Unos audios pillan a Adara in fraganti en GH VIP hablando mal de Hugo: «Es un puto loco. Me pone mala hasta su voz»

Alguien tiene que decirle a Adara YA, que en Gran Hermano hay cámaras y micros. Esta mujer vive en la casa de Guadalix como si fuera una cámara insonorizada. ¿Sabéis eso de los derechos de los detenidos de que «todo lo que diga podrá ser usado en su contra»? En Gran Hermano VIP es más «todo lo que diga SÍ O SÍ va a ser utilizado en su contra, te vas a cagar la pata abajo de lo en contra que va a ser que el salseo es el salseo».

Después de pillarle a Adara sus conversaciones con Joao hablando de Gianmarco y poniendo a parir a Hugo (su expareja) le han pillado un audio hablando con Joao y poniendo a parir a Hugo (su compañero). Joder, Adara, qué fijación con joder a los Hugos. Adara odia a los Hugos. Adara ve un libro de Víctor Hugo y lo quema. Te pones colonia de Hugo Boss y te quema vivo. A Adara le pide rollo Hugo Silva y… bueno, lo mismo se lo tira, pero con recelo.

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La cosa comenzó con la casa ofendidísima porque Antonio David nominó a Noemí, algo que se ha vivido como una ofensa. Bueno, todos menos Noemí, porque Antonio David le pidió disculpas y le dijo que se había equivocado. Así es Antonio David, te pasa por encima con el tractor y luego te dice que te confundió con una patata para cosechar.

«No le guardo ningún rencor, sus lágrimas no eran de mentira «, acabó diciendo Noemí, que tiene un máster en Falsología de Lloros y Lamentos. Si en el programa de la casa de empeños Rick tuviera dudas sobre un lloriqueo, llamaría a Noemí como experta.

La pillada de la noche fue lo de la conversación de Adara, que fue antes de irse Joao, pero ahora, en la casa y sin haberlo oído, Adara y Hugo no están pasando su mejor momento. Lejos han quedado ya las fiestas con uvas y con Dinio.

Y es que Adara empieza a estar saturadilla: «no se puede discutir todos los días 24 horas. No se puede discutir tanto, de verdad», dijo. Y es que en Nochevieja están los hospitales, la policía, los bomberos y Hugo haciendo guardia. Allá donde haga falta una bronca él se planta y la monta. Y no te cobra el desplazamiento ni la visita.

Están distanciados y Adara un día que estaba más deprimida que la cuenca del Ebro le dijo a Hugo: «Me he pasado hoy el día sola«.

Y Hugo le respondió en plan épico diciendo: «Yo llevo así desde que volví a la casa«. Joder. Qué forma de mostrarse desvalido. Hugo va a una protectora para adoptar a un perro y le adopta el perro a él. Sale Hugo de allí con el chip puesto y llamándose Tobby.

El caso es que estos dos tuvieron incluso una bronca, comedida, eso sí, que comenzó por un pie de Alba y por si estaba o no o si o a medias dentro o fuera del jacuzzi. Por menos que eso se han montado guerras.

«Algunos posicionamientos tuyos me han resultado extraños...», le reprochó Hugo a Alba. Y es que para Hugo cualquier posicionamiento que no sea a su favor es extraño. Hugo le da un tirón al bolso de una vieja y espera que te pongas de su parte y discutas con la vieja por haber agarrado fuerte el bolso.

«Lo único que intenté fue que no se liara más…«, se explicó Adara, que de repente es una pacificadora. Lo mismo la llaman para mediar en el conflicto chino sobre Hong Kong.

«Has entrado en el juego de los demás«, le acusó Hugo, para que sólo hay dos juegos: el suyo y el del puto resto del planeta. Para ser amigo fetén de Hugo tienes que entregarle a tu hijo primogénito y cargar contra sus enemigos. Hugo pide el café con sacarina y si se lo ponen con azúcar espera que tú le hagas tragar el sobre de azúcar al camarero.

