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¡Menuda mañana frenética, pero vaya forma de disfrutar como periodista!
Hace poco más de una hora, la mital del equipo olímpico español ha partido hacia Pekín. Más de 300 sueños, uno sentado al lado del otro.
Aquí el plumilla llevaba desde las ocho y media de la mañana montando guardia en Barajas.
Un poco de sueño tenía, vale, pero con motivo: ayer estuve en la cena de despedida del equipo de natación sincronizada.
Una gozada poder hablar y charlar con la jefa Ana Tarrés, vaya crack, con Gemma, Andrea, Thais y el resto de chicas.
Allí, Ana me dijo una frase que se me quedó: «Raúl, para que te imagines nuestro trabajo, te diré que nos acercamos más al curro de un minero que al del futbolista».
En los ultimos cuatro años, han pasado ocho horas diarias dentro del agua. «Sin él no se vivir», me dijo Gemma, la capitana, la estrella, la más humilde, y no va de coña.
Bueno, a lo que iba, Barajas era un buffet para periodistas: allí estaba junto a 30 colegas y con más de 200 deportistas que entrevistar, así que ¡¡a por elloss!!.
Todos bien llamativos con sus camisetas amarillas chillonas. Está claro que Aragonés no lo hubiera visto bien…y tal.
Así que te girabas para un lado u otro e ibas topando con Gervasio Deferr, que va a por la tercera medalla, Amaya Valdemoro, fastidiadilla por su microrrotura, Chema Martínez, un figura con su mujer e hijos, las chicas de la sincro, todo simpatía, y del hockey hierba, ídem de lo anterior, Jorge Pina, aspirante al oro en esgrima, Isabel Fernández, el equipo de balonmano o el de hockey, más judocas, boxeadores y algún otro deportista que no pude reconocer ni tuve tiempo para entrevistar.
Algunos estaban más nerviosos que otros, «estoy loca de nervios» me decía una jugadora de hockey; incluso la veterana Isabel Fernández tenía un «hormigueo en la tripa», pero la ilusión mandaba en el gran convoy amarillo.
Mezclado con todos viajaba el presidente del Comite Español, Alejandro Blanco, un cachondo cuando la grabadora no anda cerca.
Ahora, mientras vosotros leéis el post, ellos estarán volando. Les esperan catorce horas, «un auténtico coñazo», como me dijo Deferr.
Gervi es único: tenía a 20 fotógrafos encima inmortalizándole (vaya palabrita) con Chema y Mengual y el tío se fue corriendo para dar un abrazo a su familia. Esa fue una de las fotos. La otra, nos la han prometido, será a la vuelta, con algo de metal en su cuello.
La última línea, o penúltima, es para darles las gracias a todos por su amabilidad y simpatía. El lunes, nos veremos allí, por tierras chinas.
Y yo os pregunto, ¿qué le preguntaríais vosotros a estos deportistas?
Escribidme vuestras preguntas y se las haremos llegar en Pekín, prometido.
PD: de arriba abajo, las fotos pertenecen al equipo de sincronizada, el jugador de balonmano Rocas, la regatista Natalia Via Dufresne, las chicas de hockey hierba y el gimnasta Rafa Martínez.