Kazajistán y Uzbekistán compartían un lago tan grande que le llamaban «mar de Aral».
Hoy de ese lago queda poco más que un recuerdo, ya que gran parte del agua fue destinada a campos de algodón rusos, dejando sólo un 10% del volumen total. A las autoridades no les preocupa, no sólo por los negocios que hicieron, sino porque en el lecho del lago podría haber gas y petróleo.
Sus pobladores, sobre todo aquellos que sobrevivían gracias a la pesca, no piensan lo mismo.

La progresiva desaparición del mar de Aral. Fuente: Mappery