Te contamos los Juegos desde Pekín

Regateando con Aíto

Apenas tienen tiempo libre, pero en cuanto logran unas horas de relax, los deportistas descargan presión dando paseos por la villa, charlando por Internet o yéndose de compras. Hay una opción más, pero no viene aquí a cuento, aunque sea la más empleada.

Pekín es un sitio perfecto para las compras: hay de todo y todo barato, originales y réplicas.

Por eso, ayer por la tarde, el Mercado de la Seda, visita inexcusable para cualquiera que pare por la capital china, parecía una reunión de deportistas olímpicos.

En la segunda planta topamos con varios atletas: por allí andaba Naroa Agirre o Concha Montaner, esperando pacientemente a Ruth Beitia mientras se probaba un kimono.

Un poco más tarde y una planta por encima, mientras servidor regateaba por uno de esos budas sonrientes, escuché a mi lado otro proceso negociador. Reconocí la identidad del comprador en cuanto le oí una frase. Allí estaba el seleccionador nacional de baloncesto, Aíto García Reneses, subiendo y bajando precios en la calculadora del dependiente.

Ya se sabe, conocer al enemigo antes de la batalla es vital, y mañana nos medimos a Yao Ming y compañía…

Pero sin duda, la escena más curiosa tuvo lugar después, cuando en la salida del centro comercial, reconocí a otro deportista español de cuyo no puedo acordarme…fumándose un cigarro sólo unos días antes de su competición. Me dio qué pensar.

Bienvenido Mr. Bush…

Algo me olía antes de entrar al Cubo: segundo día de competición y primera baldosa amarilla en el camino de Phelps, que aspiraba al primero de los ocho oros que necesita para ascender a la categoría de mayor mito de la historia olímpica.

En la puerta de acceso para la prensa, 50 periodistas fuimos retenidos por un cordón policial de los que aquí se estilan, una pasada vamos. Y en ese momento, una caravana de 25 coches nos pasó por delante: todos negros, con cristales tintados, en plan película.

La razón la conocí a los diez minutos, ya en la grada, cuando 20 tipos de 4×4, porque el 2×2 se les quedaba corto, rodeaban a otro de pelo blanco y camista azul que ondeaba la bandera estadounidense. Sí, el caballero era George Bush.

Durante los minutos que estuvo en la grada, al presidente de Estados Unidos le dio tiempo a hacer de todo: jalear a Phelps cual ultra, ondear la banderita de las barras y estrellas o fotografiarse con aquel valiente que pudiera traspasar su cordón de seguridad.

Tal como llegó, se esfumó, con toda su cohorte detrás.¿Imagináis de que pudo hablar con el presidente chino? Se admiten ideas…

PD: Increíble, está lloviendo en Pekín y no hace calor. Bueno, sólo un poco.

Las chicas del hockey hierba se mojan y caen ante China (3-0)

La inesperada. La indeseada. La lluvia llegó ayer a Pekín, en el segundo día de competición de los Juegos Olímpicos. Nadie la quería para la inauguración y se demoró o la aplazaron (los chinos son capaces de eso y de más) para el estreno de nuestras chicas del hockey hierba, que se mojaron durante el partido. La lluvia resultó una mala invitada. China, la anfitriona venció con autoridad (3-0).

Domingo a las nueve de la mañana en Beijing, tres de la madrugada en España. El agua cae delicadamente. Paraguas por las calles y tráfico fluido. Apenas coches particulares. ¡Qué delicia! ¡Ojalá siempre fuera fin de semana aquí! Del hotel al centro de prensa (MPC, el Main Press Center, un día os hablaremos de él) con el bus MA021. Trasbordo y otro, el MB03, para acudir al Hockey Stadium. Antes pasamos por el Olympic Green Tennis Center. Y me cuelo en el lanzamiento de tiro. Creo que era allí, vamos. Mola. Volveré.

El estadio de hockey es un mosaico multicolor de plásticos. Son chubasqueros verdes, rosas, azules y amarillos. Voy a hacer fotos y un miembro de la organización me dice que no, que está prohibido. ¡Vaya putada! Normas del Comité Organizador.

España lanza un penalty-corner (saque desde la línea de fondo sin oposición, jugada, defensa y tiro). Falla Ester Termes. Lástima. Solamente grito yo. ¡Joeeeeeer!

