Mireia Pérez, pintora, guionista, cineasta, ilustradora: princesa urbana, de infinita belleza, que vive recluida en un estudio-ático de Valencia, sobrevive al día bebiendo sorbos de té y, de las noches a las madrugadas, inhalando pinturas con las que vomita cuadros donde las mujeres siempre sangran. Mireia Pérez baja a buscarme –pues no encuentro el portal de su casa- en una calurosa mañana de Valencia, en pantalón muy corto, como si yo fuera de piedra y no compuesto, principalmente, de carne débil e inteligencia corta.
-Me quedaré sólo 20 minutos – me prometo nada más verla- Le hago la entrevista y me voy por patas. Si estoy un minuto más seguro que empiezo a decir tonterías para ver si me la ligo. Hoy soy entrevistador –me repito- Entrevistador profesional, entrevistador profesional, entrevistador profesional, entrevistador profesional, entrevistador profesional –no dejo de repetir para tratar de convencerme.
Tras el saludo, entramos al ascensor que ha de subirnos a su estudio, lugar donde hemos pactado la entrevista. Me pongo nervioso: porque veo que se da cuenta que está encerrada, por unos minutos, en un habitáculo con un desconocido. Por un momento, me parece, sus ojos son inundados por un atisbo de duda: creo que piensa “espero que este tío no sea un violador” . Yo tengo tan poca personalidad que cuando alguien piensa algo mal de mí, me convence inmediatamente, siento que soy lo que imagina y me sonrojo y arrepiento de los pecados que la persona cree que he cometido en esta vida.
–No soy un violador –me repito mentalmente- no soy un violador, no soy un violador, no te lo creas Rafael Fernández, soy entrevistador, soy entrevistador, soy entrevistador –no dejo de repetirme- soy entrevistador, entrevistador, entrevistador, entrevistador.
-Tal como te dije por email, vengo a entrevistarte por tu corto –le digo-. Tu corto, protagonizado por una maravillosa Maria P. Bosch, me encantó:
-Hay algo que quiero contarte.
-¿Qué, mamá?…
-Tengo un desorden en el organismo. Cuando meo, me corro.
1.-¿Por qué hiciste este corto?
Realmente, es un trabajo para clase. Para una asignatura del primer ciclo de Bellas Artes. Pero, sobre todo, porque uno de mis objetivos en esta vida, entre otros muchos, es dedicarme al cine. Este corto es uno de mis primeros pasos en ese sentido. En clase se nos manda hacer ejercicios de este tipo, pero yo quise hacerlo con tiempo, en verano, con actrices profesionales y con mucha ayuda de amigos que quiero muchísimo.
2.-¿La idea de “una mujer que cuando orina, se corre” de donde vino? ¿Te ocurre eso a ti?
No. Ja, ja, ja. Esta idea, aparentemente tan descabellada, se me ocurrió estando con una amiga en un bar bar al que vamos mucho, y pensé, en un principio, protagonizar el cortometraje a su lado: porque ella es una persona muy introvertida y me hacía gracia que una persona que se calla tantas cosas se atreviera a contar eso: que cuando orina se corre. Pero, finalmente, opte por pasar la acción a una conversación entre madre e hija.
3.-¿Cómo conociste a la actriz teatral Maria P. Bosch?
Pues Maria es amiga de Joan Santamaría que además de ser mi amigo es mi peluquero. Maria vive cerca de aquí, vino a mi casa, leyó el guión sentada en este sofá, sola: yo estaba histérica: me subía por las paredes, hasta que, al terminar de leerlo, María esbozó una gran sonrisa y yo me sentí la persona más feliz del mundo. Maria se lo curró muchísimo, más que yo, y gracias a ella el corto salió mucho mejor de lo que yo esperaba.
4.-El corto tiene su no sé qué de Almodóvar ¿no?
No lo pretendíamos. Es decir: yo me puse a rodar, elegí el vestuario con las actrices: no teníamos planteado ningún estilo, los muebles son de casa de mi abuela y, cuando ya estábamos en la sala de montaje, nos dimos cuenta que el corto tenía un olor a Almodóvar.
5.-¿Cuánto tiempo duró el rodaje?
Dos días, en dos tardes: de seis horas cada una.
La alarma de mi reloj suena: los 20 minutos que puedo estar al lado de una chica guapa sin lanzarme encima acaban de llegar a su fin: he de salir de su casa corriendo. Me quedan muchas cosas en la libreta por preguntar: sobre todo por su gran obra de pintura e ilustración (expuesta, actualmente, en la sala naranja) pero ya habrá tiempo, si ella y los astros lo desean, de hacerle otra entrevista centrada, únicamente, en ese tema.
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-¿Te puedo hacer una foto delante de algunos de tus cuadros? –le pregunto.
-Bueno.
-¡Has salido guapísima a la primera!
Ella pone esta cara ¿Habrá notado que quiero rollo?:
Trato de resistirme. Pero no puedo. Es que ya han pasado 3 minutos de los 20. Empiezo a sudar de verdad.
-¿Me dejas sacarte una foto a tu lado? (es una buena excusa para acercarme, para tocar levemente un brazo)
-Bueno.
Yo no me doy cuenta. Pero ella posa de este modo:
Sin lugar a dudas, tras su aspecto elegante y angelical, Mireia oculta algo más… no he llegado a su interior…¿Estará poseída Mireia Pérez por un demonio obsesionado con la creación artística? ¿Por un artista que murió demasiado pronto y se metió dentro de su cuerpo para terminar las obras que soñó?… Sospechas…Salgo corriendo del estudio-ático de Mireia sin despedirme.