La aventura ibérica de un guiri más crudo que una pescadilla

Galicia, tierra de maravillas

A principios de mayo estuve en una boda en Galicia, donde se casaron dos amigos míos, él francés y ella gallega. Fue una experiencia inolvidable, una fiesta de tres días.

En Noruega ya se hace poco de estas bodas tradicionales, con toda la familia extensa, desde el abuelito hasta el primo más lejano. En Escandinavia, las famillas están mucho más dispersadas, divorciadas y recompuestas, y yo no sé si allí dos novios podrían juntar más de 200 familiares como fue el caso en esta boda a la española.

Galicia me encantó con su paisajes verdes, de hecho al ver las rías gallegas me acordé de los fiordos de mi país. Y como en Galicia tienen una cultura pesquera, me sentía en casa.

La boda se celebró en Ponte Nafonso, en la carretera de Noia, al lado de Santiago. Es un pueblo hermoso, pueden ver la foto aquí abajo. Dicen que Almodóvar rodeó una escena de su película La mala educación allí.

Como dije la fiesta duró tres días, la primera noche hubo barbacoa para que la gente se conociera, sirvieron empanadas con pulpo, y por supuesto, hubo una queimada con bruja y todo. Y yo allí, intentando comprender el gallego que se hablaba, un idioma que a mi me encanta.

La cena fue increíble, os cuento el menú; mariscos variados (bogavante, cigala, nécora, camarón, centollo), langostinos a la plancha, rape con almejas, sorbete de limón, solomillo y, de postre, tarta de hojaldre y helado de ron con pasas. Todo servido con mucho albariño, un vino que ahora está ganando fama fuera de España.

Luego el café, servido con un poco de licor dentro, algo que se parece a una bebida tradicional de mi región en Noruega, el karsk, otro día os contaré sobre eso. Y para marcar el punto final, un puro con los nombres de los novios inscritos en la bandera. ¡Qué tradición más bonita!

Nos sentamos a la mesa a las nueve de la noche, y terminamos a las tres de la mañana. Y allí, todos a bailar, nietos y abuelos incluidos, hasta el amanecer…

El tabaco sigue vivo…en el Sur y en el Norte

Al venir a España, algo que me sorprendió era ver que la gente fumaba tanto. Es una excepción hoy día, ya que varios países,incluso Francia e Italia, recién han prohibido fumar en lugares públicos. Pero en España, el tabaco sigue vivo, entras en cualquier bar típico y el humo te envuelve. Además, la cultura tabaquera española debe ser una de las mas ricas del mundo, Fortunas, Ducados, puros…el piel de toro sigue siendo un santuario para el tabaco en un mundo sin humo.

En Escandinavia también está prohibido fumar en todo local público, pero allí tenemos un producto que ayuda con la abstinencia a la nicotina. Lo llamamos el snus y es un producto hecho a base de tabaco con agua, sal y aromatizantes. En su forma tradicional consiste en polvo picado y húmedo que se pone debajo del labio superior en forma de una bolita.

En los anos 90, la Unión Europea prohibió el snus en su territorio, los directivos europeos no querían otra adición en el momento que estaban luchando contra el tabaquismo. Cuando Suecia quería entrar en la Unión en 1994 un punto clave de las negociaciones fue el snus, a todo coste los suecos no lo iban a renunciar. Decían en voz alta; «nos quedamos con el snus ¡o no entramos!» Y así fue.

Pero Bruselas prohibe la venta del snus, no su consumo, y se puede conseguir fuera de Escandinavia a través varios sitios de Internet.

Acerca de los efectos sobre la salud del snus, no se ha demostrado científicamente que sea perjudicial y hay mucha gente que opina que es un mal menor frente al cigarrillo. Para leer más, consulta este artículo del Mundo.

Aquí veis un bote de snus, con sus bolsitas dentro. Gracias a Jorge por la foto.

Hacerse el sueco… ¿o el español?

Cada país tiene sus expresiones particulares, y es muy divertido descubrir estas frases cuando uno empieza a aprender un idioma nuevo.

A mi me han enseñado la expresión «hacerse el sueco» que, como sabéis, significa hacerse el desentendido o no hacer caso a algo que te digan.