Las chinas corren un montón. Están atléticas y fuertes. Son mucho más macizas. Sus jugadoras van de los 54 a los 71 Kg. Las españolas de 48 a 69.Las anfitrionas contraatacan. Y marcan (1-0). El clamor. Júbilo en la grada. Espectáculo rojo y amarillo, pero chino. A mi lado una especie de Manolo el del Bombo anima a la grada a que siga aplaudiendo. Parece el director de orquesta.

Llega el segundo gol para China. Anulado. Pero ojo, unos minutos más tarde el de verdad. (2-0). Ataca España. Chute. Y GOOOOOOOOOOOOL, exclamo. Gol-pe de vista. Incierto. Fue fuera. Descanso. Bocina y música. Salen un grupo de 12 animadores, entre galácticos y horteras. De gris y rosa. Brincan y se van. La cosa está jodida para España. ¿Remontaremos?

Segunda parte. Las chinas salen a tope, como si llevaran toda la vida corriendo y quisieran más. Casi en la reanudación nos cascan el tercero. Esto se ha acabado (3-0). Inapelable. España despierta, se sacude el miedo y empieza jugar. Otro penalty corner. Marrado también. El público vitorea cada acción de las cinas. Fiesta en rojo y amarillo, pero fiesta china.

En el banquillo español, Pablo Usoz, el seleccionador se desgañita. Lo escucho desde mi posición. “Vamos. Sigue, sigue. Vaaaaaaaaa! No hay nada que hacer. Otro día será.

¡¡Vamos Valverde!!

Son las cuatro y media en la llegada a meta de la prueba de ciclismo, un sitio precioso con la Gran Muralla de fondo, y la tensión es enorme.

Por aquí no dejan de desfilar ciclistas al borde del colapso. La palabra que más se repite es sauna. Si estando parado ya es insufrible, no me pongo en la piel de ellos.

Mientras los aficionados que llenan las gradas no paran de gritar, los periodistas estamos de un lado para otro. El abandono de Freire ha provocado un caos inmenso, sobre todo entre nosotros, los españoles, que buscábamos mil fuentes para confirmarlo.

Hay un sano pique entre los reporteros de cada país. Alemanes, italianos y españoles estamos más atentos que nadie. Eso sí, todos ven como favorito a Valverde, mientras Sastre está arrasando, poniendo a todos en fila india. Se promete un gran final…Yo apuesto por Valverde.

«Samu, ¿vas bien? Pues a por ellos»

¿Qué palabras sirven para contar algo como lo de hoy?

Aquí, bajo la muralla china, Samuel Sánchez acaba de estrenar el medallero español y no con cualquier cosa, con una chapa dorada.

Es una medalla, pero en realidad cuentan como cinco: el equipo español de ciclismo ha funcionado durante toda la semana como una familia y como una máquina estas últimas horas.

Nada más terminar la prueba, las anécdotas han ido surgiendo, una tras otra. Los primeros en felicitar a Samuel han sido sus familiares, y luego ha llegado el turno oficial: el presidente Zapatero y el Rey Juan Carlos.

«Te llama el Rey», le decía al oro olímpico el Secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissaveztky. Pero Samuel no podía atenderle y Jaime le ha terminado pasando el teléfono a un miembro del equipo, con Su Majestad esperando al otro lado de la línea. Vaya escena.

Después ha llegado Carlos Sastre, cansado pero radiante. «¡Qué lujazo de carrera! A falta de dos vueltas, he preguntado a todos cómo iban. Alejandro y Samu decían que muy bien y Alberto que así así, y le he dicho a Samuel que lo intentara. A por ellos. Y ha ganado. Cojonudo».

Increíble ver al ganador del Tour de Francia actuando de gregario . Su veteranía le ha convertido en el jefe, dirigiendo a sus compañeros y consolando a Andy Schleck, su aliado en el CSC, rival ayer. «Niño, no estés mal, no pasa nada», le decía en meta, después de que el luxemburgués se haya quedado sin medalla en el último metro.

La ceremonia de medallas llegó después, corta y sobria pero emocionante, con Samuel dirigiendo sus ojos al cielo, mientras las lágrimas tomaban el camino inverso. Y al fondo, la Muralla, seria y firme, decorando el gran día de un gran ciclista.

Letizia, la mujer de rojo

Nada estaba planeado, ni por asomo pensamos que sucedería así, pero una vez más, afortunadamente, el protocolo y la etiqueta cedieron paso a la naturalidad.

