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Cuba, ¡qué bonita es Cuba!

Ramón Jáuregui Atondo. Eurodiputado y Co Presidente de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat).

¿Qué tiene Cuba para seguir atrayendo la atención internacional cincuenta años después de su revolución? A pesar de ser sólo una isla más del Caribe, de tener una población y un PIB insignificantes en relación con el continente americano o de carecer de recursos minerales estratégicos, Cuba sigue ejerciendo un enorme influjo sobre América Latina y el mundo, en todos los órdenes. Es como un icono ideológico con su revolución de 1959 como estandarte, a lo que se añaden sucesivamente el embargo norteamericano, la influencia soviética antes y venezolana hoy, la crisis de los misiles de 1962, el fracaso de su modelo económico, su resistencia a la democracia y mil cosas más, con los hermanos Castro a la cabeza, que hacen de ese país un extraño objeto de deseo político en todo el mundo.

Obama ha sido valiente y ha abierto otro camino. Ha iniciado conversaciones políticas, ha reanudado relaciones diplomáticas, ha suprimido a la isla de la lista de países relacionados con el terrorismo y muy probablemente levantará el embargo paulatinamente. Unos meses antes del 18 de diciembre pasado, en que se anunció el inicio de conversaciones, la UE ya las había empezado, con el fin de suscribir un Acuerdo Bilateral UE-Cuba en materias políticas, económico-comerciales y de cooperación. Es posible que ese acuerdo se firme el año que viene.

Una bandera de Estados Unidos ondeando sobre un bicitaxi este miércoles en una calle de La Habana. (EFE)

Una bandera de Estados Unidos ondeando sobre un bicitaxi este miércoles en una calle de La Habana. (EFE)

Estoy totalmente a favor de esta estrategia. Incluso para conseguir la democratización de la política cubana y el respeto pleno a los Derechos Humanos en la isla. La opuesta, es decir, todas las políticas de acoso y derribo al régimen cubano, los bloqueos, embargos, incluidas las sanciones de hecho a sus exportaciones o a las inversiones en el país, no han producido ningún resultado en cincuenta años. Se ha probado todo, hasta las invasiones a la isla.

Pero no nos llamemos a engaño. Ya les aseguro que tampoco habrá grandes cambios políticos a corto plazo. Las autoridades cubanas siguen orgullosos de su régimen y entienden la democracia como un elemento perturbador de su revolución. Cuando EE UU y la UE les exijamos reconocimiento y respeto a la oposición política, libertades de prensa, de expresión, de manifestación, etc., ellos lo seguirán considerando una injerencia y nos pedirán respeto a su soberanía.

Es muy probable que los acuerdos a los que lleguemos tengan problemas para el control en el Senado norteamericano y en el Parlamento Europeo, con las fuerzas políticas partidarias de poner muy alto y muy claro el listón de nuestras exigencias democráticas a Cuba. Les aseguro que los republicanos en EE UU y el Partido Popular Europeo se van a oponer a ratificar estos convenios, en el caso de que lleguen a las cámaras. En EE UU, porque el lobby cubano es muy fuerte y en Europa, porque los conservadores de los países del Este son profundamente anticomunistas. Y sin embargo, yo estoy convencido de la enorme oportunidad y el elevado acierto de estas iniciativas, especialmente del golpe de timón que ha dado Obama.

¿Cómo y cuándo llegará la democracia a Cuba? Sin duda, por la apertura que tendrá que experimentar el país como consecuencia de los enormes intercambios que se aproximan. Intercambios de mercancías, de inversiones, de tecnología, de personas. Apertura a las empresas, al turismo americano y europeo, a los espacios radioeléctricos y de telecomunicaciones. Cuba no puede seguir energética y económicamente aislada. Venezuela ya no puede darle el petróleo gratis y la economía cubana no puede seguir empobrecida y atrasada, redistribuyendo igualdad en la miseria. El reto de esa revolución hoy es mantener sus principios socialistas en una economía de mercado abierta al mundo. Éste debería ser el horizonte de los dirigentes que sucedan a los Castro. Un proyecto redistribuidor de una economía productiva que crezca, que genere riqueza. Sin renunciar a los logros de estos años, una de cuyas muestras es el ejemplo de solidaridad que han dado la sanidad y los médicos cubanos curando el ébola en África.

Eso, y la biología (los Castro no son eternos) producirán un paulatino pero inexorable camino a la democracia, sin que Cuba tenga que renunciar a los proyectos políticos mayoritarios. Al fin y al cabo, si los dirigentes cubanos están tan seguros de su apoyo social, no será difícil comprobarlo en elecciones democráticas libres y transparentes. Así vendrá la democracia a Cuba y espero que también el progreso y el verdadero socialismo.