Adara pensaba que todo viene de que Hugo busca bronca aposta. ¿HUGO, BUSCAR BRONCA? ¡QUÉ VA! Vale que Hugo entra en un monasterio budista y acaba discutiendo con los monjes, con las gallinas del patio y hasta con Buda, pero es porque la bronca le busca a él.

«¿Ves como quieres buscar movida? Conmigo no la vas a tener», le dijo Adara, que es muy generosa para todo menos para la bronca. ¿Dinero? Adara te lo presta. ¿Un riñón? Adara te lo dona. Pero no le pidas bronca que no te da. NO TE DA. Bueno, cuando quiere, que tiene sus happy hours de la bronca y entonces la tiene a espuertas.

«La idea de que ella me deje de lado y no la tenga me resulta muy dura», dijo en un confe Hugo, aunque claro, siempre podría irse con algún otro amigo de la casa… ah, no.

El caso es que en la última fiesta Adara y Hugo acabaron reconciliándose y abrazaditos.

Y llegó el vídeo, o mejor dicho, el audio de la traición morrocotuda. Debió ser una de esas veces que los concursantes esperan en un pasillo interior para volver a la casa tras ir a la sala de expulsión. Sólo se oía el audio.

«Estoy muy cansada. Es un provocador, está continuamente provocando«, arrancaba reconociendo Adara, una reflexión que por otra parte es verdad verdadera.

Joao le insinuaba que se distanciara, pero Adara le decía lo que le dijo Baby a Johnny Castle en Dirty Dancing: «No puedo dar ese giro«. Adara no se ha sacado el carnet de conducir porque el examinador le decía «gire a la derecha» y ella seguía recto.

«No lo puedes dar, pero recuerda que no seas su trampolín», le aconsejaba Joao, que es muy de metáforas que no hay quien cojones las entienda. «No seas su trampolín…«, o sea, que Adara no tiene que ponerse tiesa al borde de una piscina para que Hugo pueda impulsarse al agua. Creo que es eso.

«Es un puto loco. Me pone mala hasta su voz», decía Adara, desatada. Hala, a tomar por culo todo. Y ojo, que es verdad que Hugo en la casa muy cuerdo no se comporta, pero claro, el hecho de que Adara lo dijera se ha visto como una traición tan gorda que podría cantar ópera. La traición de Adara se viste en tallas grandes.

«Está obsesionado con la tele», aseguró Adara. Y es que Hugo en la cartera no lleva fotos de sus hijos, lleva un catálogo del MediaMarkt de la sección de vídeo.

«No puedes hacer el giro, pero sí la rotonda y salte», insistió Joao, que se podría sacar un sobresueldo poniendo voz a los GPS. No ibas a llegar a ni un puto lado, pero qué risas tratando de saber a qué se refiere. «A ochocientos metros no flaquee a la hora de enfrentarse a la dirección que su corazón le dicte y coja la contraria a la que pensó su prima de Cuenca».

«Es un provocador continuo y se piensa que soy gilipollas y voy a caer en sus provocaciones«, decía Adara en la conversación pillada. Están los provocadores alternos y los provocadores contínuos. Hugo provoca hasta cuando duerme y no porque se ponga picardías para irse a la cama.

«Yo no soy tonta. Es que hace de Carlos Lozano y de Miriam, se piensa que somos gilipollas y que no nos damos cuenta», sentenció Adara.

ESTO…

ES…

¡VERDAD!

Hugo vio el concurso de Miriam y Carlos en primera fila y dijo, «¡Tate! así se hace». Y entró en la casa con la lección bien aprendida: dar juego, bailar, montar bronca e ir de víctima de todos contra mi.

INCISO: Gianmarco en plató nos contó sus dudas sobre la lealtad amorosa de Adara en el supuesto de que Hugo (expareja) entrara en la casa. «Me preocupa si Hugo entra en la casa lo que hará Adara, si elegirá lo que siente de verdad o lo que tiene que elegir por la audiencia», dijo Gianmarco, que es tan inseguro que va su madre a comprar a la frutería y duda si su madre se quedará con las chirimoyas o con él.