Tanto Kike como yo acudimos invitados a la apertura de la Casa de España, cerca de Tiananmen, con la intención de hablar con el mayor número posible de deportistas.

Para qué negarlo, la utopía era poder recoger algunas palabras de sus altezas los Príncipes de Asturias, pero el asunto era complicado, y me quedo corto.

Tremendo panorama: veías a Aíto García Reneses a un lado, te girabas y topabas con Pedro Delgado, a tu espalda el alcalde de Barcelona. Incluso el ex árbitro López Nieto andaba por allí, degustando un jamón que madre mía que jamón. Mientras, Kike charlaba animadamente con Ricky Rubio. Ambos están unidos por su amor a Badalona.

Paralelamente, en el estrado, el Príncipe Felipe iniciaba su discurso, momento precedido por el tropezón de su jefe de protocolo, que se comió las escaleras y a poco se queda sin discurso y sin dientes. A su lado, Letizia le miraba, seria, firme, con un vestido rojo de traje y chaqueta, y zapatos plateados de tacón kilómetrico. Relucía.

Concluyó la perorata y los Príncipes se mezclaron con todos los deportistas. Justo detrás de ellos, nosotros. La primera duda era si llamarle al nombre de Príncipe, Felipe, Su Alteza o qué se yo. Así que optamos por Príncipe: no respondió a la primera pero sí a la segunda, y ambos se dieron la vuelta al unísono. Y ahora ¿que?.

Así que Kike yo nos encontramos cara a cara con Felipe y Letizia y mil cámaras alrededor. Él fue más formal y nos contestó con algún tópico que otro, aunque me quedo con una frase: “Estoy todavía con el jet-lag y asado de calor”. Vale, es una chorrada de frase, pero viniendo de quien venía…

Fue la Princesa quien más nos sorprendió. Letizia no mira, te observa y se interesa por todo lo que te rodea. Se acercó y nos miró de tal forma y manera que costaba mantener la compostura y la pose oficial para no hablarla de tú a tú. “¿Cómo os llamáis, de qué medios sois?”, fue lo primero que nos dijo. “Cuando estaba en Televisión leía bastante el 20 minutos”, prosiguió.

Después llegó la pregunta de Kike: ¿Le gustaría cubrir estos Juegos como periodista? “Soy muy feliz siendo princesa”, nos respondió.

Quiso hacerse una foto con todos los periodistas que allí estábamos, pero el gesto impaciente de su esposo la disuadió.

Después, mil saludos y fotos a quién se lo pidiera, servidores incluidos. Eso sí, de tocar a Letizia nada: un compañero lo intentó y el manotazo del guardaespaldas fue instantáneo.

Cuando ya enfilaban la salida, volví a coincidir con ella. “Bueno Raúl, ¿cómo estás?, ¿ha venido algún diario gratuito más? ¿hasta cuándo estáis aquí?”. Por entonces ya no sabía quién de los dos era el periodista. “Nosotros nos quedaremos unos días, y estaremos viniendo de vez en cuando. Nos veremos por aquí”.

Y Letizia, la Princesa, se marchó, dejando huella.

El Nido más grande del mundo

En el Centro de Prensa el aire acondicionado no da para más. El fresquito apenas se nota, pero algo tendremos que ver los más de 10.000 periodistas que aquí nos juntamos ahora, a unas tres horas del comienzo de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos.

El estadio, conocido como El Nido registra ya un tercio de entrada y sobre la lona que cubre el césped hay tres dragones. La música ya atrona y casi todo está listo. Grecia será el primero en desfilar y China el último. Atentos a España, en la posición número 75.

Un sorteo inocente decidió que fuera Kike el afortunado en presenciar in situ un acontecimiento inolvidable, y se lo merece, pero seguirlo desde aquí tampoco es moco de pavo, y en este pequeño diario intentaré amenizar un poco las cinco horas de ceremonia con algún detalle o matiz que se le escape a la televisión.

De antemano, os puedo decir que incidentes como aquel pezón de la Jackson o protestas antichinas es complicado que se puedan ver, no que no sucedan. La realización tendrá un retardo considerable, por si acaso.

Acabamos de volver de la zona y es impresionante el despliegue policial. Creo que las palabras no llegan para describir lo que está pasando aquí, con dos soldados y policías por persona. Hayseguridad hasta en el techo del Nido.

