El Mundial, la Copa América, los Juegos Olímpicos, todo bañado de sol, música y playa. El crecimiento de Brasil es espectacular y, encima, en un escenario aparentemente idílico, pero detrás del paraíso también hay rostros amargos, desesperación y desolación, como el de miles de personas de países vecinos que hacen auténticas odiseas por todo el continente para llegar a Brasil. Van en coche, avión, por mar, cruzan la Amazonia, los Andes, parajes inhóspitos para llegar a un soñado trozo de cielo, bajo la promesa de trabajo, que luego se convierte en su auténtica pesadilla.