George Russell, en Sakhir (Foto: EFE).

El pasado GP de Sakhir ha marcado un antes y un después para la reputación de Lewis Hamilton en la Fórmula 1, especialmente para aquellos que lo consideraban una especie de semidios y que lo idolatraban como el mejor piloto de la historia sin ningún tipo de discusión.

Con esto no quiero decir que Hamilton sea ahora un piloto del montón, ni mucho menos, pues considero que sigue siendo uno de los más grandes, pero sí que lo ocurrido en Sakhir ha confirmado que haber ganado seis mundiales casi consecutivos con Mercedes no es motivo suficiente como para ser considerado el mejor piloto de la historia de forma automática. Al contrario, es algo muy discutible.

Ha sido el joven George Russell quien se ha encargado de enterrar el mito de Hamilton porque en su primer fin de semana con el Mercedes de Lewis demostró sobradamente ser capaz de ganar la carrera. De hecho, si no la ganó fue por mala fortuna y por alguna decisión dudosa del equipo alemán.

Russell es, sin duda, una de las grandes promesas de Fórmula 1 y apunta a futuro campeón del mundo. Y también es cierto que ha sido probador de Mercedes y miembro de su academia de jóvenes pilotos, así que el monoplaza no era del todo desconocido para él, pero una cosa no quita la otra.

Difícilmente un piloto puede ganar una carrera en su primer fin de semana con un coche si no estamos hablando de un monoplaza estratosférico con el que muchos pilotos habrían sido campeones del mundo. Y no es que lo diga yo, pues antes de ver a Russell con el Mercedes, ya lo advirtió Max Verstappen cuando dijo que «el 90% de la parrilla podría ganar» con ese coche.

Para resumir, Russell ha demostrado que más que ganar 6 mundiales con Mercedes, lo que ha hecho Hamilton es perder un Mundial con Mercedes (2016). Y por cierto, también ha demostrado a los jefes de la escudería alemana que no hace falta pagar un sueldo multimillonario a Lewis para ganar el campeonato.

PD. De donde ha dejado Russell la reputación de Bottas, mejor no hablo…