Seguro que no le cuesta recordar 10 cosas que hizo el pasado 5 de junio a favor del medioambiente; incluso retiene algunos detalles de por qué y si le supuso poco o mucho esfuerzo. ¿O sí?
La verdad es que el tema sonó mucho en las redes y en los medios de comunicación; antes ya la gente, estudiantes y madres, ha empezado a mostrar su impaciencia ante la acción política en el Global Strike Future, que también se dejó ver en España y 20minutos nos contó antes y después.
La ONU lleva nada más ni nada menos que 47 años pidiéndonos más interés y esfuerzo por el medioambiente; recordándonos en esta fecha que por ahí hay necesidades, también ilusiones y deseos colectivos, que merecen tener un día por su atención universal, por su trascendencia global, porque algo le pasa al medioambiente, que somos también las personas, y merece un arreglo urgente.
Pero, transcurridos unos días desde que fuese la estrella de las noticias, ¿qué pensamos, sentimos y hacemos cuando pronunciamos la palabra medioambiente? ¡Basta ya de medias tintas!
Aunque signifique cosas diferentes para las personas, interpele más o menos, hay que actuar.
Lo que pareció, en el año 1972 y los siguientes, una moda de los pesados ecologistas y esas agencias de la ONU que se ocupan de cosas raras, ha pasado a ser un cúmulo de incógnitas socio ambientales para mucha gente, en todo el mundo.
Es la hora de la rebeldía interior contra las desigualdades y la inacción climática, para eliminar la vulnerabilidad de las personas, acabar con la pasividad, o de la poca efectividad de las acciones gubernamentales; es el momento histórico de la participación comprometida.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos están reclamando la participación. Si tardamos en conseguirlos observaremos como la cima que supone la Agenda 2030, cada vez más próxima en el tiempo, se va alejando en la distancia, o se hace más y más alta y escarpada. Convirtamos la agenda en un contrato social, intergeneracional, global y comprometido por la participación.
Por cierto, España tiene mucho por hacer, como denuncian Oxfam Intermón y Unicef.