Antes de nada, quiero destacar hoy el éxito de las medidas de seguridad en la Fórmula 1, que han impedido una tragedia en el terrible accidente que ha sufrido Fernando Alonso con Esteban Gutiérrez. Afortunadamente, el asturiano solo sufre contusiones y todo ha quedado en un susto. Eso es, sin duda, lo más importante del GP de Australia.

Dicho esto, me gustaría comentar el bochornoso espectáculo que ha dado Max Verstappen en Melbourne. El piloto holandés no ha parado de quejarse por radio durante toda la carrera, lanzando dardos contra su compañero, Carlos Sainz, y contra su equipo, Toro Rosso.

Aunque la FOM ha ocultado algunas comunicaciones de radio para no escuchar los improperios de Verstappen (quizás merecería alguna advertencia de la FIA), sí que se han escuchado parte de sus lamentos. El primero, cuando ha visto que Sainz paraba antes que él en la última parada en boxes y le ganaba la posición:

«¿Cuántas veces he dicho que tenía un problema con los neumáticos? ¡Yo tenía que haber parado primero!»

Posteriormente, Verstappen se ha encontrado detrás de Sainz y ha empezado a presionar al piloto madrileño y al equipo, reiterando por radio que Carlos no podía adelantar a Jolyon Palmer y exigiendo que le cediera la posición para intentarlo él:

«¿Puedo intentar adelantarle yo? Estamos perdiendo mucho tiempo, ¡dejadme probar a mí!»

«Soy más rápido que Carlos y no estamos haciendo nada. ¡Esto es una jodida broma, de verdad!»

Indignante ha sido escuchar cómo el equipo Toro Rosso se plegaba a las exigencias de Verstappen y le mandaba este mensaje a Carlos cuando estaba en plena lucha con Palmer. Así ha sido la conversación con Sainz:

Toro Rosso: «Carlos, aprieta»
Sainz: «Estoy apretando, estoy apretando. ¡No me digáis que apriete!»
Toro Rosso: «Ok, intenta adelantarlo, si no haremos un intercambio de posiciones en la siguiente vuelta»

Afortunadamente, Carlos ha sido capaz de adelantar a Palmer y ha mantenido a raya al llorón de Verstappen hasta la meta.

Y eso que el holandés ha estado a punto de tirar a la basura la carrera de ambos cuando ha intentado adelantar a Sainz de forma temeraria en las últimas vueltas, provocando un peligroso toque, que le ha costado a él un trompo y del que, por suerte, el español ha salido indemne. Aquí el momento del toquecito:

PD. El considerado ‘niño prodigio’ de la Fórmula 1 ha aparcado hoy el calificativo de prodigio y se ha quedado solo con el de niño.