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Posturas ‘Interviú’ y amenazas de abandono en Gran Hermano 11

La verdad, hay veces que me siento un poco timado por los concursantes de Gran hermano, por esa manía que tienen de quitarle naturalidad a su estancia.

Me refiero a las muchas veces que hablan de la fama, de cómo se les estará viendo, de cómo será fuera…

El caso es que anoche hubo fiesta en la casa (para celebrar el cumpleaños de Tatiana) y me resultó grato de ver, pero triste, la sesión de posturitas interviú que protagonizaron Tatiana y su sosamiga Melanie.

Estuvieron toda la noche haciendo currículum para enseñar domingas a buen precio. En fin.

En otro orden de cosas, las parejas de este año en la casa han durado lo que un cubito de hielo en un plato de sopa (no se me ocurría nada mejor, qué le vamos a hacer).

Arturo pasa de Indhira como de hacer caca en el jardín (aunque no descarto que lo haga en algún momento) y la exótica ya está abriendo los ojos y explorando nuevas posibilidades (ayer bailaba con Ángel que daba gusto).

Tatiana y Toscano, que el otro día ya dijo que en la casa iban a empezar a hacerse tocamientos onanistas (él dijo pajas, pero es que yo soy muy fino) han roto también. Ayer animaban al chaval a liarse con Rebeca, que estaba en plan ermitaña en un rincón del patio. Vamos, que no daban muchas ganas de acercarse…

Melanie, volviendo a la rubia amante de sí misma, está convencida de que las cámaras la siguen a ella y sólo a ella. Vamos, que es la más guapa y cada cosa que hace sale porque es súper guapa y súper maja. Esta chica es un ejemplo de autoestima.

Además, el hurto ha llegado a la casa. Ya se habían dado episodios de desapariciones misteriosas de comida, pero al parecer, eso se ha intensificado, y alguien anda comiéndose los yogures y la mermelada ajenas.

La casa espía

Con la marcha de Ángel y sobre todo, con la llegada de Gerardo, la casa espía se ha transformado.

Carolina no traga a Gerardo, porque el apoderado es muy, muy, muyyyyy vago y ha entrado en la casa como el que va a un hotel.

Claro, Carolina, que es una obsesa de la limpieza y el orden, se desespera. De hecho, el otro día reventó y se fue al confe a decir que se iba, que no le aguantaba (se lo ha pensado mejor).

Parece, amigos, que la cosa se anima.