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Ucrania, entre la espada y la pared

Antidisturbios en la Plaza de la Independencia

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“El presidente Yanukóvich se ha comprometido a firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea”, recuerda día sí y día también la Alta Representante de la política exterior europea, Catherine Ashton. Especialmente tras un viaje a Kiev la semana pasada en el que mantuvo dos intensos encuentros con el presidente ucraniano. Ashton recalcó que los desafíos a los que se enfrenta el país “son reales”, pero existen mecanismos para ayudar a Ucrania a superar sus problemas financieros si firma el acuerdo.

La posición de la Comisión es clara: “seguiremos insistiendo en el compromiso porque es el deseo del pueblo ucraniano”, ha declarado la portavoz de la diplomática británica. Bruselas sigue intentando encontrar una solución política a la crisis abierta después de que Ucrania dijera que no al acuerdo de asociación y libre comercio, y las protestas incendiaran las calles. “Tenemos la necesidad de encontrar la vía de un diálogo inclusivo”, añadió.

Con la intención de seguir por el camino de la negociación política, Bruselas se aleja de la posición estadounidense que empieza a plantear la posibilidad de imponer sanciones. “Las sanciones son una de las opciones que Estados Unidos tiene encima de la mesa, pero sigue siendo todavía una opción muy lejana”, opina la portavoz de Ashton. La firma del acuerdo de asociación todavía no tiene fecha, aunque la líder de la diplomacia espera que sea “lo antes posible”.

El Parlamento Europeo fue mucho más tajante en su posición en el conflicto y considera que la cumbre de Vilna “pone en evidencia que la UE debe formular una política más estratégica y flexible de apoyo a sus socios del Este”. También fue más allá en la valoración de la actuación de Rusia, que la Comisión ha evitado hasta ahora, con la excusa de que no emite opiniones sobre terceros. La Eurocámara condena “las inadmisibles presiones políticas y económicas de Rusia” y pidió a los Estados miembros una “respuesta apropiada a las medidas y los instrumentos utilizados por Rusia”.

Los eurodiputados lamentaron que Ucrania haya perdido “una gran oportunidad” para sus aspiraciones de modernización. Aún así, reiteraron su apoyo a la firma del acuerdo “en el más breve plazo posible” siempre y cuando se cumplan los requisitos exigidos. Además, la Eurocámara exigió la liberación “inmediata e incondicional” de los manifestantes pacíficos detenidos los últimos días y abogó por una nueva misión de mediación de la UE “al más alto nivel político” que consiga una solución pacífica al conflicto actual.

Pero al otro lado no espera un actor internacional al uso. Rusia sigue viendo cualquier problema relacionado con Ucrania como un asunto de política interior. El acuerdo con la UE por parte de Ucrania supone derribar fronteras económicas, abrir la puerta al libre comercio. Y a Rusia le gustan los aranceles, tener amarrados a sus vecinos como si aún fueran sus satélites. Una Rusia que sigue pensando la política internacional como si de telones de acero se tratara, a falta de fronteras naturales que le protejan del invasor exterior (y mira que la UE no hace temblar ni a una mosca), sigue pensando en sus vecinos como en sus fieles secuaces. Qué pasará sólo lo sabe Yanukóvich, y en estos momentos el suyo es uno de los callejones con menos salidas del panorama mundial.

ESPERANZA ESCRIBANO, Bruselas

@equilibrio_y_yo

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