Es una de esas noticias que se nos pueden pasar por alto, pero ahí está: ni una sola mujer estaba sentada a la mesa de diálogo sobre Siria que tuvo lugar el lunes en París. Aquí la foto. Y es que ni una sola mujer en los grandes países ocupa la silla de asuntos exteriores. Lo grave de este asunto no es sólo una cuestión numérica, sino el hecho de que actualmente Siria, como todo Oriente Medio, es una de las zonas donde las mujeres sufren más cargas por el hecho de ser mujeres, sometidas a violencia y esclavitud sexual, violencia patriarcal y soportando solas la carga familiar al fallecer sus parejas y familiares. Como sabemos, en muchos casos son sometidas a las peores prácticas del fanatismo como la ablación o la lapidación y son obligadas a vestir el burka. Pero en la cúpula del poder mundial no hay mujeres para poner sobre la mesa los problemas de las mujeres.
No hay que olvidar que los sirios que se han quedado en su país son, mayoritariamente, los que no disponen de medios económicos para huir, y entre ellos hay un gran porcentaje de mujeres que deben quedarse al cuidado de los ancianos y los niños. Esto solemos obviarlo, especialmente porque pensamos que la guerra afecta a todos, pero lo cierto es que no a todos por igual. En los conflictos de Oriente Medio, mujeres adultas, menores y ancianas sufrieron y sufren violencia sexual por parte de rebeldes, pero también de soldados, como vimos en Irak o Afganistán.
La miseria y la pobreza sitúan a las mujeres ante dos caminos: el primero, el matrimonio forzoso, frecuentemente con hombres que las esclavizan y las maltratan; y, el segundo y el más humillante para su honor, la prostitución. En este contexto, la escritora y politóloga iraní Nazanín Armanian destaca que, mientras que hace unos años las familias preservaban por encima de todo el honor de sus hijas, el nuevo escenario nos muestra a hombres que obligan a sus mujeres e hijas a ejercer la prostitución para poder salir adelante. Económicamente, claro está, ya que tanto los matrimonios forzosos como la prostitución excluyen a las mujeres de la libertad y del derecho a la educación. ¿Está ocurriendo todo esto en Siria? No lo sabemos a ciencia cierta, pero los antecedentes en sus países vecinos y lo que tienen en común nos indican que la historia se repetirá.