‘Gran Hermano VIP’, Payasín y el sadismo que hay en nosotros y bien que mola y nos gusta

A veces pienso que todos tenemos un punto sádico, un poco de cabrones que, con salvedades, nos permite reírnos de gente pasando miedo. Y eso a mí me pasa siempre  en las galas de Halloween de GH.

JJV no iba disfrazado de Halloween, iba disfrazado de haber pasado mala noche. El maquillaje de JJV es lo que ocurre cuando pasas demasiado tiempo en un sótano sin ventanas. Como cuatro años o así. A su lado, los niños de Los Otros tenían un aspecto sano y el moreno de un surfero. A JJV le tocó anoche la maquilladora que no le soporta.

Diego Matamoros disfrazado de Spiderman de los que hacen globos para los niños en la Puerta del Sol por la voluntad. No es que su traje de Spiderman fuera barato, es que en Aliexpress les daría vergüenza subir su foto.

Kiko Jiménez iba de Roscachapa Man, un ser mitológico en la localidad de Escrotal de Arriba. Se trata de un señor que se cala el sombrero a presión, de forma que le parte el cráneo y que se aparece en los días soleados para decirle a los excursionistas que el sol pica.

Lucía Pariente iba de Maléfica, pero de Maléfica con erecciones en los cuernos, porque parecía una vaca cachena, joder, qué astas, eso no se atreve a torearlo ni Iron Man.

Sofía iba de la niña de la turba, una joven que murió durante la entrada a unas rebajas de El Corte Inglés y que ahora vaga enfadada por no haberse podido comprar bragas de oferta.

El caso es que Kiko y Diego Matamoros se enzarzaron a discutir. Sin novedad en el frente. Se acusaban mutuamente de ser unos montajistas, que eso parecía una convención de IKEA, tanto montaje y tanto montajismo.

Kiko dijo que él necesitaba un tiempo separado de Sofía. «Estos dos días han sido determinantes para darme cuenta de que te importo una mierda», dijo Sofía, que antes no lo había pillado.

– Sofía, una cosa, que me quiero petar a otra y pienso menos en ti que en los cagarros que van al mar.

– A mí indirectas no, ¿eh, Kiko?

Y así.

Noemí fue la primera en pasarlas putas en el pasaje del terror: «¡Lo reprendo!», decía. Con eso espantas a cualquiera. Pero por pedante. A ti se te aparece el demonio y le dices «¡Te vitupero con énfasis y afectación!» y se va, pero pensando que eres un repipi y un amargado sin amigos.

Le apareció una niña endemoniada así como de llevar puesto un camisón del Primark con dos semanas de uso y Noemí se puso a dar patadas a diestro y siniestro. Noemí cuando se asusta es así:

Pero peor, porque Noemí llevaba unos tacones que no eran de aguja, eran de florete, con esos tacones lo mismo haces una pasarela que acometes el abordaje de un barco pirata abriendo agujeros en la gente.

En la última sala había unas cabezas colgando dentro de las que tenían que meter la mano para sacar un ojo. A Noemí le daba asco. Si en lugar de un ojo es un cristal de swarovski mete la mano, la boca y hasta el hígado si hace falta.

Antonio David fue el siguiente. Se dio una hostia en un maizal que había que si te la ponen en misa vas comulgado para cuatro domingos. Antonio David hizo el recorrido con la entereza de una lagartija con traumas infantiles. Este hombre tiene tantos miedos que le hizo cimientos a su cama para que no pudiera haber nada debajo.

«¡Soy buena gente, soy buena gente!», gritaba, como esperando que le perdonaran.

– Soy Drácula y vengo con el hombre lobo y un inspector de Hacienda para destrozarte.

– ¡Soy buena gente!

– Ah, entonces no, perdona, toma, diez euros, para que desayunes. Chao.

Y así.

Hay cosas que dan pena que se desperdicien, como la comida, la energía y el vómito de GH. Os juro que cuando no les cae de lleno me da penita. Antonio David se llevó litros. Era el puto Bob Esponja del vómito, qué manera de absorber pota, de verdad. Era como una puta galleta mojada en gofio.

