Aeropuerto.
Hago cola para comprar el billete de avión: la chica que está delante de mi, me mira: asombroso: creo que le mola mi grasa, mi piel llena de granos, mi cabello sin cortar desde hace meses, mi barba de 5 días, mis gafas de friki: soy demoledor para una mujer así: será de esas, pienso, que no le gustan los musculosos ni los tíos buenos por chulos e inmaduros: será una de esas mujeres que prefieren los inofensivos: para estar a salvo: pobre: no sabe quién soy realmente: soy capaz de pegarle el sida (si lo tuviera) y romperle el corazón en menos de 5 segundos: que me dé una oportunidad y le desabrocho la camisa y me como sus tetas: le levanto la minifalda y me la follo en el suelo: me dan igual las cámaras de seguridad: mi polla lleva dura desde hace un año.
-¡Qué calor! –me dice.
QUIERE HABLAR: ¡QUIERE HABLAR CONMIGO!…pienso… estoy desentrenado ¿Qué puedo decirle?… debe de ser algo simpático…algo que le demuestre que soy un tipo abierto con el que pasar un buen rato: un tipo con sentido del humor: a las chicas les gusta que las hagan reír:
-Bueno –digo a la chica- Ya sabes lo que decía papá Pitufo.
Me mira extrañada: algo falla: no dice:
-¿Qué decía papá Pitufo?
No dice nada: simplemente se me queda mirando: con cara de pared: igual que me miran las paredes de mi casa: he de hablar yo: no soporto que me siga mirando de ese modo:
-Sí, mujer. Ya sabes: hay que pitufar, pitufar y pitufar.
La chica se gira: no vuelve a mirar para atrás, ni siquiera por error.