¿Estados Unidos vuelve hacer historia?

OPINIÓN

Hillary Clinton / State

La elección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos marcó un antes y un después en el país. El primer afrodescendiente presidente de la primera potencia mundial y de Occidente. Fue un hito histórico en un país marcado por su pasado esclavista.

Una campaña que Obama también forjó en un terreno de juego poco habitual, en las redes sociales donde su rival John McCain no supo posicionarse. Obama, claramente, representaba lo nuevo, el futuro, frente un McCain que era la imagen de lo tradicional, del pasado enquistado que no sabia evolucionar.

Ahora, Estados Unidos puede hacer historia otra vez si elige a Hillary Clinton como la nueva residente de la Casa Blanca. Sería la primera vez que una mujer dirige el país.

Sin embargo, Clinton no transmite esa bocanada de aire fresco de Obama.  Clinton conoce a la perfección los pasillos de la Casa Blanca, una residencia en la cual ya vivió cuando su marido, Bill Clinton, fue presidente entre 1993 y 2001.

Clinton, además, es una gata vieja de la política y del partido demócrata. Sin éxito, le combatió las primarias a Obama, quien luego para sanar heridas la convirtió su Jefa de Estado en su primera legislatura. Cuando Clinton optó por no repetir en este puesto, que cubrió John Kerry, en la segunda legislatura de Obama, todas las rumorología empezaron a cobrar vida. Tenía todas las papeletas para iniciar, otra vez, la carrera hacia la Casa Blanca. Y así ha sido y esta vez su partido no la querido dejar sin sueño.

Mucho echaremos de menos esa imagen de presidente cercano, de los Obamas, sus bailes y su sentido del humor. Y si bien no dejaría de ser histórico que una mujer encabezara el gobierno estadounidense, la realidad es que los Clinton nos evocan esa imagen de pasado.

Y es que los dos candidatos a la Casa Blanca no representan ninguna novedad, poca esperanza y mucha historias conocidas. Cuando Obama llegó al poder tenía 47 años, frente a los 68 de Clinton ahora o los 70 de Donald Trump.

Pero a parte de tener, prácticamente, la misma edad Clinton y Trump comparte otro hecho no poco relevante. Ambos tienen su dinero en Delaware, un estado que es especie de paraíso fiscal dentro de Estados Unidos, que utilizan para evadir impuestos. En la última década, el resto de Estados han dejado de tributar 9.000 millones de dólares. Según Obama, Delaware es el centro del mayor fraude fiscal dela historia.

Además, Obama era la encarnación del sueño americano, una persona que de la nada y desconocida, con trabajo y esfuerzo consigue llegar a lo más alto, mientras que Trump y Clinton pertenecen a dos prototipos de personas bien conocidos en las mentes de los estadounidenses.

Por su parte, el candidato republicano es una imagen bien conocida en el ideario estadounidense: un gran magnate con posiciones neoliberales partidario de reducir servicios sociales y cerrar fronteras.

En cambio, los Clinton ya forman parte de esas sagas de poder tan archiconocidas en el imaginario estadounidense, como en su día lo fueron los demócratas Kennedy o también lo son los republicanos Bush. Familias que se conocen en todos los rincones de un país de unos 300 millones de personas.

A la espera de ver cómo articulan sus campañas cada uno de los candidatos, de cómo evolucionan los debates, a simple vista nada nuevo, otra vez un poco más de lo mismo, en un país donde buena parte de la población pide cambios, ideas nuevas y mirar al futuro.

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