Por Cláudia Morán
La India es el país más contaminado del mundo. También el más pobre, dada su superpoblación, y alberga un porcentaje altísimo de explotación laboral, especialmente infantil. Aún así, este país acaba de dar una gran lección de humanidad. El Tribunal Supremo de India reconoció el pasado abril a los transexuales como un tercer género para acabar, según la sentencia, con la discriminación de este colectivo. Son los hijras, que en urdu significa impotentes.
El texto, que apela a los Derechos Humanos, reconoce que «es derecho de todo ser humano escoger su género». Mientras que, hasta ahora, en los documentos oficiales figuraban como opciones «hombre», «mujer» y «otro», ahora habrá una casilla específica para transexuales, travestis y eunucos (una gran parte de los transexuales en India opta por la castración). Punto para la India, lección para Occidente. La sentencia apela también al Gobierno indio a que reconozca a los transexuales como iguales, aunque tengan un nivel socioeconómico muy bajo, y pide que se les proporcione igualdad de oportunidades sociales y laborales.