El paradigma de las renovables: según, cuándo, cómo y para qué

Claro que también nos falta el dónde y muchas más cuestiones. De siempre he dicho, y defendido en este blog, que soy partidario del crecimiento de las energías renovables por muchas razones. En 20minutos.es ya hay un blog que trata del asunto pero hay que insistir desde todas las esquinas de la vida. Aquí lo intentaremos hacer desde la perspectiva ciudadana, en la construcción de una cultura social, reivindicativa y comprometida por ser más eficiente. Esta arquitectura vivencial se manifestaba con escasas preocupaciones ambientales. Pero ahora, desde el atropello de Rusia, ha empezado a ver sus aristas sociales. Por eso aspira a que las renovables sirvan para evitar dependencias energéticas foráneas y para detener la pobreza energética de los hogares más vulnerables; es decir, por necesidad colectiva, incluso por beneficio personal. De hecho la gente ya está gestionando su instalación en sus viviendas.

Hubo un tiempo, no muy lejano, que se utilizaba el dato del consumo de energía para valorar la buena marcha de un país. Ya se han encargado las petroleras y gasistas de vendernos “ese bien vivir” financiando campañas negacionistas, maquillando las cifras que la ciencia difundía, y tergiversando la realidad, mientras perforaban por aquí y por allá. No hace mucho se conoció la ocultación de la verdad por parte de Exxon con respecto al cambio climático y el uso de combustibles fósiles. Ahora nos damos cuenta de que no sirve el más consumir, sino que prima el mejor; todo un cambio de paradigma. Tal es así que muchos países manifiestan encontrarse en emergencia energética. Y claro, se han puesto en marcha acelerada para hacer renovable la vida 100 %, y ese es un empeño sublime, pero irreal: el cambio tecnológico no tendrá materiales suficientes ni espacios idóneos, y luego está la movilidad.

Por eso el cambio de paradigma debe ser también cultural. Para ello necesita una nueva mentalidad social contra la contaminación generada por el uso de la energía y a favor de la sostenibilidad global de la vida. En suma, una transformación de los consumidores activos hacia los ciudadanos y ciudadanas ahorradores y después comprometidos-as. El uso de la energía forma parte de un paradigma más amplio, como nos presenta Oxfam Intermón con su iniciativa Trucos para una vida Eco-friendly. Quienes quieran permanecer desinformados que no miren, pero la eólica y solar fueron la principal fuente de energía en la UE por primera vez en 2022. Así nos lo cuenta CarbonBrief “ayudaron a Europa a sobrevivir una triple crisis creada por las restricciones en el suministro de gas ruso, una caída en la energía hidroeléctrica causada por la sequía y cortes nucleares inesperados”. En su informe se dan datos segregados por países.

Volvamos al cambio de paradigma, que debe ser personal y a la vez colectivo, para no perdernos en cifras. En el revuelto universo energético intervienen dos grandes condicionantes: cómo se produce y comercializa la energía que consumimos y cómo se comportan los consumidores, por costumbre o por nueva concienciación dineraria y ecológica. Además hay dos mundos energéticos principales en el consumo: el que se realiza en lugares determinados (industrias, servicios, domicilios, etc.) y aquel que comprende la movilidad (colectiva o individual).  El paradigma se complica aún más si miramos el asunto del consumo energético y la salud, especialmente el ligado a la movilidad urbana (individual y colectiva). Pasearse a determinadas horas por determinadas calles de nuestras grandes ciudades  es darle un chute contaminador a los pulmones. ¿No sería motivo suficiente para cambiar el paradigma del presente y del futuro, de lograr  ciudades resilientes, que se lleva mucho? Todo lo que antecede y sigue son pros y contras energéticos, pero vistos desde la justicia social, cuyo día universal viene señalado en el calendario cuando esto escribo, 20 de febrero de 2023. Sin embargo, al margen de fechas señaladas, que no se nos olvide que energía la más limpia y barata es aquella que no se consume, que se ahorra. Ese podría ser el fundamento del nuevo pensamiento social, lo que significa una importante transición que es incluso ideológica.

Una posible solución pasa por producir energía en tiempos de vulnerabilidad global sin causar perjuicios ambientales; no es fácil pero se puede quedar cerca. Así la promocionan los movimientos ambientalistas y energéticos no depredadores. La realidad es que las renovables están revolucionando el mundo compartido, pero creer a pies juntillas que la transición energética se soluciona con poner paneles en los tejados es un disparate técnico y roza la anticiencia, defendió un Director General del asunto en la Comunitat Valenciana; fue cesado. Hace muchos años que alguien dijo que la energía ni se crea ni se destruye sino que se transforma, pero el axioma no cala en la cultura popular ni en la mercantilizada rapiña energética, que ha ganado últimamente dineros a mansalva. Ahora sabemos que su transformación, si se logra, también llega a la calidad de vida, pero necesita generalizar este paradigma.

