Archivo de diciembre, 2015

La energía: ¿un negocio o un bien de primera necesidad?

mabel

Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

El pasado domingo en el programa Salvados de La Sexta sobre la pobreza energética estuvieron presentes los dos últimos ministros competentes en energía que hemos tenido, Miguel Sebastián, por el Partido Socialista, 2008-2011, y José Manuel Soria por el Partido Popular, 2011-2015.

A pesar de la en teoría diferencia ideológica entre ambos, quedó patente que para los dos la energía solo tiene un criterio económico y que el problema de la pobreza energética no existe y si existe ya han cumplido con el bono social, posibilidad de acogerse por una serie de colectivos a un descuento del 25% de la factura de electricidad, idea perversa que reguló el ministro Sebastián y que ha mantenido y defendido el ministro Soria.

La idea es perversa porque no cubre las necesidades, el que no tiene 100 tampoco tiene 75, y sobre todo porque los que se pueden acoger no son los que mayoritariamente lo necesitan al no incorporar criterios de renta en la aplicación de las ayudas, situación en la que existía un compromiso desde el verano de 2014 por parte del gobierno actual.
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La conversación, distendida con el ministro Sebastián, que teóricamente iba para demostrar su sensibilidad por estos temas, se tornó extrañeza cuando, manteniendo el criterio economicista que caracteriza a un liberal de un gobierno socialista, comentaba que la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona de crear un operador eléctrico propio según su criterio solo permitía ahorrar 0,5€/MWh, que es en teoría el margen de la comercialización de energía que obtendría según las actuales reglas del mercado. Vamos, un pequeño botín para alguien que está acostumbrado, como dijo, a ver los grandes beneficios del Sistema Eléctrico.

La posición contraria de los Ministros Sebastián y Soria se manifestó cuando la Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, planteó su iniciativa de crear un operador eléctrico propiedad del ayuntamiento. Ambos ministros mostraron su oposición a la misma por la invasión de competencias del ayuntamiento con respecto al gobierno central, cuando en realidad tendría que entenderse que el Ayuntamiento decide llevar a cabo la iniciativa como consecuencia de la dejación de funciones y de la obligación de cubrir las necesidades energéticas básicas de los ciudadanos, cosa que hasta ahora los últimos gobiernos de España no han hecho.

La idea del Ayuntamiento de Barcelona hay que entenderla bajo la consideración de que la energía es un bien de primera necesidad, tan primordial como puede ser la sanidad o la educación… y que por tanto las inversiones y activos de generación de energía eléctrica del Ayuntamiento tienen como motivación principal cubrir un servicio que la Administración Central no ha querido regular para que se cubra.

Cuando los responsables de energía, como vimos el pasado domingo, independientemente de la ideología y de forma continuada, adoptan criterios economicistas defendiendo a quien se defiende solo y no a los ciudadanos que les capacitaron para desempeñar sus cargos, tenemos un grave problema que no es otro que el incumplimiento del mandato que recibieron acompañado de falta de transparencia y de justicia social en el desarrollo de sus funciones.

Créanme, la falta de conocimientos o la falta de capacidad puede llegar a ser solventable. Lo que no lo es es la falta de sensibilidad y de solidaridad.

GTRES

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En París nos jugamos mucho y el 20-D nosotros decidimos

mabel

Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

  • En España producimos el 28% de la energía que consumimos, 20 puntos menos que la media de la Unión Europea y con una dependencia del petróleo y el gas natural del 63%.
  • El 75% de nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero proceden del consumo de energía.
  • En los últimos 4 años hemos gastado una media de 43.000 millones de euros al año lo que ha supuesto que un 4% de nuestro producto interior bruto se destine a la compra de combustibles ineficientes y contaminantes.
  • Desde 1990 hemos incrementado un 20% las emisiones frente a una reducción del 15% en la Unión Europea.

Impresionante ¿verdad?

La cuestión no es cómo hemos llegado a tener estas cifras, sino cómo hemos podido mantener un modelo económico y energético tan poco racional que nos ha convertido en un país dependiente, poco respetuoso con el medioambiente y económicamente ineficiente.

9820-944-550Desde todos los organismos internaciones se ha mantenido que la única posibilidad de poder diseñar un futuro más sostenible es a partir de una apuesta decidida por el ahorro, la eficiencia energética y las energías renovables.

