Hollywood es casi sinónimo de elegancia, grandes mansiones, millonarios excéntricos y mucho lujo. Sin embargo no siempre fue así. Todo tiene un comienzo y el de Hollywood no fue tan distinguido como lo vemos hoy en día, de hecho podemos decir que se convirtió en una lugar peligroso, donde huían los proscritos de la industria que no dudaban en apretar el gatillo si era necesario.
El confinamiento sanitario hace que los fines de semana no parezcan tal cosa para los que trabajamos desde nuestras casas. La sección «Recomendamos para el finde…» la podemos extender a cualquier día de la semana, el caso es buscar entretenimiento disfrutando del buen cine y de nuestra pasión común: la historia.
Hoy nos adentramos en la Segunda Guerra Mundial aunque en un aspecto un tanto particular: la guerra de los códigos secretos.
Los hermanos Lumiere (izq.) y Thomas Alva Edison (der.) (Wikipedia)
Cuando pensamos en los comienzos del cine, seguramente lo primero que nos viene a la mente son los hermanos Lumière, sin embargo todo parece indicar que el invento fue presentado unos meses antes por otro afamado personaje. A ellos se les asocia la invención del primer aparato de cine pero no es exactamente cierto.
SOS (a secas), además de una marca de arroz, era un pueblecito tranquilo situado entre Navarra y Castilla a finales del medievo. Por aquellos tiempos era zona fronteriza en una época donde todos los reinos y coronas de la península tenían serios problemas internos y externos. En Castilla había fallecido Juan II pero con su hijo Enrique IV fue aún peor. Aragón vivía enfrascado en conflictos sociales a los que se añadía la injerencia de su monarca Juan II (se llamaba igual que el castellano) en el trono navarro. Tras fallecer su esposa Blanca, reina navarra, trató de arrebatar el cetro a sus descendientes, incluido su hijo y primogénito Carlos de Viana. Pese a todo, quién lo iba a decir, no les faltaba mucho tiempo para la unificación total con los Reyes Católicos, primero Castilla y Aragón, después Granada y más tarde Navarra, aunque ya sin Isabel.
¿Y lo del cine?
“Somos reyes y peones” dice Napoleón al comienzo de la película, y de eso trata, una trama que se convierte en una partida de ajedrez, juego por cierto al que era muy aficionado el Emperador de los Franceses.
En tiempos de confinamiento obligado por el bien de todos, que mejor que iniciar esta nueva sección «Cine histórico para el finde…», donde todos los viernes recomendaremos una película de tintes históricos para disfrutarla durante los fines de semana y de paso aprender un poco sobre nuestro pasado. El cine es una buena herramienta pata acercarnos de manera sencilla a nuestra pasión, la historia.
Fotograma de la película
Zsa Zsa Gabor, nombre original Sári Gábor, fue una actriz húngara que aterrizó en Hollywood huyendo de la Segunda Guerra Mundial en 1941 y que unos años más tarde sería investigada en plena caza de brujas.
© Allied Artists
Es una de mis escenas preferidas del cine. En la Película El Cid (Anthony Mann, 1961), un magnífico Charlton Heston en el papel del de Vivar, le obliga a jurar sobre la Biblia nada menos que al nuevo rey de Castilla, Alfonso VI, que nada había tenido que ver en la fatal muerte de rey Sancho, su hermano. Rodrigo había servido a Sancho II el Fuerte desde bien joven, llegando a ser su portaestandarte.
Las primeras letras o palabras en una nueva aventura, blog en este caso, siempre son tan especiales como difíciles de elegir… algo más sencillo fue cuando comencé con el blog ¡O César, o Nada! allá por octubre de 2012, mi primer artículo (ya me estoy acercando al medio millar) trataba del porqué del nombre del blog, pero en nuestro caso voy a explicar la razón del título de esta primera entrada.