Hace unos minutos llamé al equipo de sincro. Están concentradas en Shanghai y no podrán asistir. Thais, una de sus componentes, me dijo ayer que le da una rabia tremenda, «pero es lo que hay».

Tampoco la gimnasia estará en el desfile. «Seis horas de pie, ufff. Demasiado para mis piernas», se disculpó Deferr hace unos días. Él iba a ser el abanderado, pero al final le tocará a Cal, un deportista tan genial como introvertido.

Y mientras, el tiempo vuela y en el centro de prensa ya no cabe nadie. No hay mesa libre y todos trabajamos frenéticamente. Mi ordenador tiene ahora mismo conectados cinco cables diferentes: telefono, batería, cámara, cargador y cable de red y alguno más que se me escapa. El portatil no da para más.

Así que, aunque lo veáis por la tele, de vez en cuando clicar en el blog para compartirlo juntos.

¡¡¡¡Esto ya empiezaaaa!!!

Si sales fuera del Centro de Prensa, la zona olímpica es un espectáculo de luz,quedan pocos minutos para el comienzo y aquí el ambiente es más relajado.

A lo lejos, en El Nido, el presidente chino del COI ya han entrado al palco y la ovación ha sido tremenda. Millones de bombillas iluminan Pekín, los Juegos de la controversia.

Mientras, a su lado, El Cubo de agua cambia de color cada dos segundos. ¡¡¡¡Comienza la ceremonia!!! Y el público no deja de ovacionar cada cosa. Está claro que la luz va a protagonizar gran parte del evento.

PD: Ok, lo acepto, las fotos son algo cutres, pero si salgo fuera a grabar y fotografiar…el mundo de los derechos audiovisuales nos corta el rollo.

¡Se me ha puesto la piel de gallina!

Vaya momento que acabo de vivir. Ya entiendo porque no hay un sólo voluntario por aquí. Iba a salir a patearme la calle para acercarme al Nido, pero en el pasillo del MPC topé con una escena inolvidable: más de 300 voluntarios chinos sentados en el pasillo siguiendo emocionados la ceremonia. Un coro de ¡¡¡ohhhhh!!! seguía cada escena televisiva.

Pero lo mejor ha sido cuando ha sonado el himno nacional chino: todos se han puesto de pie y han comenzado a cantar, muchos con lágrimas en los ojos.

He hecho un minivídeo para que lo veais y si la imagen tiembla, es sencillamente porque mientras grababa, la piel se me estaba poniendo de gallina, tal cual. Bueno, y que no soy Spielberg.

Al rumor del griterío, más de 10 cámaras han acudido raudas para grabar la escena. No era para menos.

Seguimos en contacto, que todavía queda mucho.

Los españoles la lían en el desfile

¡Impresionannteeeeeeeeeeeeee!! Salió la delegación española y empezó la fiesta grande en el Estadio Nacional, el centro de los Juegos Olímpicos de Pekín. Nuestros deportistas tenían ganas de jarana. Se vio nada más salir del fondo sur. Saludaron al palco. Por las pantallas se proyectaban imágenes de Juan Antonio Samaranch, presidente de honor del CIO. Encaraban la recta y explotaba la alegría, el gozo. El alboroto made in Spain.

Ellos de rojo, ellas de amarillo. Un festival rojigualdo. Llegaron a la final de los 100 metros. Apoteósico. Rompieron el protocolo. Y se fueron espontáneamente a saludar a un cámara de televisión. Imagino que al de TVE. Desde nuestra posición no se veía.

David Cal el abanderado iba en cabeza. Tras él el espectáculo. Nadal no paraba de sonreír y de hacer bromas. Aíto, el seleccionador de baloncesto, habitualmente serio, reía de oreja a oreja (le estaban grabando en video). Las chicas de hochey también con cámara en mano. Y los del balonmano, waterpolo, baloncesto… Entre los nuestros faltaban Gemma Mengual y las chicas de sincronizada (ya en Shangai) y Deferr, que compite mañana.

En la curva, nueva parada. Saludos a las gradas. Brazos en alto. Sonrisas. Caras llenas de felicidad. Y las gradas también respondieron. El público chino (que gritaba poco hasta entonces o el estadio está insonorizado) respondió y rugió.

Hay un ambientazo fenomenal en la delegación española. El presidente del COE, Alejandro Blanco, nos asegura que no se había visto otro igual. Ojala se buen rollo se traduzca en oro, plata y bronce.