El Día Mundial de la Alimentación no es un tópico, sino una fecha, la del 16 de octubre, escogida por Naciones Unidas para alcanzar un objetivo factible, pero que no acaba de llegar: acabar con el hambre en el mundo.
Si es factible es porque, a pesar de que una de cada nueve personas (un total de 800 millones) pasa hambre, el mundo produce alimentos suficientes para abastecer a toda la población. Y aun así, el hambre mata a más personas anualmente que la malaria, la tuberculosis y el sida juntos. Por no hablar del despilfarro alimentario: un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo se pierde o se desperdicia.
Todos estos datos pertenecen a la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura cuyo objetivo es acabar con el hambre en 2030 y promover una alimentación segura y nutritiva.