No sé cómo lo veréis, pero sigo sin tragar a Germán. Hoy le he visto en Ana Rosa (ya ha empezado la ruta de los platós, tan dañina como la ruta del Bacalao…)

El caso es que le han tirado de la lengua, y él ha respondido. Por lo pronto ha confesado sus motivaciones para entrar en la casa de Gran Hermano «me traía recuerdos de un internado en el que estuve» ha dicho gesticulaciones man. ¡Toooootallllll! ha añadido.

Lecquio, ese colaborador intelectual de la tele, le ha alabado la sinceridad cuando lo echaron. (Por cierto, por internet hay quien reivindica que vuelva, porque lo echaron por error, porque el sistema de votaciones no se explicó bien).

Germán, ni corto ni perezoso va y dice «había gente que pensaba que estaba sobreactuando«. Yo, por ejemplo… Belén Esteban, esa reina del pueblo, esa princesa de los suburbios, le ha dicho que parecía que tenía 12 años y que estaba en Eurodisney y no en Gran Hermano. Germán la ha mirado con la misma cara que ponen los municipales antes de cascarte una multa.

Por supuesto, ha salido el tema de Ana, que se pasa el día discutiendo con sus compañeros y llorando por las esquinas (literalmente). Germán ha asegurado (que nos lo creamos es otra cosa) que «no habría hecho cosas con ella. Manitas sí, pero eso no es hacer cosas».

De Gisela, ha dicho: «Es un cañón, pero es muy tiquismiquis«.

Y de Palomares (que no deja de hablar de que es afeminado y de jurar que no es gay) ha dicho que «Palomares está utilizando su amaneramiento«.

¿Cuánto le durará (fuera de su programa local) la popularidad a Germán?

P.D.: ¡¡Se tiene que quedar Eva, votad por ella!! Espero que mañana echen a Carlos…