Chantaje para no pagar la multa por abandonar Gran Hermano VIP 6: Oriana se va

Bueno, bueno, bueno, esto es el colmo de los colmos. Cuando el colmo quiere referirse a que algo es el tope, dice ¡Esto es la Oriana!

Porque sí, Oriana Marzoli ha abandonado Gran Hermano VIP 6 (tras sólo 48 horas dentro) y lo ha hecho intentando irse de rositas, el colmo de la cara dura. Vamos por partes.

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Se veía venir desde que vimos el jueves entrar a Oriana y ver la cara que ponía al saber que la casa no era el lugar pijo y limpio donde ella esperaba estar tres meses rascándose la barriga y luciendo palmito.

Tuvo que entrar a una casa donde se trabaja, se duerme regular, se come poco y no tiene su ropa. Y para ella eso es demasiado, porque normalmente vive en los Mundos de Yupi, donde nadie sufre y las margaritas te dan abrazos y siempre hay sol y no se te mueve el rímel.

Si a Oriana le pillara un apocalipsis zombi se arrojaría a los muertos vivientes a que la mataran en cuanto se enterara de que los secadores de pelo no funcionan.

Así que, dando la nota, anoche decidió abandonar Gran Hermano VIP. Y eso que intentaron convencerla sus compañeros, el Súper, la psicóloga del programa y JJV. Pero ella es impermeable al sentido común, así que aún así se fue.

A Oriana se le aparece la Virgen María a intentar convencerla de que se quede y le diría: «¿Pero qué dices tía? Si es que además el manto azul ese no pega con el blanco… ¿no te haces la permanente, tía?».

Ya a la desesperara, porque por alguna tontería legal está prohibido atarla con una cadena en medio del patio de Guadalix, JJV conectó con ella en directo el sábado por la noche, en medio del Deluxe.

Oriana estaba en el confe, tratando de estrangular a un pobre peluche que no tenía culpa de nada. JJV la saludó y le dijo que se quitara el peluche de delante, porque lo estaba utilizando de escudo humano. Bueno, de escudo peluche.

«Me imagino que estarás decepcionado«, le dijo Oriana a JJV. No, Oriana, estaba dando palmas con las orejas porque le has jodido el Deluxe y no tenía otra cosa que hacer que estar convenciéndote para que te quedes en un concurso de la tele al que has entrado porque querías y por el que ganas una pasta.

«Estoy con la cara hinchada de tanto llorar«, dijo Oriana, pero era mentira. Lo que pasa es que para Oriana todo lo que no sea llevar una capa de maquillaje como para resistir un balazo en la cara es tener la cara hinchada de llorar.

En su exposición de motivos, la rubia natural (natural que esté así de rubia con el tinte nuclear que debe usar) alegó: «Llevo mucha carga encima de los anteriores realities«. Sí, los realities son como la chepa de Cuasimodo. No te los quitas.

«No estaba preparada para otro reality«, dijo, como si entrar a un reality fuera como enfrentarse a la muerte. A un gladiador le dices que entre a luchar con ocho leones y seis soldados y vale, pero le dices lo del reality y te dice que no está preparado. Así de duro es, no te jode.

«Estoy como cansada, necesito un tiempo, honestamente, para dejar los realities», continuó Oriana, que lo mismo quiere ganarse el jornal como mariscadora en una huerta de Albacete.

«Siento que estoy defraudando a todos«, dijo. Nah, qué va. Tu tranqui. Ni te mates ni te inmutes.

Y como vio que le iba a caer la de Dios es Cristo cuando llegara a su casa, se puso a llorar y a balbucear que «ni siquiera quiero ver a mi madre porque sé que me va a decir de todo, y que está decepcionada, me va a echar la bronca».

Como Oriana se imagina su vida tras salir de la casa:

«Sólo quiero ver a mi amigo y que me abrace», dijo. Lo que pasa es que querrá que deje de abrazarla a los quince segundos, porque Oriana no aguanta ni dentro de un abrazo.

«Me quiero ir ya y sé que con esto ningún programa me va a tomar en serio, pero no puedo». Bueno, Oriana, tampoco es que ahora te tomara muy en serio ningún programa, que tampoco es que ahora te llamen de la BBC para que comentes la situación económica en Oriente Medio.