Aerogeneradores de la Granja Eólica de la compañía alemana de suministro energético RWE en el Mar del Norte, Alemania. (EFE/Archivo)

Luego está el asunto de la ocupación del territorio por parte de las renovables; la película Alcarrás trata de la lucha ciudadana por este motivo. Como la que defendió Rodrigo Sorogoyen al recoger su Goya por As Bestas para terminar repitiendo ese otro paradigma que ya empieza a calar en la cultura social: renovables (energía eólica) sí, pero no así. Será por denuncias como las que plantean las dos películas que algunos defienden no impactar tanto en el paisaje y llevar los huertos solares a tejados de instalaciones públicas y a áreas ya degradadas. Por ahora vemos todo un maremágnum que confunde a los usuarios y en cierta manera cortocircuita el paradigma: autoconsumo con placas en los tejados, comunidades energéticas de distintas modalidades, planteamientos municipales concretos para los centros históricos, abono a tarifas reguladas o sin regular, etc. Todo subliminal o directo, como esos anuncios promocionales de los lobbies renovables (que empujan las gigantes compañías petroleras de EE UU y Europa que durante 2022 han ganado “solo” unos 200.000 millones de dólares) de que se han vuelto verdes pero a la vez se empeñan en fagocitar la producción de los pequeños. ¡Prevención universal ante esa estrategia! No han pensado en hacer propaganda social adhiriéndose a colectivos que buscan eliminar la pobreza energética. Con las subidas y bajadas de precios según hora del día y día del mes no hacen sino confundir a la gente que desea consumir menos y mejor.

Esos grupos de presión han convencido a la UE que había que inundar todo de parques solares y eólicos o venía el fin del mundo; y no es la única maniobra de las energéticas por repartirse el pastel. Será por eso que la UE/Parlamento Europeo ha rebajado las exigencias ambientales. El Gobierno español, alumno aventajado en la UE, se ha puesto manos a la obra para liberar inconvenientes. Apaga y vámonos, que decía una luminaria. Si detrás de todo, o empujándolo, estuviese la intención global de la descarbonización quizás encontrásemos el nódulo central del paradigma: hay que descarbonizar la vida y cuanto antes mejor. Puede que China, el mayor contaminador del aire y poco proclive a pensar en la mejora universal de las cosas, esté en esa intención pues en 2022 ha instalado el doble de potencia fotovoltaica que la UE. También hay que señalar que en España el autoconsumo fotovoltaico instalado creció un 108 % con respecto a 2021.

En fin, que nos encontramos en el revoltijo de las renovables. Solo faltaba la burbuja del hidrógeno verde, un asunto que va para largo. Pero no dudemos que después de la tempestad vendrá la calma. Terminaríamos con unas palabras vertidas en una entrevista publicada en la web Energías Renovables, que ya hemos enlazado pero lo volvemos a hacer. El cesado Pedro Fresco en el Gobierno valenciano decía: para hacer la transición ecológica no solo se trata de poner tecnologías o de hacer reglamentos. Se trata de convencer, de ilusionar, de seducir a la gente. Es muy importante hablar, comentar, enseñar, divulgar. Creo que es parte importante de la política en general. La transición energética se gana primero ganando mentes, ganando afinidades. Y las redes sociales son una buena herramienta para difundir mensajes, y para luchar contra los bulos. Por eso las uso. ¿Y si en esto consistiese el paradigma?, claro está que con permiso y compañía de la descarbonización.

Es lo que defendemos en este blog: educación social desde el compromiso y la percepción de que todos formamos parte de un colectivo global que se llama La Cima 2030. Puede que sea la última oportunidad de reconciliarnos con el planeta Tierra y sus criaturas. En fin, la respuesta al para qué, que casi contornea el verdadero ámbito ecosocial.

2 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Sparks

    Partimos de que dices que la eólica y solar fueron las principales fuentes de energía en la UE.

    Y es completamente falso. Sólo hablas de electricidad, no del resto, transporte, calefacción procesos industriales……
    No llegan ni al 15%.
    El 80% de la energía proviene de fuentes fósiles. Y no tiene fácil solución.

    21 febrero 2023 | 1:33 pm

  2. Dice ser Carlos Buj

    No hay que confundir electricidad con energía como hace el autor. La energía primaria de la UE siguen siendo los combustibles fósiles y así será hasta que se acaban.

    27 febrero 2023 | 9:02 pm

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