Es digno de elogio que Ferrari y Fernando Alonso hayan intentado ganar la carrera de Canadá, pero también es cierto que el exceso de ambición se ha convertido en una trampa letal para sus intereses.

Fernando tenía todo a favor para haberse asegurado un segundo puesto, que le mantendría en lo alto del Mundial e, incluso, le habría servido para aumentar su ventaja de líder sobre Sebastian Vettel. El segundo puesto era un grandísimo resultado en un circuito de Montreal que desde Ferrari habían calificado como muy poco propicio para el F2012.

Sin embargo, en la escudería italiana han puesto hoy demasiados puntos en juego sin necesidad y se han equivocado. Como dice Alonso, no hay que buscar culpables porque otras veces han acertado, pero también hay que admitir los errores y hoy, en Montreal, se han equivocado.

Como espectador se agradece ese espíritu ganador del equipo Ferrari y de Fernando Alonso. Querían arrebatarle la victoria a Lewis Hamilton y lo han intentado. Pero para ganar un campeonato del mundo también hay que saber mantener la cabeza fría en determinados momentos y hoy era uno de esos momentos.

El McLaren de Hamilton era mucho más rápido que el Ferrari de Alonso en el Gilles Villeneuve y en Ferrari tenían que haber asegurado el botín del segundo puesto. Era demasiado valioso para ponerlo en peligro.

PD. Que Hamilton haya sido el séptimo ganador diferente en siete carreras es todo un lujo para el espectáculo de la Fórmula 1. Estamos, seguramente, ante el Mundial más igualado de la historia.