La mujer que es como Houdini, nunca está mucho tiempo encerrada, dijo que se habían portado muy bien con ella «Makoke, Isabel, Techi y Mónica«. Punto para ellas.

JJV desplegó sus metáforas como César desplegaría a sus legiones: «Estar en un reality es como pasar una gripe«, le dijo. En el caso de Oriana sí, claro, lo que pasa es que en el caso de Oriana es como una gripe mutada a peste bubónica chunga.

«No quiero ni estar en Madrid, me quiero ir, no quiero que nadie me conozca. Estoy cansada psicológicamente, no sé si a alguien le habrá pasado», argumentaba Oriana. ¿Estar mal psicológicamente? No, cariño, eres la primera. Las facultades de Psicología han estado preparando gente para este momento.

«Me estoy viendo y tengo hasta un ojo más cerrado que otro de tanto llorar», se fijó Oriana, tan destruida estaba. Esta chica piensa que llorar es para la cara como limpiarse las legañas con ácido.

JJV recurrió al lado humano: «Piensa en el equipo del programa, es sábado, están haciendo sus vidas, pasándoselo bien, ¿sabes la operativa que supone tu salida ahora? Piensa en ellos», le dijo.

Miembro del equipo de Zeppelin, pensando que tenía el sábado libre:

Eso le tocó un poco el corazón a Oriana, porque ella es muy solidaria, muy de empatía, muy de sentir los problemas de los demás como suyos y… Ah, no, que dijo: «Es que nadie piensa en mí.

A tomar por culo.

«Este no es mi año, otro año habría ganado«, dijo Oriana, que tiene un ego como las montañas flotantes de Pandora: se sustenta sobre la nada.

«Estoy cansada de que me reconozcan«, alegó. Claro, eso le pasa a los albañiles y a ti. Si no querías susto, pues haber elegido muerte, muchacha. Yo voy por la calle y me van arrojando bragas y sujetadores, qué le voy a hacer, lidio con ello. Y me he montado un puesto de lencería en un mercadillo, eso también.

JJV se ofreció a hacer de caballero salvador, así a la desesperada: «Quédate y si el jueves no resistes yo voy a la casa a buscarte, acabo la gala y voy a sacarte de allí…»

«Sí, claro a las tres de la mañana…«, respondió Oriana, porque ella es muy agradecida. Oriana se está ahogando y llegas en una lancha a salvarla y te dice: «sí, claro y sin catering abordo…».

Pero Oriana sabe oler una oportunidad. Es como un cerdo trufero de las oportunidades, así que comenzó…

¡¡¡EL CHANTAJEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!

«Pero yo pongo otra condición… que no quiero penalización«, dijo.

Porque como sabéis, todos los que entran firman un contrato que dice que si sales de la casa antes de tiempo y no por expulsión, tienes que pagar una multa. Esto se puso a raíz de Supervivientes, porque la gente abandonaba a la primera de cambio y no era plan de dejarse el dineral en llevar a alguien allí para que luego se fuera cuando le diera la gana.

«A mí que me diga el dios de aquí que acepta y te digo que me quedo«, dijo Oriana refiriéndose a que el Súper aceptara el trato. Lo que pasa es que el Súper sólo estaba pensando en que porqué no se habría metido a currar en una mina de carbón en el siglo XVIII, que era más seguro para la salud que currar con Oriana.

«Estos son temas contractuales que no deberíamos desvelar aquí…«, dijo prudente el Súper, aunque tenía el dedo puesto en el botón de llenar el confe de gas lacrimógeno.

«Yo ese trato [quedarse hasta el jueves] lo acepto siempre y cuando se acepte mi condición… lo dejo aparcado hasta que el Súper me diga que se acepte mi trato«, insistió Oriana… pero no.

Ni trato ni la madre que lo parió, así que Oriana abandonó la casa.

Y el Súper, en su eterna sabiduría, llamó a capítulo al resto de concursantes y les dijo:

«Gran Hermano es un concurso donde siempre hay sorpresas. Esto no es un resort. Es un sitio donde uno viene a probarse como persona. La aventura es contra vosotros mismos, no contra el programa. Es un concurso de resistencia. Tenéis que encontrar vuestra fuerza física y mental. Sobre todo mental. Tenéis que seguir disfrutando y pensad en el objetivo que os planteasteis cuando entrasteis en la casa».

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