Alfredo de Hoces García es, sin duda, el mejor escritor de todos los que se han dado a conocer desde la blogosfera. Informático puro, nos ha «hecho ver» su plano existencial valiéndose primero de un blog y luego de un libro. Ganó en el año 2005 el premio de “Yoescribo.com” con «Fuckowski, memorias de un ingeniero» del que se acaba de sacar una segunda edición, revisada y extendida, tras agotarse la primera (que constaba de 500 ejemplares). Le he escrito un e-mail pidiéndole me contestara estas preguntas:
-¿Por qué una segunda edición de «Fuckowski, memorias de un ingeniero»?
Pues básicamente porque se agotó la primera. Yo quería sacar directamente una tercera edición, pero los de la Fundación Cabana me indicaron que sería conveniente sacar antes una segunda, más que nada para evitar confusión. Y ya que se reeditaba pues me tomé la molestia de corregir y ampliar el texto, incluir un prólogo del escritor Alejandro Párraga y cambiar la portada (ilustración de Rocío Galindo y diseño de José Antonio Santiago).
-500 ejemplares vendidos ¿Es mucho o es poco?
Depende. Es una cifra modesta, pero para ser una novela que sólo se vende en internet, en librerías por encargo y que no se ha publicitado en absoluto, es todo un éxito. Es la primera vez en la historia de YoEscribo.com que se reedita una obra. Además, casi todos los ejemplares los he firmado, empaquetado y enviado yo personalmente desde casa. Intento imaginarme ante mi a un grupo de quinientas personas, cada uno de su padre y de su madre, con mi libro en la mano y siento vértigo.
–¿Qué te ha aportado «Fuckowski, memorias de un ingeniero«? ¿Te ha cambiado?
No diría que me ha cambiado la vida, pero desde luego ganar un premio y ser publicado ha sido una experiencia muy grata y me ha animado a dedicarle más tiempo a la escritura. Además me ha permitido colaborar ocasionalmente con algún medio. En general ha sido un gran refuerzo positivo. Yo sigo siendo exactamente el mismo, sólo que ahora el escribir ha llegado a mi vida para quedarse.
-Ya has publicado en tu blog el primer capítulo de tu segunda novela ¿Qué es lo que vamos a leer? ¿Qué estas tratando de escribir?
El protagonista de «Fuckowski, memorias de un ingeniero» mira a su alrededor, no le gusta lo que ve, se arma de valor y echa a volar en busca de nuevos horizontes. En «Tren a la estación perdida» voy a ir narrando ese viaje. Es una novela ligera que narra las vicisitudes del joven inconformista que se resiste a ser un mileurista anclado a su hipoteca; un perfil bastante común en mi generación. Un buen montón de ejemplares de «Fuckowski» los envié al extranjero. Es lo que me apetece contar ahora que el tiempo nos ha dado la razón a todos esos que en su momento vimos que lo de hipotecarse en España con 25 años y un trabajo precario era una estupidez. Nos fuimos y sufrimos la incomprensión y el exilio. En su momento fue duro, pero ahora vemos el euribor al 5% y subiendo y no podemos más que sentirnos aliviados.
–¿Cuál es el sueño de Alfredo de Hoces?
No tengo grandes aspiraciones; lo único que le pido a la vida son cuarenta años mas de atardeceres mediterráneos. Retirarme al pedacito de playa que tanto me ha costado conseguir, pasear con mi perro por la orilla y volver a casa por entre los jardines, compartir las noches de verano con mis seres queridos… Esto es para mí la felicidad. Pero ya puestos a pedir, no estaría de más una epidemia de conciencia social y sentido común que asegure la continuidad de toda esta belleza que nos rodea y que tanto se empeñan algunos en destruir.
-¿Qué piensas del movimiento blog en España?
Creo que hablar del «movimiento blog» es como hablar del «movimiento café con leche de por la tarde»; no tiene sentido. Que un número de personas compartan una afición no significa ni que sean parte de un movimiento. Los blogs son como la opinión o el agujero del culo: todo el mundo tiene uno. La mayoría son prescindibles y no cumplen más función que alimentar egos; otros son buenos y algunos son una maravilla. Como cualquier otra cosa hecha por personas. Lo que pasa es que tendemos a dar una importancia sacrosanta a todo lo que hacemos; me hace pensar en los años de la EGB donde de pronto un buen día un chaval aparecía con un yo-yó y a los tres días todos teníamos uno y era lo más guay del mundo y todos íbamos a dedicarnos profesionalmente a ello de mayores. Hasta que se sustituía por alguna otra tontería. Y a todo esto, el kioskero forrándose a nuestra costa. No hemos cambiado nada.
-¿Cómo es un día típico en tu vida?