Cuando se acaba el agua caliente:#GHVIPGala9 pic.twitter.com/mF6JBdkndO

— Gran Hermano (@ghoficial) 31 de octubre de 2019

Mila fue la siguiente. En su caso los que tenían miedo eran los monstruos. Cuando hacen el Gran Hermano Monstruos en TeleMásAllá a la que ponen en el pasaje del terror es a Mila. Mila pasea entre zombis hambrientos y los zombis se hacen los despistados para no tener que morderla.

«¡¡QUE ME DEJES PASAR, JODER, COÑO!!», les gritaba a los monstruos. Joder. Con esos berridos la dejan entrar en la puta cámara acorazada del Banco de España si le sale del papo.

Trabajando en Sálvame no sé como le dan miedo los fantasmas. «Me he cagado, te lo juro», declaró Mila, que salió de ahí que le pesaban las bragas medio kilo más que cuando entró.

Joao y Adara fueron los siguientes. Adara consiguió decir «qué puto asco» en un tono agudo que podía causar sordera a perros en seis kilómetros a la redonda. Adara no es que pueda romper copas de cristal con sus agudos, es que las copas se arrojan ellas solas de la mesa para no oírla.

¡¡¡Joao y Adara casi ni han gritado ni nada!!! 🤭 ¿Qué os ha parecido?

🔄 ¡Mis favoritos hasta ahora!
❤ No he mirado porque me da miedo #GHVIPGala9 pic.twitter.com/LzB1TNFDy9

— Gran Hermano (@ghoficial) 31 de octubre de 2019

El Súper ahí ya estaba disfrutando como un gorrino con un cubo de verduras. ¡CORRE, CORRE, CORRE!, les decía para meterles miedo y les vacilaba cosa mala.

El Súper titular, Floren Abad, es un amor. Yo le he tratado en ocasiones y os aseguro que es una persona entrañable y que de verdad se preocupa por los concursantes. Pero tiene un punto sádico en las galas de Halloween que pone los pelos de punta.

Cuando le tocó rebuscar en las cabezas, Joao dijo»son sesos de verdad, Jorge». Sí, Joao, sí. Y las caras de Bélmez son un fotomatón.

Estela no es que sea propensa al miedo, es que le supura. Estela mea miedo y es amarillo oscuro como de recién levantada. Su grito de guerra era «NO PUEDO, NO PUEDO», como si en lugar de estar pasando un túnel del terror estuviera tratando de encontrar una oferta en un Sánchez Romero.

JJV conectó con ella y le dijo que tenía que ir al pozo.

«¡NO QUIERO IR AL POZOOOOOOOOOOOOOOOO!», dijo ella chillando.

«Me tienes que decir claramente que no quieres ir», le pidió JJV.

«Vale, voy», respondió ella.

Y vamos con el culebrón de la temporada: Adara y Gianmarco.

«Algo está pasando entre Adara y Gianmarco«, dijo JJV. Mentira, algo está pasando con Gianmarco hacia Adara, porque ella sabe lo que hay y le cobrea. Adara marca las fronteras mejor que el Google Maps. Y sí, se deja querer y le mola estar con el italiano, pero es más por aburrimiento y falta de cariño que por querer pasárselo por la piedra.

«Si te vas a alejar de mi, perfecto, pero avísame», le dijo Adara al italiano, para que no se vaya a por tabaco y no vuelva.

Hugo, en plató, mira los vídeos con una concentración que parece que está estudiando unas oposiciones. Pone los ojillos de pulga que tiene, que están más unidos que dos hermanos huérfanos, y los clava en el monitor.

«Aún confío en ella, pero tengo dudas», alegó el maromo. Qué mierda de confianza. Hugo confía con dudas y anda parado y sube bajando y cosas coherentes como esas.

Joao ejerció de guía espiritual de Adara. Lo que pasa es que en lugar de decir «tronca, déjate de Gianmarco que te buscas un lío con tu maromo», le soltó una chapa de hora y media de filosofía barata.

