Antes todo esto era campo

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EL ELEFANTE ESTÁ BORRACHO | por Dani García

¿Os acordáis cuando Dumbo se la pilló doblada? “Picos” de surrealismo semanales

Voy a empezar con filosofía, así me las tiro de intelectual, aunque tiene muy poco mérito porque esta es una cita filosófica muy mainstream: “solo sé que no sé nada”. Obviamente, y siguiendo la no-línea editorial de esta plataforma que da trompazos cada jueves, nihilismos aparte si hacemos el favor, para decir tres palabras que desgasto: todo es marketing. Y como todo es marketing y puede que sepa mucho, puede que no sepa nada cuando me agarro al arte en una dicotomía diaria, una lucha de polos positivos, el de la pasión y la estabilidad, para quedar atrapado en el pesimismo trágico de Nietzsche, donde el mal se puede transfigurar para hacerlo tolerable. Y hacerlo tolerable es acordarme de cuando todo era campo, cuando una relación sentimental era por amor y no por rutina, por mucho que choque ante aquellos que se muestran devolutivos de engancharse a lo mejor del pasado (siempre habrá un mejor futuro), porque vosotros antes molabais Kings Of Leon.

Young and Youth Manhood, primer álbum de la familia Followill. Utilizar las palabras “erección musical” me pone cachondo, en el sentido musical y egocéntrico de la expresión. Erección musical la viví flotando con Portishead en el FIB. Erección musical sentí la primera vez que escuché Strokes. Erección musical es pegarse una sobredosis de Yann Tiersen. Erección musical es cuando ese duendecillo revolotea por tu estómago haciendo skate. Erección musical es poner “play” con el calentón de Red Morning Light, los preámbulos de Happy Alone y el desnudo de Wasted Time. La epidermis hirviendo grados con las cuerdas encendiendo la corteza cerebral “feromónica”, la soban con virginidad para percutirla en California Waiting, las notas gimen el orgasmo con total naturalidad en Spiral Staircase para encender el cigarrillo en Molly’s Chamber. Jóvenes, enérgicos y creían en el amor, podían follarse a la música con sentimiento mucho y bien, pero toda relación está destinada a la ruina si se asienta en la comodidad.

En Aha Shake Heartbreak aprendieron que a ella hay que tratarla con delicadeza antes de hacerla el amor, besarla suavemente en los labios en Slow Night, So Long, recorrerla de los pies a la frente lentamente con King Of Rodeo, la experiencia de dejarla sin ropa solo con la mirada, utilizando la dosis adecuada de perversión. En algún momento Caleb se dejó las ganas de fustigarla con su voz desértica como lo hacía en Pistol Of Fire, de abrazarla con Milk después del clímax para repetir una segunda vez desatadamente apoteósica como es The Bucket. Y siempre estaban las mañanas, los intentos tímidos de Soft despertando los genes primarios que cierran con otra frenética liberación como Four Kicks. Aquello era follársela bien, la querían, la amaban y la trataban como tal, después vino la rutina, después vino el marketing.

Because Of Times daba los últimos coletazos de la relación de los Kings Of Leon con la música. Si tengo el disco (el último CD que compré, allá por 2007) fue porque estaba sonando en una macro-tienda de Londres (probablemente desaparecida), eran los primeros guiños al marketing. Erotismo de compromiso con Knocked Up y Charmer, otra dimensión sexual abstracta pero forzada, y cuando llegó On Call ambos sabían que era su último gran momento de disfrutar haciendo el amor, donde adheridos al pasado brotaban esas reminiscencias jubilosas de amor. Sin desmerecer buenos momentos de este tercer álbum de estudio, Black Thumbnail o Ragoo, ambos sabían que ya no era lo mismo, “aquellos maravillosos años”.

Ya habían cambiado de imagen por ella, eran tiempos de Only By The Night, creían que le iba a gustar más, pero no eran ellos mismos, fardaban y salían gatillazos como Sex On Fire producto quizás de pantalones pitillo muy apretados que provocaban cuerdas vocales amariconadas. Desaparecieron los tiempos de empotrarla en cualquier momento y en cualquier lugar con pasión. Bien se dieron cuenta que eran gays porque Caleb parecía cantar con un palo en el culo, bien ahora era solo en una cama, y mal. Las guitarras dejaron de fustigar con regusto, la voz ya no azotaba con vicio. Use Somebody repitió flacidez y cerró el capítulo de la relación de los Kings Of Leon con la música para vivir desde entonces en una pareja de adorno, encerrada en la comodidad y el hábito, con sexo de apariencias. Con la farsa todavía por delante, antes estuvo otra puñalada al corazón de ella, Come Around Sundown, donde apareció ya el desprecio y el asco, el momento en que su cerebro dejó de apreciar la última célula de un ser tan bonito. Porque si a la música no le haces el amor bien, no es música.

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Dani Garcia
Dani Garcia
Periodista. Formó parte de HABLATUMÚSICA.com de 2011 a 2013, alcanzando especial repercusión con su columna 'El Elefante Está Borracho'. Actualmente prosigue su carrera en Doist PR.

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