“Somos reyes y peones” dice Napoleón al comienzo de la película, y de eso trata, una trama que se convierte en una partida de ajedrez, juego por cierto al que era muy aficionado el Emperador de los Franceses.
En tiempos de confinamiento obligado por el bien de todos, que mejor que iniciar esta nueva sección «Cine histórico para el finde…», donde todos los viernes recomendaremos una película de tintes históricos para disfrutarla durante los fines de semana y de paso aprender un poco sobre nuestro pasado. El cine es una buena herramienta pata acercarnos de manera sencilla a nuestra pasión, la historia.
Fotograma de la película
Para la primera película he elegido La venganza del conde de Montecristo (Kevin Reynolds, 2002), un texto adaptado por Jay Wolpert de la novela El conde de Montecristo de Alejandro Dumas, publicada en 1885. Una cinta llena de acción y aventuras en una situación límite del protagonista, que logrará una venganza planificada durante años de cautiverio.
«Soy un conde, no un salto»
Edmundo Dantes
Basado en la novela de Alejandro Dumas
Han sido varias las versiones de la novela de Dumas, tanto para la televisión como en el cine. La primera película rodada en 1934 y dirigida por Rowland V. Lee. Después hubo una versión argentina de León Klimovsky (1953). Para la pequeña pantalla destacamos la de Josée Dayan (2002), la más famosa de todas con la interpretación estelar de Gérard Depardieu. La Televisión Española también versionó la historia dirigida por Pedro Amalio López en 1969. Además ha servido de inspiración para muchas otras obras, donde el protagonista sufre la una injusticia y logra escapar para vengarse.
Trailer La venganza del conde de Montecristo (Kevin Reynolds, 2002):
Traición, tesoros y venganza
La historia narra la traición que sufre el protagonista, Edmundo Dantes (Jim Caviezel), que termina encerrado en el Castillo de If, una prisión fortificada situada en una pequeña isla frente a Marsella, ciudad donde se inicia la película, que termina en París. Durante su cautiverio tendrá tiempo para meditar la venganza.
Contexto Histórico, la Europa de Napoleón
La acción sucede en la época final de las Guerras Napoleónicas, cuando el emperador es enviado a la Isla de Elba tras su derrota en la Batalla de las Naciones (Leipzig, 1813) y firmar su renuncia en el Tratado de Fuentenebleu (abril de 1814). Y es en esta isla situada entre Córcega e Italia, donde comienza la aventura de nuestro personaje, al arribar en ella en el barco Faraón y conocer allí al mismísimo Bonaparte.
La etapa napoleónica aún tenía un epílogo. Tras escapar de la isla y ponerse de nuevo al frente de Francia, vivió los llamados 100 días de Napoleón o el Imperio de los 100 días, que culminó en la famosa batalla de Waterloo en junio de 1814. Tras la derrota, que resultó el final del Primer Imperio Francés, Napoleón fue despojado del título de Emperador (durante su estancia en Elba aún mantenía) y enviado a un sitio mucho más alejado: la Isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur, lugar que anulaba la posibilidad de escapar.
Tras la etapa napoleónica se iniciaba la llamada Europa de los Congresos, iniciada tras el Congreso de Viena (1815). Las potencias vencedoras restablecían el absolutismo tratando de aislar las ideas liberales nacidas de la Revolución Francesa. Este bloqueo aguantaría a duras penas hasta las revoluciones de mediados del siglo XIX.