MUSHROOM PILLOW
[2011]
[7,6]
Un debut de seis canciones. Y no es un EP. Una interesante jugada que les ha salido redonda a Nacho Casado y Pilar Guillén, la pareja musical llegada de Elche que responde al nombre de La Familia del Arbol, un nombre que dará que hablar en este 2012. Y la duración no es su única particularidad. La Montaña y el Río es una apuesta incondicional por ese sentimiento tan universal que es el amor. En este caso, el inspirado por la musa de este cancionero, Pilar, mediante sencillas metáforas de la naturaleza y bellas melodías folk de guitarras y flautas que hacen referencias a sonidos de otro tiempo. Puede sonar cursi, pero expresar lo que uno siente cuando es feliz no debería serlo.
La radio nos taladra los oídos con historias lacrimógenas o bien cómicas sobre el desamor, que posiblemente dan para más (y si no que se lo pregunten a Adele, que ha basado todo un disco en un desengaño amoroso y ha conseguido unas notables cifras de ventas en la era del ‘streaming’). Pero también se puede componer sobre aquellos momentos en los cuales uno se siente bien y/o está felizmente enamorado. Y no es necesario caer en las horteradas del pop comercial y las canciones melódicas que se escuchan a diario en las ondas (esas sí que son cursis), ni en las expresiones crípticas que caracterizan al indie. ¿Para qué tanta palabrería cuando se pueden decir las cosas tal cual? “Con una copa de vino más, brindamos por nuestro amor […] si somos capaces de amar, me dejo arrastrar”, así arranca ¿Tú me quieres?, el adictivo single de presentación de La Familia del Árbol que bien podría haber sonado en aquellos guateques a los que iban nuestros padres donde giraban sin parar los vinilos de los Brincos, los Bravos y los Beatles.
Ese amor que les inspira (y les une) se funde con su evidente afición por el folk y el pop de los sesenta y setenta. En nuestra reciente entrevista con el grupo, ellos mismos citaban como principales influencias a Nick Drake, los Byrds, Beach Boys (estos dos últimos han inspirado sus bonitas armonías) o a artistas más recientes como Bon Iver o Fleet Foxes, nombres que triunfan en todo el mundo con un género que en España actualmente no acaba de cuajar. Se abrió la veda del folk con la guitarra de Russian Red y de un modo más experimental con Hola a Todo el Mundo, y ahora Nacho y Pilar han decidido explorar una nueva vía en el idioma de Cervantes, el ‘pop espiritual’.
A partir del primer corte, el resto del disco responde más al espíritu bucólico que respira todo el proyecto, recurriendo a la naturaleza para expresar los sentimientos más sinceros. Bajo títulos como Viento inglés y con la ayuda de una rica instrumentación, Nacho y Pilar construyen ambientes envolventes jugando con los elementos de la naturaleza. Cabe señalar la preciosa flauta y el piano de El invierno más duro y La Montaña y el Río, ocho minutos que van de menos a más, avanzando lentamente con una acústica apenas audible que culmina en una épica explosión instrumental. Tanta delicadeza podría cansar, pero, ah, son seis canciones (Si alguien se queda con ganas de más, merecen una escucha la cara b Lunárboles y el villancico Bola de Nieve).
La Montaña y el Río es un trabajo cuidado hasta el más mínimo detalle, no sólo musicalmente, sino también a nivel artístico: las fotos de la portada, la tipografía… Al comprar un disco (quien lo siga haciendo, claro) se adquiere algo más que un soporte circular con música grabada; la presentación es muy importante, y muchas bandas no la cuidan lo suficiente. ¿Cómo no va a doler invertir en un álbum ilustrado con una triste foto interior?
¿Será este el futuro de la industria discográfica? Cinco o seis canciones, (las que normalmente nos gustan de un disco, quizás alguna menos), muestra suficiente del talento del artista o grupo en cuestión, sin relleno, con un envoltorio que acabe de dar sentido a la obra. Al menos así se han querido presentar Nacho y Pilar en la sociedad musical, porque a veces hay que decir y hacer las cosas justo como las sentimos.