El lunes nos despertamos con un dramón: a pesar de la aplastante victoria del NO en el referéndum griego, Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas más rockero del viejo continente, dimitía. Había prometido hacerlo si ganaba el SÍ, porque prefería cortarse la mano antes de firmar un acuerdo sobre el tercer rescate griego que en su opinión era inviable. Pero aún así lo hizo, ¿por qué?
Oficialmente, porque no quería ser un obstáculo a la negociación del gobierno del primer ministro Alexis Tsipras. «algunos participantes en el Eurogrupo y varios ‘socios’ tenían cierta preferencia por mi ausencia en sus reuniones», decía ladinamente en su blog. Añadía que Tsipras estaba de acuerdo con la idea, porque creía que le ayudaría a conseguir un acuerdo. «Y por esta razón, dejo el ministerio de Finanzas». El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, se frotaba las manos. Y probablemente también el propio Varoufakis, que ha admitido en varias entrevistas haber tomado el camino de la política por obligación. El caso es que la troika -Comisión Europea, BCE y FMI- se sale con la suya a medias: antes tumbaba gobiernos, hoy sólo ministros. Lee el resto de la entrada »