Como soy del norte, esta expresión me ha parecido graciosa, visto que los suecos y los noruegos somos hermanos. Siempre competimos, nos peleamos, pero al fondo nos queremos. En Eurovisión por ejemplo, los noruegos siempre votan a favor de los suecos y viceversa.

Pero al investigar, me ha dado cuenta que esta expresión no se refiere a los suecos de Suecia, sino a la palabra latina soccus, especie de pantufla utilizada por las mujeres y los comediantes de la época romana. De hecho, soccus era el calzado que llevaban los cómicos del teatro de la Roma antigua. (Agradezco a Karmentxu por haber dado esta explicación.)

En Noruega tenemos la expresión «hacerse el español». Quiere decir hacer algo de la manera la más fácil, aunque si es más o menos «ilegal». Un ejemplo: si en la carretera das la vuelta en U con el coche, puedes decir «me hizo el español». Igual si tienes que decir una mentira piadosa para escaparte de una situación incomoda.

La expresión tiene su origen en el ámbito marítimo. Los navegantes utilizaban un nudo especial para facilitar el alzar de la vela del barco, y este nudo se llamaba «nudo español».

En fin, quizás creemos que este tipo de expresiones tiene su origen en nuestros prejuicios contra los dos pueblos, que los suecos son tontos y los españoles perezosos, pero la verdad es que sus orígenes son muy sencillos.

Aquí veis una foto del jugador de fútbol sueco Zlatan Ibrahimovic, que a veces se hace el sueco frente al árbitro, ¡después de haberse hecho el español en el campo!

Un guiri en La Jungla

Mi primer día como redactor en la sección de Madrid de 20 Minutos me mandaron a cubrir un acontecimiento en un poblado en las afueras de la capital. Se trataba de La Jungla, un asentamiento chabolista en Cañaveral, junto a la R-3 al lado de Vicálvaro. Allí viven unas 200 familias, en mayoría gitanos de origen español o portugués.

Para mí, la existencia del pueblo gitano en España ha sido un verdadero descubrimiento. España debe ser el país de Europa occidental con el mayor numero de gitanos, y no se puede negar su influencia en la cultura hispánica, solo hace falta escuchar el flamenco, (que a mi me encanta, otro día os contaré).

La verdad es que mi visita no fue muy alegre. El día anterior, se había muerto un niño de cinco años al ser arrastrado por su perro hasta un lago que se encontraba cerca. Fui con Jorge, nuestro fotógrafo, para relatar en 20 Minutos lo que había pasado.

El dolor era palpable en este asentamiento chabolista y cuando venimos, tanto el cuerpo del animal como la manta térmica en la que envolvieron el cadáver del pequeño continuaban abandonados a la orilla del lago.

A pesar de la pobreza y las condiciones inhumanas que vimos en el poblado, lo que me sorprendía era el calor humano de la gente que nos recibió. Querían contarnos la tragedia de la familia que había perdido un hijo, y pidieron que alguien les escuchara.

Aquella visita fue una experiencia inolvidable para mí. En fin, creo que hay que valorar la influencia del pueblo gitano en la cultura española (y europea), aunque no se puede negar la problemática social que lo acompaña.

Aquí podéis ver una foto tomada por Jorge París.

Un cordero de la leche…

La comida es una de las cosas que más me gustan de la vida española, y uno de mis platos favoritos es el cordero lechal, lo encuentro delicioso.

Pero tengo que admitir que, por otro lado, el hecho de comer un animal tan jovencito me parece una barbaridad. Se mata el coderito cuando éste aun no ha dejado de mamar, su edad no pasa de las 6 semanas y su peso ronda los 8 kilos. Justamente por eso la carne tiene tantas calidades, presenta un color rosa pálido, casi blanco y muy poca grasa.

En Noruega también nos gusta el cordero. Se suele comer la cabeza, es un plato muy tradicional que se llama «smalahovud». A mi no me gusta mucho, sobre todo porque el ritual tradicional implica chupar los ojos del animal. En Islandia, que antes formaba parte del reino noruego, comen el antiguo plato vikingo “hrútspungur”, un plato a base de testículos de carnero macerados.

