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El acuerdo de París y América Latina

Una activista en la Torre Eiffel de París durante las negociaciones por el cambio climático / EFE

Una activista en la Torre Eiffel de París durante las negociaciones por el cambio climático / EFE

“París no es un fin, es un buen comienzo”, decía Daniel Ortega, ministro de Medio Ambiente ecuatoriano y presidente pro tempore de la Comisión Económica de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), sobre el acuerdo firmado este fin de semana por 195 países.

El acuerdo de París, que entrará en vigencia en 2020, persigue reducir para finales de siglo la temperatura media de la tierra por debajo de los niveles preindustriales, dos grados, e intentarla dejar al 1,5 grados. Los propios Estados son los que tendrán que decidir cuáles son sus aportaciones voluntarias de reducción de emisión de CO2. Además, se exige que los países más industrializados hagan un esfuerzo mayor al respecto, aunque China e India quedan fuera de esta medida.

También a partir del 2020 se creará un fondo de 100.000 millones de dólares para ayudar a los Estados más desfavorecidos y a la vez afectados por las consecuencias del cambio climático como puede ser el aumento del mar o incluso ayudarles a que crezcan pero con bajas emisiones de CO2.

Para Tatiana Nuño, de Greenpeace, al texto le falta “concreción en cuanto a números y fechas donde se especifique cómo y cuándo vamos a llegar a los compromisos asumidos”, resalta en la web de esta organización.

Nuño, quien estuvo en París durante los doce días de la negociación, también destaca que el compromiso adquirido llega «sin duda muy tarde y muy débil, teniendo en cuenta que estos compromisos no son obligatorios ni con mecanismos de penalización y que los compromisos de reducción actualmente presentados por los países nos llevan a casi 3ºC de aumento de temperatura”.

Por su parte, el ministro Ortega opinó que este acuerdo es “el inicio de caminos al régimen de justicia ambiental; un régimen que refleja un nuevo pacto social global, en armonía con la naturaleza, donde se reconozcan sus derechos, en una declaración universal y un tratado vinculante que les obligue a las transnacionales a respetarnos”, según recoge el periódico oficial ecuatoriano El Ciudadano.

¿Pero por qué es tan importante un acuerdo para América Latina?

Imágen de Street view de la Amazonia brasileña / 20 Minutos

Imágen de Street view de la Amazonia brasileña / 20 Minutos

La activista Manuela Dajau, de la comunidad indígena Sápara de Ecuador, lo dejaba bien claro y es que ellos viven de la naturaleza, por lo que necesitan de la Amazonia para subsistir. Por eso, pedía a las autoridades: «que no destruya la naturaleza nuestra, la selva amazónica donde nosotros habitamos, porque nosotros los amazónicos no podemos vivir sin selva”.

Explicaba que ellos se mueven por la selva libres como los animales, que la Amazonía es su mercado, el sitio donde viven, respiran y caminan. “Nosotros somos libres y libres como la naturaleza moriremos”, decía en una entrevista desde París en AJ en español.

Aunque América Latina solo produce el 10% de las emisiones mundiales, según una encuesta realizada por Pew Center, a raíz de la Cumbre, es el continente más preocupado por el cambio climático. Concretamente, el 74% de la población frente el 45% de los estadounidenses o el 18% de los chinos, expone BBC Mundo. Para elaborar el estudio, se entrevistó a 45.000 personas de 40 países y el más consternado por esta cuestión fue Brasil con un 86% de su población. En otros países latinoamericanos el cambio climático preocupa a Chile (77%), Perú (75%) Venezuela (72%) y México (66%).

Y hay dos cosas que preocupan y mucho. Uno es la Amazonía y su conservación, por eso, es Brasil quien lidera el ranking. En total, son nueve los países amazónicos: Brasil, Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Guayan, Guyana Francesa y Surinam. Tan solo cuatro de ellos, Ecuador, Brasil, Perú y Colombia, poseen un tercio de la selva amazónica donde habitan millones de personas. Por ello, la deforestación de este ecosistema puede repercutir directamente en su modo de vida.

La otra preocupación es que con el aumento de las temperaturas se incremente la sequía, así como las zonas desérticas. Además, cabe destacar que América Latina tiene grandes zonas de glaciares, que con la subida de las temperaturas se han empezado a descongelar.

Repercusiones del acuerdo de París en América Latina

Pero el acuerdo de París puede comportar cambios en América Latina. Por un lado, algunos países, como los centroamericanos se podrían ver beneficiados por este fondo, ya que son economías débiles, pero muy perjudicadas por los efectos del cambio climático que se traducen en el aumento del mar o el incremento de sequías o huracanes.

El otro gran reto de la región será cambiar su modelo productivo muy basado en energías fósiles y petróleo hacia uno más amigable con el medio ambiente y con energías renovables. Venezuela es el país con mayores reservas de petróleo del mundo, pero este recurso y el gas también son muy importantes para otras economías de la región como Colombia, Ecuador, México, Perú, Bolivia o Brasil.

Y es normal que América Latina esté preocupada por esta situación, es un continente con una infinidad de riquezas naturales amenazadas, pero también de economías basadas en el petróleo. América Latina es las sombras y las luces de un inmenso patrimonio natural, de cómo se ha gestionado y de cómo se tendrá que gestionar a partir de ahora, porque con un mal manejo de estos recursos nos quedamos sin el pulmón del mundo: la Amazonía.

1 comentario

  1. Este blog tiene un montón de amabilidad y hospitalidad
    muchas gracias

    15 diciembre 2015 | 16:49

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