En directo, y en un momento en el que hablaba Hugo, Mila intentó estrangularse con su manta. En plena asfixia tenía más cara de alegría que de costumbre.

Hugo ha ofrecido a Mila un armisticio: «Si a partir de mañana tú dejas de gritarme e insultarme yo no te responderé. Porque yo lo que hago es responder a tus ataques», aseguró Hugo. Pero antes se hacen novios Donald Trump y Kim Jon-un que hacer las paces Hugo y Mila. Pues no es rencorosa Mila ni nada. Guarda rencor que parece el puto Banco de España del rencor. Lo tiene guardado en una cámara acorazada para que no se lo quiten.

«Después de lo que estoy viviendo aquí Sálvame es un convento de monjas«, dijo Mila, como si en los conventos de monjas nunca hubiera movidas. Por algo estarán siempre calladas, porque no se tragan, fijo.

Y hubo bronca por la comida y sí, Hugo estaba en el ajo. O no estaba, porque cocina como el culo. Y como llegó tarde a hacer la comida, pues las chicas se pusieron a hacersela ellas, algo que a Hugo le moló poco

«¡Estais dando un golpe de estado!», les decía a las chicas, indignadísimo. Y se puso en plan activista por la libertad, diciendo «¡GOLPE DE ESTADO!» y a deletrearlo y corearlo. Le faltaron los pompones de la democracia.

«¡No somos mujeres, no lavamos gayumbos!», dijo Noemí poniendo tonillo reivindicativo como contramanifestación.

Y la cosa ya se fue de madre o de padre, cuando Alba contraaacó, cantando, poniendo la sílaba tónica donde le salía del papo para que le encajara en le melodía: «Las mÚjeres friegan, las mÚjeres barren, las mÚjeres callan y mientras los hombres, se tumban en la tumbona, con sus hÚevos al aire, BIEEEEEEEN!», dijo Alba.

Los porqués, los dijo Alba en el directo «Espero que la final sea femenina. No quiero que estén ni Hugo ni Antonio David». Y es que Alba no cree en el feminismo, cree en el finalismo.

Hugo también discutió por unos filetes empanados que había hecho en la sartén, tras lo que Antonio David, que optaba por aún más fritanga y hacerlos en la freidora, le acusó de dejarlos crudos: «Se muestra a la cámara cómo los filetes están hechos, la carne está blanca, no está rosa«, dijo Hugo haciendo un primer plano.

Sartén o Freidora, esos filetes empanados tenían tanto aceite que Hugo tenía que poner la mano debajo para que no chorrearan el suelo. Con esos filetes puedes engrasar el enganche de un camión. Joder, qué grasa. Esos filetes te atascan las arterias y cuando los cagas te atascan la bajante. 

Y ojo, porque Hugo no es el único sobre el que pende la espada de Damocles. Está Antonio David, al que Alba le tiene atravesado. 

«Tampoco está David, ¿eh?», decía Alba, porque Antonio David se aísla. «Pero por lo menos no da por culo», decía Mila, que es muy de destacar cosas positivas.

«Simbólicamente estamos nosotras y ellos dos«, decía Alba, como si Noemí y Estela no fueran muebles rococós.

«A Antonio David no nos lo vamos a sacar ni con agua caliente… no ha sido valiente, ha sido muy tibio», añadió la exmodelo con un ligero resquemor. Ligero como si le hubieran echado ácido en la cara, así de ligero era el resquemor.

Pero para Mila Antonio David es intocable, de hecho en un confe decía: «Me dan muchísimas ganas de protegerlo«. Se lo va a meter debajo de un sobaco y lo va a empollar.

Y por último, han superado la prueba semanal. Justo a tiempo para que no se coman los unos a los otros. Vaya, eso habría molado verlo, que no fuera Bunki el único consumido.

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