Uno de mis lugares favoritos en Madrid para disfrutar del cordero lechal es el Asador Real, al lado de la Opera.

Suelo llevar amigos de mi tierra allí, cuando vienen a visitarme aquí en Madrid. La verdad es que no se muestran muy animados al escuchar el menú, les parece una barbaridad comer el corderito. Cuando llega el plato, miran las piernas tan pequeñas, y les da un poco pena, la verdad. Pero al probarlo se callan y después de la comida ¡todos se quedan flipados!

Otro plato similar, igual de delicioso, es el cochinillo, que podáis ver aquí abajo.

Pido a los lectores que me comentan donde en España se encuentra el mejor cordero lechal (o cochinillo), ¡para que yo pueda ir en peregrinaje gastronómico!

Españoles, ¡pudisteis!

Este verano mi primer choque cultural fue, sin duda, la Eurocopa. Fue un gran placer vivir, junto con los españoles, la aventura de la selección, que, por fin, tuve un final feliz. Y por supuesto, hinché por España. Noruega casi nunca se cualifica para los grandes eventos del fútbol internacional.

Por fin España acabó con la neurosis colectiva que era la falta de éxito en el fútbol internacional. La angustia de fracasar fue tan grande que la cadena Cuatro eligió el lema más sencillo del mundo: ¡Podemos! A veces, su programa transmitido desde la plaza Colon parecía más a una psicoterapia colectiva que a un programa de entretenimiento.

En mi país, también nos gusta el fútbol, pero nunca alcanzamos el nivel de pasión y de angustia que hay aquí en España. Pudo citar muchas cosas que me llamó mi atención; la rabia contra Luis Aragonés por no elegir a Raúl, (ahora, ¿quién pide «Raúl selección»?), la depresión colectiva cuando nos tocó Italia en cuartos (la “vendetta” titular de Marca) y, por supuesto, la clímax de la final en la plaza Colon.

En el video podéis ver la celebración de un gol de la selección durante la semifinal contra Rusia. Estuvieron unos amigos míos de visita, y fuimos a ver el partido en un bar por la Latina. Tres guiris con camisetas españolas…

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Os cuento como pasé la final de la Eurocopa. La vi en casa de unos amigos, con la obligatoria Mahou fría y después nos dirigimos en metro hasta Colon, para ver de cerca las celebraciones.

En el vagón del metro había una tormenta roja, todo el mundo borracho, cantando ¡qué viva España! Yo me junto a la celebración, aunque con mi apariencia física aparecí casi extraterrestre en esta marea de morenos vestidos de rojo. De repente, uno de los jóvenes borrachos me mira y me pregunta: “¿tú no eres alemán?”.

Todo el vagón para de cantar, silencio total. Hay un segundo de susto general, hasta que le contesto. “No, no soy alemán, soy noruego. ¡A por ellos!”. El borracho sonríe, me agarra por el brazo y saltamos juntos mientras que todo el vagón empieza a cantar “¡a por ellos! ¡a por ellos! olé, olé, olé”. Y no paramos hasta que un petardo explota en el andén del metro Alonso Martinez. Vaya orgasmo nacional…

¡Bienvenidos al blog del guiri!

Bienvenido a todos y a todas. Como ya veis, soy un verdadero guiri en Madrid, no lo puedo esconder aunque así lo quisiera, y ahora llega el periodo más peligroso para una persona del círculo polar, a ver como se soporta el sol madrileño….

Lo cierto es que en lugar de moreno…. me pongo cangrejo, si no es por el sol será por el horario de la vida nocturna de la capital, que todavía me deja descolocado con respeto al ritmo habitual de mi país.

Este blog hablará sobre la vida de un guiri en España, reflexiones sobre las cosas típicas de este país: la comida, las fiestas del pueblo, los toros…con experiencias propias de mi choque cultural con el verano ibérico.

Además, puedo intentar aclarar algunas dudas que tendrán los lectores sobre los guiris que invaden España en verano, tipo ¿por qué siempre se emborrachan?

Espero que este blog os guste, y de antelación os pido perdón por las faltas ortográficas…!