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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Yes, We scan

Cuando Barack Obama visitó Berlín el 19 de junio de 2013, fue recibido por un grupo de personas que llevaban un cartel que decía “Yes, we scan”, en referencia al escándalo de espionaje, que se ha vuelto la patata caliente de la política de Obama. Algo que empezó como una estrategia contra el terrorismo, a la administración Obama se la ha ido de las manos hasta a un punto insospechable e incalculable.  No deja de ser paradójico que Obama, que subió al poder con un discurso contraria a la política de seguridad antiterrorista de George Bush, la haya desarrollado y ampliado en cuanto se habla de materia de Inteligencia y Espionaje.

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Manifestación en Berlín durante la visita de Obama.

Para entender la política de espionaje, nos hemos de remontar a la época de la Guerra Fría. Entonces, el mundo estaba dividido en dos bloques, el capitalista y el comunista, y las relaciones entre ellos (o las no relaciones) se tejían a través del espionaje y de servicios secretos, que se investigaban los unos a los otros para averiguar desde las armas que estaban creando en el otro bando, hasta sus tácticas políticas o económicas. Eso desarrolló grandes servicios de inteligencia como la CIA, M16 o el KGB.

Un buen libro que explica la absurdidad de estos servicios, en el que no podías ni confiar de tu sombra, es Nuestro hombre en La Habana” de Graham Green. Ahí se explica cómo en la Cuba convulsa de Fulgencia Batista y con los guerrilleros dirigidos por Fidel  Castro en la Sierra Maestra, los servicios secretos de todo el mundo se espiaban, unos para que triunfase la revolución, otros en contra. Sin embargo, todos estos episodios dignos de un guión de película como el de James Bond, parecía que habían acabado con el fin de la Guerra Fría.

Sin embargo, el 11 de septiembre reactivó con fuerza las actividades del servicio secreto de Estados Unidos. Tras los atentados de las torres gemelas, el primero en suelo estadounidense (las dos Guerras Mundiales se disputaron en Europa, Asia y parte de África), la administración de George Bush reactivo las misiones de la CIA y de agencias como la Nacional Agencia de Seguridad de los Estados Unidos (NSA), en la que trabajaba Edward Snowden, ahora en busca y captura por ese país.

No obstante, ahora, la técnica era diferente, ya no era espiar a un enemigo tangible, visible, como el bloque comunista, sino algo escurridizo, que se oculta en la sombra esperando la mejor oportunidad para atacar, como es terrorismo, los terroristas. De hecho, el único servicio de inteligencia que sabía algo al respecto es el Mossad, de Israel, que perseguía a terroristas palestinos. Para entender la lucha oculta entre el Mossad y los terroristas palestinos, es muy recomendable leer La Chica del Tambor de John Le Carré.

Ahora, bien, nos situamos en el siglo XXI, con una Guerra Fría desaparecida, pero con un nuevo enemigo sin rostro, que se mueve en el ámbito transnacional, pero se oculta para no ser descubierto y en el momento menos pensado atacar, para crear un acto que aterrorice a la sociedad. Eso lleva a Estados Unidos a activar una guerra contra el terror, que, claramente, se le ha ido de las manos, especialmente, durante la administración Obama.

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Atentado del 11 de Septiembre en Nueva York.

Cabe destacar, que como ha filtrado Snowden, ex miembro del NSA, no sólo se han investigado objetivos terroristas, sino que también se han investigado ciudadanos normales, medios tan prestigiosos y estadounidenses como Associated Press, otros países como China o, peor aún, países aliados como los que configuran la Unión Europea.

El espionaje a ciudadanos norteamericanos se ha realizado a través de escuchas telefónicas e Internet con empresas o redes sociales como Google, Yahoo o Facebook. Eso, ha despertado preguntas entre la población de a cuántas personas se espiaron, bajo qué criterio y, especialmente, si se les concedió algún tipo de beneficios o ganancias a aquellas empresas que entregaron información a los servicios secretos. Por el momento, Facebook y Google han pedido al gobierno estadounidense que les deje elaborar un informe público para explicar qué información entregaron.