«Aquí vivimos otro mundo, otra realidad», dijo Adara, que haría buenas migas con Carol Anne, la de Poltergeist, que también vivía otras realidades.

En el plató Hugo se puso a llorar, afectadísimo «eres y serás la mujer de mis sueños, te amo siempre», dijo que había puesto en un tuit. Es el Paulo Coelho de Gran Hermano.

A Hugo y al Cejas los mandaron a hacer el recorrido juntos. «De la manita», les dijo el Súper.

Iban los dos con los cojones no de corbata, sino como las orejas de Mickey Mouse. Los cuatro cojones de estos dos han mirado piso en el centro para independizarse.

«Hostia, hijoputa», dijo Hugo mientras cogía una hoja de maíz como arma para defenderse de dos personajes del pasaje. Una hoja de seca, el arma definitiva. Y el gilipollas de Kim Jong-un pagando misiles.

– ¡Tengo unas espinaca pocha y estoy dispuesto a utilizarla!

El valor que demostraron Cejas y Hugo era… bueno, no era. Hugo miraba a todas partes nervioso como una langosta en el acuario de una marisquería.

«Tranquilos, que es puré de patata», les dijo el Súper sobre el vómito.

«Pues huele fatal, lo hicisteis hace un mes», respondió El Cejas, que es técnico de seguridad alimentaria y sabe esas cosas. Él mete la lengua en una freidora y sabe cuántos calamares se han frito en ese aceite.

Gianmaco entró el siguiente y lo único que dijo en todo el pasaje fue «Cazzzzo» y «mierdaaaa» y «porca putana, Súper«. Otro hombre de esos que piensan que la Valentía es la prima segunda del tío Valentín.

Le daban tantos sustos que eso era como un electrocardiograma burro, de esto que gráficas no te saca, pero que si lo superas y no has muerto es que estás bien del corazón.

«Tienes que meter el ojo en la boca y saborearlo…«, le dijo de vacile JJV y Gianmarco se lo metió sin rechistar. Joder, qué obediencia. Menos mal que no le dijo «métete mi trucha en la boca», porque Gianmarco se echa al mamandeo antes de que acabe de decir boca.

Y turno para Pol y Alba.

«Te pido una cosa, no me sueltes, por favor, no me dejes, los dos juntos«, le dijo Alba, que si hubiera podido habría protagonizado la primera operación para hacer siameses en lugar de para separarlos.

– Hola, ¿Es usted el doctor Cavadas, ese que hace milagros con la cirugía?

– Sí, hola, pero…

– Quiero que me cosa a Pol. Quiero compartir con él hasta los órganos.

Pero menudo apoyo encontró en Pol, que iba más cagado que Alba. Por favor, que esta gente ve a Mila recién levantada todos los días, ¿cómo no están curados de espanto?

Alba, que es modelo y sabe cómo comportarse con finura, dijo «SU PUTA MADREEEEEE» y Pol «HOSTIAAAAA».

Y usaron la sala cementerio para comunicarles la expulsión.

Y A LA CALLE POL

Alba puso cara de compungida. «Ay, Pol, yo me voy contigo». ¿Porque le quiere mucho? No, porque prefería donar el corazón en vida que quedarse sola allí.

Los siguientes metros de Alba en el pasaje batieron el récord mundial de velocidad en los 100 metros en estilo carrerilla agachada con acojone tocho.

Joao y Pol se despidieron el confe. Joao se puso a llorar como una magdalena a la que se le hubiera muerto la abuela. Novedad de última hora, Joao llorando. El día que no llore que lo revisen porque se le ha roto un manguito.

E intervino JJV para preguntar «Joao, ¿cómo estás?». De puta madre, no te jode. Y Joao estaba como recién operado de almorranas: «Estoy triste, con dolor».

Alba entró en la casa: «¡ME QUEDOOOOOOOOOO!». Hace dos días se quería ir con toda su alma y hoy estaba feliz por quedarse. Gollum era un tío estable al lado de Alba.

