Yo, para dejar de trabajar y vivir a cuerpo de rey estoy pensando en hacer dos cosas:
1.- Robar un banco. Si sale bien, perfecto, y si no, a la cárcel, con tres comidas al día y mucho descanso.
2.- Entrar en Gran Hermano. Descanso y descanso, salga mal o bien.
Y después de esta bonita (aunque inútil) reflexión, vamos a la faena.
En la casa llevan todo el santo día de bromita en bromita (ayer también), y además en plan guerra abierta, todos contra todos.
Destacan:
– Han echado a Palomares al jacuzzi, previo despelleje y empelote, que ha acabado con una herida en la espalda y sangre por doquier (bueno, sólo era un poco, pero no queda espectacular)
– Han montado una guerra de almohadas en el circular, con la saña y crueldad que sólo una almohada deja reflejar.
– Plan Gisela: Orlando y el soldador viudo (conocido como Carlos F) han intentado en repetidas ocasiones meter a Gisela en el jacuzzi, pero entre que se está poniendo fondona, que chilla como una loca y que la han defendido (Almudena y Mirentxu) no lo han logrado.
– La rebelión de las chicas: Han aprovechado la siestecita de Iván y le han llenado la cara de espuma de afeitar. Como no ha podido ser de otra manera, Almudena ha acabado de cabeza en el jacuzzi. Varias veces.
– Orlando, por listo, también acaba, vestido, en el jacuzzi. Toda la casa participa en esta venganza contra el feriante.
– Al final, Gisela, con su pelo arreglado o sea, que no me tocaba lavarlo hasta el mes que viene, acaba en el jacuzzi, pero su venganza es terrible: PERO TERRIBLE DE VERDAD: Mientras Carlitos hace popó (mientras caga, vamos) va ella y por encima de la puerta le echa cinco litros de agua de una garrafa…
Al final, con tanta bromita alguien se enfadará, o se hará daño, y se liará parda… (¿por qué no meterán en Gran Hermano a la socorrista de los gases tóxicos?)
Pero mientras pasa o no pasa eso, e incluso mientras pasa, nos entretenemos un ratico…