A pesar de ser fichado por el Real Madrid (en 1958) Luis Aragonés nunca vistió la camiseta blanca. Por cierto, menuda cara de animal que tenía, en ese tiempo, el hoy seleccionador de España. La casa blanca lo cedió al Recreativo de Huelva, Hércules, Plus Ultra, Oviedo…
Hasta que, ya desvinculado del club que jamás confió en él, comenzó su andadura en el Atlético de Madrid. En la temporada 1969-1970 obtuvo el trofeo Pichichi y en cuanto colgó sus botas se hizo entrenador de los rojiblancos. En 1975 ganó la Intercontinental.
Chiste de la vida: Raúl (que imagino actualmente deprimido en casa, sin querer follar ni nada y buscándose arrugas frente al espejo) no consiguió triunfar en el Atlético y se fue al Madrid. Aragonés no consiguió triunfar en el Real Madrid y se fue al Atlético. A Aragonés me lo imagino en el Tirol austriaco, rodeado de rubias y sin poder tener una erección debido a la edad. Creo que por eso es por lo que parece que está de mala leche siempre.
Como jugador, Luis Aragonés era un gran especialista en tiros de falta y penaltis. De los muchos goles que marcó, el que quizá más se recuerda, es este ante el Bayer de Munich en la final de la Copa de Europa. Tiró una falta y, en cuanto el balón sobrepasó la barrera, Luis alzó la mano en señal de victoria, sabiendo que iba a ser gol.
En este video lo podéis ver (es el primer gol que sale):