Y Mila jefa de la casa.  La jefatura estaba dentro de los ojos que habían ido cogiendo. PERO QUÉ COÑO… A mí me atufa un poco ésto. ¿Qué tipo de azar había en eso si los concursantes entraron en el pasaje en un orden ya establecido por la organización?

Chuckisín, o sea, Payasín de toda la puta life, entró en escena en las nominaciones. A Antonio David le clavó la tarta que ahora Antonio David tiene merengue hasta en los bronquios.

Y Adara a nominar. «TENGO MIEDO, SÚPER, POR FAVOR«, dijo y lo repitió medio millón de veces.

JAJAJAJAJA

Cuando tenga un mal día me voy a poner el vídeo del tartazo de Adara. Os lo juro.

¡Bien de merengue para Adara en sus nominaciones! ¡¡¡Casi ni ha gritado!!! 🤭 #GHVIPGala9 pic.twitter.com/PZryidkIZx

— Gran Hermano (@ghoficial) 1 de noviembre de 2019

«Me cago viva, te lo juro», dijo. Y chillaba que el payasín le tenía que chistar con el dedo para que se callara.

Están los fabricantes de sonotones rabiando por no haber podido patrocinar la gala de anoche, porque Adara ha hecho sordos para que viva toda una generación de otorrinos.

Turno de Joao. PAYASÍN ESTABA EN RACHA Y ON FIRE. Le tocó un poco en el hombro y a la que Joao miró le cascó un tartazo que ahora Joao tiene la nariz a ras de cara.

«Válgame Dios, Súper, que Dios te perdone», dijo Noemí cuando le tocó. Y después del tartazo se puso a chillarle al payasín. «SAAAAAAAAAAAAAAL, SAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAL», no sabías si le decía al payaso o es que estaba estreñida y apretando en el baño.

«Payasín, siéntate encima de Noemí», le dijo JJV. «No, que yo estoy casá», se negó Noemí. Porque claro, qué hombre no tendría celos de un payaso diabólico sentado en las rodillas de su mujer.

Alba dijo «que voy en bragas» al entrar en la sala. Creo que lo decía por si se las cagaba. «Y mojadas, además», dijo. Esta mujer acaba Gran Hermano con cistitis.

La madre de Payasín es la mujer más mencionada. Se acordaba de ella mucha gente. Qué señora más popular.

uUUUUURGGGRuuuuu dijo Gianmarco cuando le cascaron la tarta. Ese sonido vale para doblar muertes en el cine.

Estela vio al payasín y empezó a hacer «APUF, APUF, APUF» con la boca, como haciendo pedorretas. JAJAJAJAJAJAJA

Total, que después de Tartanimar, que es nominar entre tartazos…

ADARA, ALBA, ANTONIO DAVID Y JOAO eran los nominados. Mila, como jefa de la casa que no ha hecho nada para serlo, sacó a Antonio David. Qué asco. Y metió a Gianmarco.

Y POL LLEGÓ AL PLATÓ.

«¿Qué está pasando entre Adara y Gianmarco?«, le preguntó JJV lo primero.

«Que en esa casa estás falto de cariño, es una amistad, necesitas a otra persona y no hay que darle más vueltas», dijo, con su chispa habitual Pol, que no tiene sangre, no tiene ni horchata. A Pol por las venas sólo le corre el aburrimiento.

Y EL REPESCADO FUE… ¡¡HUGO!!

El señor se puso a chillar y a correr por todo el salón. Ha habido condenados a muerte a los que llama el gobernador para indultarlos en el último momento que se alegraban menos.

«Dejo aquí un regalito guapo al irme», dijo el Cejas, que debe haber dejado un zurullo en el váter que no lo evacúas ni con los antidisturbios.

«Como siempre prevalece la polémica frente a la gente divertida», dijo Antonio David. Eso, porque tú estás en GH porque te iba todo bien.

Mila se puso a llorar al saber que su lacayo más fiel, El lamidejas se iba. ¡Quién me pone la lengua en el culo, quién, para que no levante cabeza!, debía pensar la señora.

Total, que sacó de la lista de nominados a Antonio David y metió a Gianmarco.

Y sanseacabó.

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