Comienza la tercera gala de Gran Hermano 12

Buenooooo, la cosa comienza calentita y con monográfico de la relación entre Chari y Rubén. Él, que le ha pedido matrimonio y ella, que pasa del amigo como de comer caca.

Y amigos y amigas, como os avanzaba, ración de amoríos. Bueno, amoríos, roces, frotes y demás calentones. Si es que es como meter una vaca en un tanque de pirañas y esperar que no se la coman.

Volvemos de la publi. Los cinco «nominados» se tienen que despedir de sus colegas. Ya sabéis que Yago en realidad se salvó, pero eso no lo sabe todavía.

¡QUE SE VAYA OSCAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAR!

Que asquito le tengo a los dos muscuchulos, todo el día mirando a las cámaras y dándoselas de listos. Me recuerdan al malo de Shrek.

Mercedes Milá parece que se ha hecho el traje en casa con lo que tenía a mano. De hecho, ese vestido bicolor se parece mucho al de Cruela de Vil.

Los nominados pasan ya a la sala de expulsiones, que en esta edición es más bien el pasillo de expulsiones. Besos y reencuentros, sobre todo entre los muscuchulos, que se abrazan y golpean a lo macho.

«Me he enterado del hambre que estáis pasando, pero es culpa de vuestra inutilidad», dice Mercedes, ja ja ja.

Milá les dice además, que no son cinco, sino cuatro nominados, y que Yago no está nominado. Seguro que si tuviera corazón, se habría enternecido, pero no, amigos, lo tiene duro, como los bíceps y el cerebro.

El muscuchulo regresa a la casa diciendo «os voy a fundir a todos». Flipao… Y Flor es un poco lenta, la muchacha, ha preguntado seis veces «¿vienes tú solo?». ¿¡¡¡PERO NO LO ESTÁS VIENDO CHICA!!!?

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