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¿Nos vimos en Vietnam? Estados Unidos, Irán y Siria

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La Mezquita Omeya de Damasco es una de las más importantes del mundo musulmán

Hay momentos en los que parece que la historia se repite. Los escenarios son diferentes, las caras también, pero las acciones no. Esta vez nos situamos en la húmeda selva vietnamita o tal vez en el seco desierto sirio. Nos movemos de China a Irán de una República comunista a otra islámica.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) el gran aliado asiático de Estados Unidos fue Pekín y el enemigo a combatir Tokio. Sin embargo, en 1949 todo dio un giro de 180 grados, se impuso la China comunista de Mao Zedong y ambos países rompieron sus contactos. Ahora, China se alineaba con Moscú.

Sus relaciones estuvieron durante 23 años en un congelador, hasta que en  febrero de 1972, el entonces presidente republicano Richard Nixon viajó a Pekín, algo que revolucionó la historia, ya que el presidente de la gran potencia capitalista  visitaba a un país comunista tan relevante como China. Con este paso gigantesco se inició el camino para encontrar una salida a la longeva guerra de Vietnam.

Y si bien el contexto actual es muy diferente, nos encontramos, seguramente, en una situación muy parecida. Ahora, nos situamos entre dunas, en Oriente Medio. Washington ya no se enfrenta a países comunistas, sino a islámicos. Tal vez a simple vista todo es muy diferente (y lo es), pero el fondo es muy parecido o más bien la jugada.

De China a Irán

Desde 1979 las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán estaban completamente congeladas. Ese año, triunfó la revolución islámica chiita del ayatolá Jomeini y, consecuentemente, el títere de occidente el Shah Mohamad Reza Palhevi huyó del país con la ayuda de Washington y los bolsillos llenos de oro.  Eso provocó que estudiantes iraníes enfadados ocuparan la Embajada estadounidense durante  444 días con 66 rehenes estadounidenses en su interior.

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La Mezquita Omeya es un punto de peregrinaje para los chiitas, porque en su interior está la cabeza de Husein bin Ali, nieto del profeta Mahoma.

Después de 34 años, el pasado fin de semana, las grandes potencias con armas nucleares anunciaban que habían llegado a un acuerdo con Teherán para que no desarrollara la energía nuclear para fines bélicos, solo pacíficos. Esto ha sido posible gracias al cambio de postura de las políticas de Teherán, impulsadas por el nuevo presidente, el moderado Hasán Rohani, que ganó las elecciones a principios de agosto y por la diplomacia que ha tejido en la sombra el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry.

Por el momento, los acuerdos son provisionales y en los próximos seis meses se realizarán diversas rondas de negociaciones para firmar uno de definitivo. Como una muestra de buenas intenciones, Teherán se ha comprometido a congelar parte de su producción de energía nuclear a cambio del retiro de un paquete de sanciones económicas. Como parte de este acuerdo, Irán ha abierto las puertas para que inspectores del la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) visiten la central nuclear de Arak, la más grande del país, el próximo 8 de diciembre.

Nixon y Obama solos cambiando la historia

Y pese que el inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, se encuentra bastante solo en su decisión, ha hecho un paso firme para que este mundo sea un poco más seguro.  Los republicanos se han mostrado en contra, dentro de las filas de los demócratas también hay desertores y los dos grandes aliados de Estados Unidos en la región, Israel y Arabia Saudí, han montado en cólera porque su acérrimo enemigo es Teherán. En el caso de Tel Aviv, por las conexiones entre Irán y Hezbolá, un grupo armado chiita libaés que se ha enfrentado varias veces con Israel; mientras que en el caso de Riad es porque ambos países se disputan el liderazgo en Oriente Medio.

Al Ejecutivo de Obama se le augura unos seis meses complicados, llenos de presiones, pero, esperemos que siga avanzando con firmeza hacia un acuerdo que contribuya a que Oriente Medio sea una zona más segura, menos convulsa. Lo que está por venir es completamente desconocido, pero lo que está claro es que el actual sistema de alianzas de Washington con Tel Aviv y Riad no ha contribuido a la pacificación de la zona más conflictiva del mundo desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.

De Vietnam a Siria

En cambio, un deshielo de las relaciones entre Estados Unidos e Irán si podría servir para que esta zona fuera más segura y, por ende, el resto del mundo. No tenemos que olvidar que Teherán es el gran aliado del gobierno sirio de Bachar al Asad, chiita, y del grupo armado libanés de Hezbolá. Si el viaje de Nixon fue una obra maestra para poner punto y final a la Guerra del Vietnam, seguramente, la jugada de Obama servirá para acabar con el conflicto sirio, que ya ha dejado más de 100.000 muertos.

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Niños sirios que, ahora, ya deben ser adolescentes

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PD: Las fotos incluidas en el artículo son de un viaje que realicé a Siria en 2004 y que quería compartir con los lectores de Goldman Sachs is not an aftershave para mostrar como era este país antes de la actual guerra. Siria es o era un país espectacular con gente muy hospitalaria. Espero que pronto termine este sangriento conflicto, por el bien de sus ciudadanos.

Nuria Segura Insa

nuriasegura@gmail.com

@Nuriasein

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