Un joven camina junto a un muro con una estrofa del himno nacional de Cuba el miércoles 15 de abril de 2015, en una calle de La Habana. (EFE)

Un joven camina junto a un muro con una estrofa del himno nacional de Cuba el miércoles 15 de abril de 2015, en una calle de La Habana. (EFE)

El día que Podemos ganó las elecciones

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Por Pablo Soto (@PabloMP2P)

Pasó ante nuestros ojos, y ni de puntillas ni en silencio, sino en prime time. Una revolución democrática sacude el país con fuerza desde hace varios años. Y aunque nadie parece reconocerlo, Podemos ya ha ganado las elecciones.

Fue una noche, hace ya un año, cuando el virus bueno, el virus democratizador, alcanzó la hegemonía. Mercedes Milá presentó a la audiencia un juego dentro del juego de Gran Hermano. Una aplicación para participar en tiempo real mediante el teléfono móvil: Appgree. El mecanismo era sencillo, la organización del programa preguntaría en directo, y la gente respondería y votaría en la aplicación, para alcanzar la mejor respuesta colectiva. Lanzaron la pregunta a los miles de espectadores -«¿A quién creéis que Raki dará sus puntos?»

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Y entonces sucedió. Tras varios años de gritos de «¡Democracia real ya!» y «¡No nos representan!», de plazas tomadas, de mareas ciudadanas, de desahuciados empoderándose y plantando cara a los bancos, de cambios en el sentir y de colapso gradual del bipartidismo, la rebelión democrática se asomaba a uno de los últimos bastiones del régimen: el circo máximo, Gran Hermano. La gente no contestó a quién creía que nominaría Raki, la gente rugió -«Queremos nominar nosotros.»

Podemos aún no había nacido y ya había ganado.

Un año después, Podemos preguntó en Appgree con qué tres palabras identificaba la gente a Podemos. La respuesta con más apoyo fue «Democracia, participación y transparencia». Y la segunda también, y la tercera, y la cuarta… sólo había combinaciones de esas tres palabras. La respuesta se repetía, y repetía el espíritu que permitió que la audiencia empezara a marcarle el ritmo, aunque fuera por un rato, a Telecinco un año antes.

Ahora Podemos se está dotando de estructura para llevar a las instituciones lo que en la calle ya ha ocurrido: el anhelo de profundización democrática. Más de 150.000 personas están participando en el proceso, el equivalente en nueva política al viejo congreso fundacional de partido.

Para que la estructura de Podemos responda a estos anhelos no basta con que el discurso hacia fuera los contenga. No es suficiente brindar al sol con frases que describan los resultados que la gente quiere: democracia, participación y transparencia. Aunque cuente ya con la tecnología, para que Podemos sea vanguardia de la revolución democrática hace falta que se cumplan otras tres condiciones.

La primera es que existan mecanismos reglados concretos de transmisión de poder de abajo a arriba. No basta con decir que si la mayoría quiere algo, se cumplirá. Si no se reglamenta a fondo el mecanismo, depende de la voluntad de la ejecutiva que estos resortes funcionen. Y no, no basta con votar lo que Pablo Iglesias quiera proponer para votación, que se lo pregunten a Mercedes Milá.

Las propuestas están siendo sometidas a votación en la página http://participa.podemos.info. La del equipo de Pablo Iglesias contiene reglamentos concretos que hemos desarrollado pensando en clave de democracia. Cualquier persona puede proponer, y si recibe el voto del 0,2% de los inscritos, se inicia un proceso que con el apoyo del 10% culminará en una consulta vinculante a todos los inscritos. Una suerte de Iniciativa Legislativa Popular, pero vinculante en vez de vergonzante. También están perfectamente reglados los procesos revocatorios a los que están sujetos los representantes en Podemos. Otras propuestas alternativas contienen mecanismos menos tasados, dejando la efectividad de estos procesos a la buena voluntad del equipo que vaya a desarrollar el reglamento.

La segunda condición es que el equipo, la ejecutiva que saldrá de este proceso, tenga voluntad democratizadora. Aunque podríamos especular, en realidad sólo hay una forma de saberlo.

Pero, y aquí llega la tercera cuestión, no es la tecnología la que democratizará Podemos por sí sola, ni unos estatutos, que al fin y al cabo se pueden cambiar posteriormente, ni tampoco el equipo de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre. No. Lo único que puede hacer revolución, lo que convierte a Podemos en el partido más democrático que hayamos conocido es el empoderamiento ciudadano. Es la gente, miles de personas participando constantemente en el proceso, llevando las riendas y sabiéndose dueñas del proceso.

Eso es lo que da miedo en la caverna, esta es la revolución.