La Era Dorada del Blues-Rock

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Nuestra sociedad está estancada. La cultura avanza con pies de plomo y los impedimentos que se encuentra en su camino son en mayor medida imposibles de sortear. Nuestra amada generación, la de la incultura transformada en indignación, la del sedentarismo ocioso mutado en ansia de conocimiento, la generación minusvalorada que precisa de una voz y un reconocimiento; y la mejor manera a veces de encontrar tu propia visión proviene de echar la vista atrás y recapacitar sobre el camino que nos precede.

En el contexto musical, más que en cualquier otro aspecto cultural, no encontramos nuestro sitio. La época del revival, donde nada es nuevo y todo se toma prestado en pos de encontrarse a sí mismo a través de los ojos de generaciones pasadas. Encontramos múltiples ejemplos sobre este paradigma: el trillado e inmortal amor por la laca de los 80, en la que bandas indies como Cant basan su sonido en éxitos de un pasado ya lejano, así como infinidad de bandas “metal”, por llamarlas de alguna manera, que llevan los mismos pantalones de cuero desde los inicios de Twisted Sister. O la siempre recurrente cuna de la cultura pop de los años 60, con rastros de la década prodigiosa por doquier en bandas como Spectrals. Por lo general la mímica es apabullante e impregna a estas bandas de una falta de personalidad que no solo emborrona su imagen de banda, si no su creación musical. Pero afortunadamente siempre existe la  excepción que confirma la regla, donde la imitación no tiene lugar y cada influencia se transforma en el embrión de una nueva vida. Y el género que actualmente mejor ejemplifica esta tendencia es el Blues-Rock.

Desde las bandas más conocidas hasta los talentos por emerger, todos aportan su peculiar visión del antiguo género. Lo hermoso de este género en expansión, que tanto tiempo ha permanecido aletargado, es que lo que más comparte con sus ancestros es ese sentimiento, la temática dramática y la sonoridad más sombría y lóbrega. Como precursor y motor de la nueva moda tenemos al infatigable Jack White. Tanto en los increíbles The Raconteurs con todo su virtuosismo, y anterior y mayormente con The White Stripes, recogen el sonido de antiguos monstruos del blues como Howlin´ Wolf o Son House (intérprete de hecho de la canción favorita de White, Grinnin´ In Your Face). La electricidad que aporta al género no tiene predecesor, manteniendo la pena y la desolación que rige esta música, pero subiendo los decibelios a cotas altísimas. Cualquier actuación del Blue Vains de The Raconteurs en directo demuestra este don, esta exaltación lóbrega que te cautiva desde la primera nota hasta el interminable solo de White.

 Un grupo que suena mucho ahora con la salida de su nuevo disco son The Black Keys. No solo comparten la temática del nombre o la cualidad de dúo con los Stripes, si no también y de mayor significancia, su fascinación por el blues de los años 20 o 30. Temas como So She Won´t Break u Oceans and Streams recogen ese sonido y ese ambiente de los anteriormente mencionados o Muddy Waters. La tradición suele tomar antiguas composiciones y rehacerlas a su propia manera, y aunque esta no se mantenga, se mantiene viva en su esencia. Sin ser ninguno excepcionales músicos, recrean a la perfección (y quizás de ahí venga esta sensación de excepcionalidad) esta inmortal música.

Priman en el género dúos de batería y guitarra, en los ya mencionados, así como en otras bandas menos conocidas, véase Left Lane Cruiser, que se bandan en dos miembros que a pesar de llenar menos el espectro sonoro, lo compensan con la emoción inequívoca que emana su música y evoca emociones que por sí mismo uno no puede descifrar.

Seguimos viendo esta afición por el blues eléctrico en nuevos talentos como Jordan Cook, Black Diamond Heavies o Radio Moscow, para el cual cada uno aporta su trocito de alma y mezcla con distintas influencias que rematan una música que está rescatando al rock de una impuesta, que no real, depresión. Como alguien dijo, la música es la traducción de lo intangible, y nada lo demuestra mejor que este grupo en aumento de artistas, en los que cada nota es una lágrima, una cicatriz o una herida aun abierta que nos recuerda a las nuestras propias y nos conecta de una manera que solo la música sabe hacer.

 Jose Roa

José Roa
José Roa
Músico y periodista, formó parte de HABLATUMÚSICA.com de 2010 a 2014, llegando a ser editor jefe y alcanzando especial repercusión con su columna 'La Guillotina', editada en 2013 y 2014.

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