12 junio 2020 | 9:36 pm