En un operativo, el gobierno peruano quemó 108 campamentos de madera usados para abastecer minas de oro ilegales, que son altamente contaminantes.
Alrededor de 10.000 personas que vivían de lo que le sacaban a esta tierra explotada desde los tiempos de Pizarro vieron como la policía quemó sus casas de paredes y techo de plástico. Con poco más que lo puesto, no tienen a donde ir.