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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

El Insulto de Davos, el insulto de Ginebra

Esta semana, todaDavoss las miradas están puestas en Suiza, donde se está jugando el devenir del planeta. En este país en medio de Europa, atravesado por los Alpes, está acogiendo en Davos a los hombres más ricos del planeta y en Ginebra las negociaciones para encontrar una salida a la guerra civil siriana.

Por un lado, en este pequeño  paraíso fiscal que vive, entre otras cosas, porque los hombres más ricos del mundo depositan en sus bancos sus grandes fortunas sin dar ningún tipo de explicación, realiza anualmente el Foro de Davos, donde los multimillonarios de todo el mundo debaten sobre el devenir político y económico del planeta.

En la edición de este año, iniciada esta semana, versa sobre la desigualdad mundial. No deja de ser curioso, que las personas que más se han enriquecido con la crisis y han acentuado la brecha entre ricos y pobres, ahora estén preocupados por la desigualdad.

Con la caída del banco de inversión Lehman Brothers en 2008, que comportó el inicio de la crisis económica, “el patrimonio de los 103.000 llamados ultrarricos mundiales (individuos de los cinco continentes cuyo patrimonio rebasa los 30 millones de dólares) había caído un 20%. Tres años después, su patrimonio había sufrido una suerte de efecto rebote: tras subir un 33%, ya rebasaba el récord de los años de la burbuja económica”, explica el periodista Andy Robinson, en su libro “Un reportero en la montaña mágica”, donde hace un excelente análisis sobre el Foro de Davos.

En este mismo libro, Robinson muestra que en España, por ejemplo, la renta del 99% de los españoles “caía en picado durante la crisis”, mientras que “el salario del ejecutivo medio de una empresa que cotiza en el Ibex 35, el índice bursátil español, había subido un 64% los seis años anteriores del 2011”.

Y es que las cifras económicas que envuelven a las personas más ricas del mundo, son un insulto. Esta semana Intermon Oxfam ha publicado el informe “Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica”, donde pone de relieve que  el 46% de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población y que 85 personas tienen tanto dinero como 3,5 millones.

Mientras intercalan los encuentros con corbata, con el esquí, este año los más poderosos, que no solo controlan la economía mundial, sino también la política, han decidido poner el acento en la desigualdad. Pero esto no ha sido porque sus corazones se hayan ablandado con la injusticia que impera en las calles (que ellos no pisan porque viven en sus propias burbujas), sino porque ven que su riqueza puede estar amenazada.

Por un lado, porque a mayor desigualdad y con el incremento de desempleo, las economías se estancan y, por ende, su capacidad de incrementar su fortuna, también. Por el otro, porque a nivel mundial, se está creando una tensión social, como se ha visto en las primaveras árabes o en movimientos como el 15M u Occupy Wall Street, que puede desestabilizar este sistema tan conveniente para ellos y que tanto beneficio económico les ha reportado.

Y en Ginebra ¿qué pasa?

No muy lejos de Davos,  a un poco más de 400 kilómetros está Ginebra, donde hay una sede de las Naciones Unidas que acoge, entre otras, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Y es que Suiza fue un país neutro durante las dos Guerras Mundiales y por eso fue la casa de la Sociedad de Naciones y ahora tiene la segunda sede más grande de la ONU, después de la de Nueva York.

Pues bien, en esta sede de la ONU, el miércoles se inició un un encuentro entre el gobierno sirio y la oposición para alcanzar una solución a una guerra civil que dura ya casi tres años, que ha dejado más de 100.000 muertos y 2 millones de refugiados, la mitad de de ellos niños.

De momento, el proceso se está llevando a puerta cerrada y se espera que hoy, oposición y gobierno se sienten en la misma mesa para hablar. Y eso, es un paso importante, y todo lo que implique encontrar una salida a esta trágica guerra civil (que a mí personalmente me parte el corazón), será bien recibido.

Ojalá me equivoque, pero, personalmente, todo esto me parece una pantomima, porque en casi tres años de conflicto nadie ha hecho nada para proteger a la población civil. Es más, con la excusa de que el dictador entregara su arsenal químico, han dado licencia al gobierno para matar indiscriminadamente con otro tipo de armamento.

Y eso, lo sabe el presidente sirio, Bachar al-Asad, por eso, mientras que la oposición pide que haya elecciones y un gobierno de transición, el gobierno sirio se muestra intransigente y dice que no dejará el poder.

Mientras todo esto sucede, nos van llegando imágenes a cuentagotas de todas las brutalidades del régimen. El martes, por ejemplo, a las vísperas que se iniciara la reunión de Ginebra salieron a luz unas fotografías que demostrarían que el régimen sirio habría torturado y asesinado a 11.000 prisioneros. Estas imágenes fueron realizadas por una persona que estaba encargada de documentar gráficamente todos los cadáveres.

La realidad es que, ahora, a las potencias occidentales les urge llegar a un acuerdo, porque ven que su estabilidad, su seguridad, puede estar amenazada, ya que Al-Qaeda se ha hecho fuerte en el norte de Siria e Irak, donde ha creado el Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL).

Así pues, la finalidad real del encuentro de Ginebra, es que gobierno y oposición busquen una salida a la guerra de Siria para terminar con el auge de Al-Qaeda en la región y, que Occidente tiene miedo, que se extienda.  En este mismo contexto, es porque pidió a Siria que se desarmase, ya que tenía miedo que las armas pudiesen acabar en manos de un grupo yihadista.

Por eso, no es casual que el jueves  el máximo líder del grupo terrorista Ayman Al-Zawahiri pidió que se unieran para combatir al ejército sirio las dos fracciones vinculadas Al-Qaeda en Siria,  que están enfrentadas porque se disputan la hegemonía en el norte del país.

Espero que me equivoque, pero creo que al-Zawahiri ya prevé que Al-Asad saldrá ganador en este encuentro de Ginebra y recibirá apoyo internacional para terminar con Al-Qaeda en Siria y, de paso, lo utilizara para aplastar a los reductos rebeldes que quedan en el país. Mientras todo esto sucede, la población siria sigue poniendo sus muertos.

Así pues, esta semana en Suiza se juegan dos reuniones importantes para garantizar la estabilidad mundial o más bien dicho, la estabilidad de las personas más poderosas del planeta.

Núria Segura Insa

nuriasegura@gmail.com

@Nuriasein

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