Podríamos mostrar nuestra satisfacción por el hecho de que España mantuvo en el pasado un liderazgo tecnológico e industrial claro a nivel mundial que debería permitirnos avanzar con paso firme hacia un futuro con menor dependencia, más limpio y más competitivo, si no fuera porque en estos últimos 4 años se ha llevado a cabo una política energética más preocupada por mantener el sector energético tradicional que por la adaptación al futuro de nuestro modelo productivo.

En la legislatura a punto de terminar se decidió que las energías renovables y la eficiencia energética, en contra de la opinión de todo el mundo, no solo no eran la solución, sino que eran el problema. De hecho, si damos un ligero repaso a la política energética llevada a cabo, podemos encontrar la respuesta al por qué tenemos un panorama tan deprimente:

  • Por decisión política se ha producido una moratoria real para no instalar más energías renovables. Es verdad, hemos crecido en aportación relativa, como dice el Gobierno, pero este incremento se ha debido a que la demanda de energía, por causa de la crisis económica, se ha situado en niveles de hace 10 años.
  • Se ha perdido, mediante un cambio legislativo, la seguridad jurídica de todos los que en el pasado invirtieron en renovables alterando de forma clara la credibilidad y la confianza de España. Hoy en día somos el país con mayor número de demandas de arbitraje en tribunales internacionales.
  • Se ha elaborado una regulación que hace inviable generar energía eléctrica en el lugar de consumo, medida reconocida para fomentar una cultura energética responsable y participativa por parte de los consumidores.
  • Disponemos de los combustibles más baratos de la Union Europea, por menor presión fiscal, lo que impulsa su consumo, y de la electricidad más cara. Fomentar el consumo de electricidad debe ser la línea de futuro ya que no contamina cuando se consume, es más eficiente que el uso de combustibles y puede ser generada por energías renovables.
  • Nos opusimos a la Directiva de Eficiencia de la Unión Europea y tras su transposición al ordenamiento jurídico español ha sido poco comprometida.
El 10% de los hogares españoles sufre pobreza energética, el triple que antes de la crisis.

El 10% de los hogares españoles sufre pobreza energética, el triple que antes de la crisis.

Y todavía más preocupante es que en los últimos años ha ido incrementándose de forma dolorosa e inasumible la aparición y crecimiento de la pobreza energética, que por insuficiencia de ingresos, por altos costes de la energía o por deficiencias en la construcción de las viviendas, ha supuesto que haya más de 4 millones de hogares en España que no logran mantener condiciones mínimas de confort térmico. Esta situación ha sido tratada en la mayoría de los países de nuestro entorno mediante el desarrollo de marcos legales que protegen a los más desfavorecidos considerando a la energía como un bien básico. Por el contrario, en España solo nos hemos limitado a negar el problema.

Este empeño en cambiar el marco de seguridad jurídica ha llevado a la ruina a muchos particulares que, confiando en dicho marco, invirtieron sus ahorros en plantas fotovoltaicas sin que hayan recibido el más mínimo apoyo por parte de la administración.

Paradójicamente nos encontramos que el efecto de la pérdida de seguridad jurídica en algunas empresas de primera línea, cuya supervivencia está en entredicho, empiezan a encontrar propuestas de salvamento que acabaremos pagando todos los españoles y supondrán mayor cuantía que la que en su día se dijo que nos ahorramos. Es decir, corremos el riesgo de socializar las pérdidas una vez que ya se privatizaron los beneficios.

En París nos jugamos el futuro pero nuestra respuesta como país y nuestra capacidad de actuar se decide el próximo 20 de diciembre en unas elecciones que deben servir para subvertir el modelo energético actual y convertirlo, de una vez por todas, en el verdadero motor de una economía sostenible que genere valor y empleo.

COP 21: lo urgente es actuar, no discutir

mabel

Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundacion Renovables, y primer director de la Agencia de Medioambiente Europea.

¿Por qué hemos venido dando una respuesta tan pobre ante la realidad y amenaza creciente del cambio climático? ¿Qué es lo que debe cambiar en París para dar la vuelta a la situación y empezar a dar respuestas globales esperanzadoras para convertir esta COP 21 que arranca esta semana en un punto de inflexión?

