Tras cuatro años de guerra sin tregua, 2014 se ha convertido en el año más mortífero para Siria. Más de 76.000 personas perdieron la vida en el año que acabamos de despedir, la mitad de ellas civiles, según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Pero también en Irak la cifra de fallecidos es escalofriante, superando los 15.000, un claro reflejo de la irrupción de los terroristas de Estado Islámico (EI).
Son muchas las dificultades para hacer un balance definitivo de muertos, debido en gran parte al difícil acceso a los territorios invadidos por EI en Irak y por el conflicto armado todavía activo en Siria. Por ello, el número real de víctimas mortales podría ser mucho más alto en ambas zonas, según apuntan los activistas. Y por si las cifras no fueran lo suficientemente escalofriantes por sí solas, resulta un drama ver la cantidad de civiles y, en concreto, niños que han sido brutalmente asesinados en 2014.