Por otro lado, Estados Unidos también espió a sus socios de la Unión Europea, con los que tiene una política militar y una estrategia de seguridad común a través de la OTAN. Esto se realizó a través de la colocación de micrófonos en las oficinas europeas de Bruselas, Washington y Nueva York (en la sede la ONU). ¿Para qué Estados Unidos iba a espiar a Europa si tienen una estrategia común en materia de terrorismo? En este caso, parece ser que es un tema comercial, pues es en la única área en la que compiten. Precisamente hoy, arrancan las negociaciones para alcanzar un acuerdo comercial entre Washington y Bruselas. UE ha pedido que Estados Unidos de una explicación sobre las escuchas como muestra de confianza cara al acuerdo, pero la Casa Blanca  se ha lavado las manos diciendo que elaborará una investigación y, así, de momento, evitar dar una explicación formal.

Siguiendo el ejemplo de la Guerra Fría, Estados Unidos también ha espiado al que, seguramente, es su actual enemigo, China. Si bien los presidentes de los dos países se hicieron una foto común el 6 de junio y dijeron que estaba naciendo unas nuevas relaciones entre Washington y Pekín, la realidad es que el gigante asiático es la segunda economía mundial, se ha convertido en el primer socio inversor de África, sus tentáculos se están expandiendo por América Latina y tiene la reserva de dólares más grande del mundo, por lo que su influencia política y económica se está esparciendo por todo el planeta.

Pero tal vez, el episodio más inquietante de todos, es que la administración Obama ha espiado periodista de Associated Press (AP), que es la agencia de noticias de Estados Unidos. Esta Agencia es pagada por los medios de comunicación de Estados Unidos, para que elabore noticias, vídeos y fotografías que luego se publicarán en los medios de comunicación. ¿Por qué Obama quería espiar a periodistas? El Departamento de Justicia de Estados Unidos espió de abril a mayo de 2012, 20 líneas telefónicas de AP por una información que dio esta agencia sobre que el gobierno había frustrado un posible ataque de una célula de Al Qaeda en el Yemen para atentar contra un avión que tenía como destino Estados Unidos. Para los periodistas, esto limita su función de informar a los ciudadanos porque, entre otras cosas, las fuentes no se sienten seguras revelando información, por lo que dificulta la labor de hacer una información independiente a la que ofrece el gobierno de Obama. Además, cuarta la libertad de prensa, ya que los periodistas se pueden sentir amenazados (o espiados) mientras realizan su trabajo.

Todos estos actos de espionaje se realizan en nombre de la seguridad y en pro de la defensa de los intereses de los Estados Unidos, pero la realidad es que están recortando las libertades de los estadounidenses y que cada vez más personas quieren oír una explicación. Por eso, Obama quiere coger cuanto antes a Snowden que, supuestamente, está en el aeropuerto de Moscú, porque cada vez se le suman más nombres a la lista de personas o instituciones a las que tiene que dar explicaciones por la red de espionaje que se ha construido en ese país y que, claramente, va más allá de la lucha contra el terrorismo, porque sino no hubieran espiado a la UE, ni AP ni a sus ciudadanos.

Desde los años 70, no se veía en Estados Unidos un caso tan grande de espionaje. En ese entonces, periodistas del Washigton Post  dieron a conocer que la administración republicana había espiado miembros del partido demócrata, así como del propio gobierno. Este caso, conocido como Watergate, llevó a renunciar al presidente Richard Nixon, el único mandatario estadounidense que ha dimitido a este cargo.

Y si bien ahora es diferente, porque, el espionaje se ha hecho bajo el amparo de la lucha contra el terrorismo y, según una encuesta reciente, el 55% de los estadounidenses está a favor de las políticas de espionaje y de retroceder en libertades en pro de la seguridad; por el bien de Estados Unidos, de la política nacional e internacional de ese país y por la reputación de su presidente, Obama debería comparecer para dar una explicación a sus ciudadanos, a los medios de comunicación y socios internacionales del porqué y el cómo se ha llevado a cabo este espionaje. Así, por lo menos, Obama demostraría que pese a las escuchas, ese país aún puede dar ejemplo de cómo debe comportarse un presidente cuando se equivoca.

Núria Segura Insa

nuriasegura@gmail.com

Twitter: Nuriasein

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