Para dar respuesta a la primera pregunta es ineludible denunciar la presión de los grupos interesados en que continuemos con una economía –incluso una sociedad— adicta al petróleo, adicta al carbono (como ya señaló en los años 90 el entonces Presidente Bush con respecto a la sociedad americana). La primera barrera es, sin duda, la influencia de esos lobbies energéticos que primero negaron el cambio climático, luego lo relativizaron y que ahora cínicamente dicen combatirlo mientras maniobran para bloquear las medidas que deberían mitigarlo. Por culpa de esa presión —tan eficaz como eficiente por los medios de los que disponen— no hemos sido capaces de trasladar a la sociedad algo evidente: existe alternativa al consumo abusivo de los combustibles fósiles. Esa alternativa está disponible ya, es viable técnica y económicamente, está funcionando, no es una utopía y consiste en apostar por la eficiencia energética y las renovables. Solo es necesario un requisito: la voluntad política de superar la influencia de esos intereses fósiles que pretenden perpetuarse.

Granja solar en Filipinas.

Granja solar en Filipinas.

Para que esto cambie y la COP 21 abra una nueva etapa es necesario darle la vuelta a un planteamiento hasta ahora reactivo (no hacer, no emitir, no usar combustibles fósiles) para pasar otro proactivo (eficiencia energética, apostar decididamente por las renovables). En París se debería haber superado ya el debate sobre los objetivos de reducción de emisiones para hablar desde ya de eliminar definitivamente las subvenciones a los combustibles fósiles, de poner los impuestos disuasorios necesarios a su uso y de aprobar los planes de inversión en políticas de eficiencia y renovables. Sí se dedicara a inversiones en renovables lo que se destina a subsidios a los combustibles fósiles saldríamos del circulo vicioso de la economía fósil y entraríamos en el virtuoso de las renovables.

Si se están produciendo ya, a pesar de todas las dificultades, hechos tan significativos como que las renovables representan en inversión a nivel global más que el resto de las tecnologías o que las entidades financieras ya no dudan en descontar los activos relacionados con los combustibles fósiles, o que el propio Fondo Monetario Internacional recomiende recientemente a las empresas energéticas diversificar su negocio y activos ante la necesaria, inexorable y oportuna desenergización y descarbonización de la economía que puede convertir esos activos ligados al carbono en “activos tóxicos”, lo que tienen que hacer los Gobiernos no es discutir sobre cuánto van a reducir sus emisiones sino cómo y cuánto van a invertir para conseguirlo.

El nuevo planteamiento que debe imponerse, y que también defiende el equipo negociador, consiste en romper el esquema que podríamos definir como gubernamental, con compromisos de “arriba a abajo”, hasta ahora poco eficaces, y enriquecerlo con compromisos o acciones, sobre todo acciones, de “abajo a arriba” involucrando directamente a todos los actores sociales, empresas, municipios y grupos activos de la sociedad civil.

Barack Obama, pronuncia un discurso durante la sesión inaugural de la cumbre del Clima (COP 21)

Barack Obama, pronuncia un discurso durante la sesión inaugural de la cumbre del Clima (COP 21)

Por eso es muy importante uno de los cuatro pilares de esta cumbre que es la llamada Agenda para la Acción, una iniciativa muy innovadora, que recogería compromisos de autoridades locales (pacto de los Alcaldes…, “ciudades emisiones cero”), de grandes empresas o plataformas empresariales como el World Business Council for Sustainable Development o de la sociedad civil. En este contexto hay que destacar la decisión trascendental, por ejemplar, que han tomado recientemente grandes fondos, como el Fondo Soberano Noruego que ya no invierte en el sector de los combustibles fósiles, o lo que han hecho bancos de negocios tan importantes como el Barclays rebajando la calificación de los créditos para la industria de generación eléctrica convencional.

Sí, lo que el mundo necesita, y España tanto o más que cualquier otro país, son acciones, es ponerse en marcha. La Fundación Renovables en sus propuestas de política energética de cara a las próximas elecciones ha planteado 328 medidas para avanzar hacia un nuevo modelo energético como vector de cambio para una nueva economía y una nueva sociedad. El camino lo conocemos, es hora de saltar la barrera de los intereses convencionales y actuar. Es lo que esperamos de la Cumbre de París.