Lo preguntas como si yo fuera Britney Spears… Pues nada, me levanto antes de lo que quisiera, voy a currar, maldigo mi suerte, a la hora del almuerzo en la cantina considero la posibilidad de atracar un banco, a eso de las 5 me largo, voy al gimnasio, y a partir de ahí ya depende. Cuando hace buen tiempo en Dublín me doy una vuelta en bici por la bahía; los otros 364 días del año me voy a casa y escribo o leo o me emborracho viendo DVDs u oyendo música. La gracia está en los fines de semana; Dublín es una ciudad con mucha vida. Tiene los mejores pubs del mundo, rezuma talento musical por todas partes y está llena de gente joven con ganas de pasarlo bien. Además, apenas hay paro y una persona que cobre el salario mínimo puede permitirse vivir bien. Si quieres puedes viajar todos los fines de semana; hay vuelos directos desde Dublín a cualquier parte. En los últimos meses he paseado por un lago helado en Östersund, me he emborrachado en el Soho de Londres después de ver un musical, me he perdido por los canales de Amsterdam, he visto atardecer sobre el parlamento de Budapest y me han llevado a urgencias en un hospital de Oslo con una sobredosis de paracetamol (sí, hay que ser gilipollas).
-¿Cómo ven los irlandeses España?
«Espania, Lansaroti, Marbela, Fuengarola, mucho servesa, what the fuck are you doing in this miserable irish weather, buddy?» Adoran España. Creo que aún no he conocido a ningún irlandés que no se vaya de vez en cuando a Canarias, o a la Costa del Sol, o al norte… Muchos han comprado apartamentos. Les maravilla nuestra gastronomía y nuestro clima. Y los españoles les caemos bien.
¿Cómo ve un español (tú) a Irlanda?
Adoro este país, su gente, sus paisajes, su cultura. Hoy en día en Irlanda se viven unas circunstancias muy concretas: hace apenas 25 años se morían de hambre, y de pronto todo el mundo tiene una casa con jardin, un coche y un buen sueldo. Son gente sencilla que despues años de penurias ahora puede vivir la vida, y valoran las cosas importantes. Aún no han sufrido el lavado de cerebro publicitario que nos hace ver la vida como un eterno concurso a ver quién la tiene más larga. El país se ha modernizado a niveles prácticos, pero aún no dan muestras de la estupidización consumista típica de la clase media occidental. Al llegar aquí me resultó curioso ver que los empleados del banco iban a trabajar de traje y corbata con zapatillas deportivas. Es bastante simbólico. No centran su vida en el trabajo; no es extraño que un tipo llame a la oficina diciendo que no puede ir porque ayer se pasó de pintas de cerveza. Y santas pascuas; no se va a hundir la empresa por ello. Ven perfectamente normal dejar de trabajar de vez en cuando para viajar por el mundo con lo que han podido ahorrar. A mi, que venía de ser explotado 50 horas a la semana por un salario ridículo en un ambiente laboral hostil donde no nos dejaban ni resfriarnos y encima teníamos que dar las gracias, pues esto me resultó un alivio.
-¿Hay alguna edad o algún motivo por el que sea recomendable dejar de soñar?
Creo que ni se debe llevar el peso del mundo sobre los hombros ni se debe vivir soñando. Hay que soñar dentro de unos márgenes razonables; conciliar deseos y la realidad. Reajustar los sueños si es necesario. Las personas típicamente soñadoras siempre han tenido un halo de romanticismo que en muchos casos oculta inmadurez emocional o simple aversión a la responsabilidad. Ganas de tocarse los cojones, vaya. Incluso hay quien llega más lejos y simplemente se niega a aceptar la realidad. Es el camino más corto al manicomio. Creo que está bien perseguir los propios objetivos y luchar contra la adversidad, marcarse metas, sentirse siempre joven. Pero hay que trabajárselo uno mismo. Si de verdad se tiene un sueño, hay que sudarlo; si no, es una excusa para evadirse. Hace unos años conocí a un tipo que tenía 35 años e iba a ser actor. Trabajábamos juntos en un restaurante. El tipo no había pasado de hacer de payaso en algún cumpleaños, pero trataba de vivir como los grandes de Hollywood. Se emborrachaba dia sí día también. La quinta vez que llegó tarde al trabajo le despidieron, pero no le importaba. Iba a ser actor. No se buscó otro curro; estaba a punto de empezar un curso de interpretación. Salíamos de juerga por ahí y se acercaba a las mujeres con una gran sonrisa y les contaba que iba a ser actor. Luego me pedía cien euros para seguir la fiesta. «Te los devuelvo el mes que viene, que seguro que me dan un papel en una obra de teatro… Gracias tío, cuando sea actor te invitaré a todas mis fiestas». Al año y medio aún no había empezado el curso, estaba alcoholizado perdido, tenía una depresión de caballo, no pagaba el alquiler y a mí me debía 2000 pavos. No sé por donde andará ahora, supongo que seguirá soñando a costa del bolsillo de algún incauto.
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«Fuckowski, memorias de un ingeniero»de Alfredo de Hoces García-Galán. Premio de Novela YoEscribo/Fundación Cabana 2005. Segunda edición, corregida y ampliada.
Formato 11×17,5 centímetros, 300 páginas. Portada de tapa blanda plastificada mate e interior cosido. Cómpralo pinchando aquí.